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Los enigmas del 11M

Reflexiones acerca de la masacre del 11-M

Publicaba ayer nuestro contertulio Belga un artículo muy recomendable sobre los orígenes de la teoría "del agua y el aceite", es decir, de la teoría sobre la supuesta colaboración entre ETA y los islamistas. ¿Comenzó ese tipo de teoría a circular ya desde el propio 13-M, es decir, estaban las primeras detenciones del 11-M destinadas a "poner sobre la mesa" algún tipo de conexión entre ambos grupos terroristas? Así parece indicarlo la secuencia de hechos que Belga describe con tanta exactitud.

En realidad, tenemos antecedentes que sitúan el origen de esa teoría el propio 11 de marzo: en la conversación telefónica con Zapatero la tarde del 11-M, que Pedro J. Ramírez describió en una de sus cartas del director, el que entonces no era aún sino candidato a las elecciones que habrían de celebrarse tres días después le dijo a su interlocutor que Felipe González sostenía que el 11-M era producto de la colaboración de ETA y los islamistas. ¿Era un intento de comenzar a circular ya la intoxicación? ¿Era un intento de sembrar la duda mediante una "teoría intermedia" a las dos que estaban ya circulando? ¿Era un ofrecimiento de "pacto", ante las dudas sobre la deriva que los acontecimientos pudieran tomar? ¿O era una simple opinión, sin más trascendencia, a la que tampoco es necesario buscarle ninguna explicación?

Lo que es indudable es que, desde entonces, el número de intentos por introducir con calzador esa teoría de la supuesta colaboración ETA-islamistas en el 11-M ha sido casi infinito. Que conste que estoy absolutamente seguro de que existen colaboraciones entre ETA y grupos terroristas islámicos; sería absolutamente imposible que grupos que se abastecen en los mismos circuitos no entren en contacto alguna vez u otra. Y, de hecho, los episodios de contacto entre ambos tipos de terrorismo están bien documentados. Pero aquí no estamos hablando de esos contactos genéricos, sino de los sucesivos intentos por introducir elementos que "demostraran" o "sugirieran" que ETA y los islamistas habían colaborado en el caso concreto del 11-M.

¿A qué obedecían esos sucesivos intentos? ¿Se intentaba (opción 1) que ETA apareciera de un modo u otro detrás de los "autores oficiales" del 11-M, para equilibrar la partida? ¿O lo que se intentaba (opción 2) era conseguir que la base social del PP aceptara (poniéndole el caramelito de la supuesta y nunca demostrada colaboración con ETA) que el atentado había sido obra de esos islamistas de guardarropía a los que nos habían presentado? Me inclino por la opción 2. Si de verdad hubiera habido alguien en nuestros servicios de información que hubiera querido hacer aparecer pruebas que apuntaran a ETA, las habría hecho aparecer de una vez, en lugar de marearnos a todos con chinos inexistentes que conocen a los etarras de Cañaveras, con zouhieres que cuentan cómo esos islamistas traficaban en Bilbao, con vídeos de falsos etarras subiendo por las escaleras de Atocha y demás tonterías por el estilo.

Que conste que no estoy afirmando que ETA no haya podido cometer el 11-M. Simplemente estoy diciendo que quien no lo cometió son estos supuestos islamistas que nos han presentado como culpables. Así que la conexión del 11-M con ETA, si es que existe, jamás se podría encontrar detrás de un Chino, de un Tunecino o de un Egipcio que nada tienen que ver con la masacre.

Se discute mucho en el blog, en estos días, de las posibles conexiones internacionales del 11-M: de si el 11-M fue una operación de servicios marroquíes, franceses o americanos, que se encuadraría dentro de una estrategia geopolítica más amplia. Permítanme los lectores una reflexión a este respecto, que enlaza con lo que estamos hablando.

La reflexión es la siguiente: esa conexión internacional del 11-M, en caso de existir, es absolutamente irrelevante en la fase en la que nos encontramos, por dos motivos. El primer motivo es que, si existiera, jamás podríamos (en el estado actual de cosas) llegar a demostrarla. Y elucubrar sobre algo indemostrable no deja de ser una forma de darse de cabezazos contra un muro y de perder, por tanto, un tiempo que podría dedicarse a otras cosas más útiles.

El segundo motivo es más importante: vamos a suponer que esa conexión o complicidad internacional existiera. Aunque fuera así, seguiría habiendo la necesidad de que esas instancias internacionales hubieran contado con complicidad local, a menos que achaquemos a la simple casualidad los tres atentados etarras abortados en vísperas del 11-M y que tan importante papel jugaron en el desarrollo de los acontecimientos: Chamartín, Baqueira, Cañaveras.

Es la existencia de esos tres "precursores" del 11-M lo que nos permite afirmar, con poco temor a equivocarnos, que ETA jugó un papel fundamental en la "puesta en escena" de la masacre. No estoy afirmando en modo alguno que ETA participara en la ejecución material del atentado (es más, no creo que nadie de ETA lo hiciera, como tampoco creo que lo hiciera ninguno de los supuestos islamistas detenidos por el 11-M, ni los muertos de Leganés, ni los supuestos huidos a Irak); simplemente estoy diciendo que esos tres atentados fallidos de ETA tenían la exclusiva misión de que el gobierno del PP culpara a ETA de la masacre nada más producirse el atentado. Lo cual exige, por supuesto, que alguien hiciera llegar a ETA las órdenes oportunas para que esos tres "cebos" se pusieran en marcha.

