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Ibarreche anuncia que convocará un referéndum en 2008, independientemente de que ETA deje las pistolas. Cada vasco podrá ir, con la amenaza de la pistola en la nuca, a decir qué opina de que los vascos puedan decidir libremente.
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Deia revela que Zapatero conocía las intenciones de Ibarreche desde el verano, cuando ambos celebraron una reunión secreta, a pesar de lo cual el Presidente no ha comunicado nada a los españoles en estos meses acerca del asalto nacionalista a las estructuras del Estado.
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Ibarreche confirma que el Gobierno mantuvo el diálogo con ETA por lo menos hasta mayo, con tres muertos ya sobre la mesa. Ante esa velada amenaza de continuar con las revelaciones, Zapatero anuncia que recibirá a Ibarreche por el trámite de urgencia.
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Los sucesores de Batasuna se manifiestan impunemente, con la autorización del juez Garzón, por las calles de Lizarza, para poder meter presión, en ejercicio de su libertad de expresión, a una alcaldesa que se ha atrevido a izar la bandera española en territorio comanche.
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El director en funciones del ABC intenta utilizar la figura del monarca como parapeto en el tema del 11-M, vinculando en un editorial una supuesta defensa de la Monarquía y un ataque a los medios que investigan el golpe de estado que llevó a Zapatero a la Moncloa.
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El Secretario de Organización del mismo Partido Socialista que presenta, junto con IU, mociones en favor de la República en distintos ayuntamientos, que aprueba la colocación de murales contra la monarquía y que gobierna en coalición con quienes queman retratos de los Reyes, sale a la palestra para decir que el PP debería exigir a sus medios de comunicación afines que no ataquen a la Monarquía.
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Un periódico digital afín al PSOE publica un titular al más puro estilo cosa nostra, manifestando su retórica "preocupación" por la "integridad física" de los jueces del 11-M.
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Dos gángsteres de ERC son detenidos en Cataluña como responsables de las amenazas de muerte a Albert Rivera, amenazas realizadas después de salir de una reunión del partido independentista. Zapatero sigue sin anunciar a estas horas la ruptura de la coalición con quienes emplean tácticas sicilianas para acallar a los no nacionalistas en Cataluña.
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Los medios de comunicación catalanes silencian la noticia de la detención de esos dos gángsteres.
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Se consuma el desmantelamiento de la parte del sector energético español que no estaba controlada por sectores afines al nacionalismo, con la entrega de Endesa al gobierno italiano.
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Habiendo fracasado la entrega de Endesa a coste cero a la casta que rige los destinos del monipodio catalán, y no habiendo disminuido las necesidades de financiación de los componentes de la casta, se incrementan las inversiones en Cataluña en un 36% para 2008, dejando al resto de las regiones, salvo Andalucía, con las bragas al aire.
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El Partido Socialista de Cataluña presenta la primera promoción de comisarios lingüisticos, que tratarán de formar a los profesores catalanes en las técnicas para evitar que los niños puedan usar el castellano hasta en los recreos.
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El periódico de Zapatero, recién salido a los quioscos, abre la campaña contra los magistrados del Tribunal Constitucional que se oponen a convalidar un Estatuto que convierte definitivamente la Constitución de 1978 en papel mojado.
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El Gobierno de Zapatero sigue sin proponer la anulación del acuerdo parlamentario que autorizó la negociación con los asesinos y sigue sin instar la ilegalización de los herederos de Batasuna.
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El director del CNI incumple su promesa de comparecer en septiembre en el Parlamento para dar explicaciones acerca de ese espía doble que dedicaba sus esfuerzos en los días inmediatamente posteriores al 11-M a elaborar documentales contra el gobierno de Aznar.
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El gobierno Zapatero condecora al policía que ha conseguido la proeza de que los españoles no sepamos qué explosivo sirvió para asesinar a 192 personas el 11 de marzo de 2004.
En resumen, no ha pasado nada en los últimos días que no fuera casi previsible. El golpe de estado del 11-M sigue imponiendo su lógica y aproximándonos a la crisis.
A estas alturas, me temo que ya no queda margen ninguno: no estamos en condiciones de evitar que la crisis estalle. Aunque sí que podemos, y no es poco, gestionar esa crisis de la mejor forma posible. Las provocaciones irán en aumento en las próximas semanas: no les queda otra a los golpistas que tratar de exprimir la naranja hasta el límite antes de que suene la campana, intentar tensar la cuerda para ver si se rompe y buscar, sea como sea, la irreversibilidad de lo hecho.
Así que muchas tacitas de tila para aquéllos que sean propensos a la indignación, porque nosotros sí que no tenemos motivos para ponernos de los nervios.
Al fin y al cabo, no tenemos que ocultar nuestra participación en ninguna masacre. Ni nos espera ningún horizonte penal en caso de perder el PSOE las elecciones.