¿Podían tener los servicios de información de Estados Unidos, de Francia o de Marruecos confidentes infiltrados en ETA a los que transmitir esa orden? Todo es posible, pero quien seguro que sí los tenía son nuestros propios servicios de información.

Si partimos de la hipótesis de que confidentes de nuestros propios servicios participaron en la puesta en marcha de esos tres señuelos, todo encaja como un guante: la preparación del terreno mediante los tres cebos; el incremento de la tensión previo al 11-M, mediante la escenificación pública del encuentro de Perpignan entre Carod-Rovira y ETA; las dudas sembradas desde determinadas instancias políticas, antes del 11-M, sobre si la operación de Cañaveras era un montaje; la campaña de agitación callejera previa al 11-M, que preludiaba los acontecimientos que viviríamos entre el 11 y el 14 de marzo...

Encajan incluso algunas coincidencias temporales ciertamente asombrosas, como el golpe mortal a la cúpula de logística de ETA en abril de 2004, golpe que se realizó en dos fases: en Saint Michel el 3 de abril (coincidiendo con el episodio de Leganés) y en Chatelleraux el 16 de abril (último día de mandato del gobierno en funciones de Aznar). ¿Alguno de los detenidos en aquella doble operación era confidente nuestro? Tal vez. ¿Participó ese aparato de logística en los cebos colocados por ETA antes del 11-M? Forzosamente. Está claro que no fueron los dos pringados detenidos en Cañaveras los que prepararon la furgoneta que ellos mismos conducían hacia el Corredor del Henares.

Por tanto, sin negar que puedan existir conexiones internacionales en el 11-M, lo que sí creo es que forzosamente tienen que existir conexiones internas. Así pues, la forma lógica de proceder es tirar del hilo de las internas. Al otro extremo del hilo puede haber conexiones internacionales o no haberlas, pero no lo sabremos hasta que lleguemos ahí. Mientras tanto, elucubrar sobre esas hipotéticas conexiones internacionales sin tener ningún mísero dato del que tirar, no es sino perder el tiempo.

Y con esto volvemos al principio del artículo y a algunas de las discusiones que se están manteniendo en el blog sobre el por qué del silencio del PP a lo largo de estos cinco años. En realidad, la palabra "silencio" no es muy exacta, porque lo cierto es que buena parte de esas intoxicaciones sobre potenciales colaboraciones entre etarras e "islamistas del 11-M" han circulado desde entornos cercanos al PP. Hace un par de días hemos visto, por ejemplo, cómo el PP volvía a incluir en las listas europeas (debe de ser que cumplió muy bien su papel) a alguien que protagonizó uno de los episodios más tristes del juicio del 11-M, al montar, junto con su amigo el comisario omnipresente, un numerito lamentable delante de Gómez Bermúdez, para continuar enredándonos a todos en la chorrada de las supuestas conexiones entre esos supuestos islamistas del 11-M y los terroristas de ETA.

¿Por qué el PP se ha sumergido en el silencio? ¿Por qué determinadas personas del PP han contribuido incluso a hacer circular determinadas intoxicaciones absurdas? ¿Se debe, quizá, a algún tipo de imposición? ¿Está operando algún tipo de chantaje? ¿Puede ser que alguien le vendiera al PP, antes del 11-M, esas operaciones cebo de Chamartín, Baqueira y Cañaveras como si fueran la panacea con la que asestar el golpe definitivo a ETA y ganar de calle las elecciones (cuando en realidad lo que se pretendía era justo lo contrario), de modo que el PP quedara imposibilitado para siempre de hablar de lo que "verdaderamente" sucedió el 11-M, bajo amenaza de sacar los datos que demostraran que esos falsos atentados de ETA se organizaron con conocimiento del gobierno y que sugirieran que el 11-M podía ser, por tanto, otra operación similar, "pero que se les fue de las manos"?

Pudiera ser, aunque también habría otras explicaciones posibles. ¿Y si el silencio de determinadas personas del PP se debe a la simple imposibilidad de demostrar que lo que sucedió es lo que todos sospechamos que sucedió? ¿Y si lo que esas personas no tienen es la "pistola humeante" que demuestre, sin ningún género de dudas, quién es el asesino en esta tragedia, por lo que no pueden verbalizar sus sospechas, ya que no tendrían ningún efecto?

O bien, ¿y si el silencio de determinadas personas del PP se debe al puro y simple miedo?

En el juicio, el entonces Comisario General de Información, Jesús de la Morena, dijo algo de una importancia extraordinaria. Afirmó que la detención de Zougham el 13 de marzo fue "la mejor decisión de nuestra vida". Pero lo importante no es eso. Lo importante es cómo justificó el que esa decisión fuera tan acertada. En ese sentido, nuestro contertulio Rolon publicó un post el pasado 10 de marzo con el título "El dilema del prisionero" que, en mi modesta opinión, apunta en la dirección correcta. Jesús de la Morena justificó la decisión de detener a Zougham porque "iban a volver a atentar y el reloj jugaba en nuestra contra". ¿Quiénes iban a volver a atentar? Os recomiendo que leáis aquel post de Rolon y que luego os hagáis vosotros mismos la pregunta.

Y que a continuación os planteéis una pregunta adicional: si alguien organizara el 11-M para conseguir unos determinados efectos políticos, ¿se lo jugaría todo a una carta? Si vuestra respuesta es no, entonces la siguiente pregunta es obligada: ¿cuál hubiera sido a vuestro juicio el plan B, en caso de que el 11-M no hubiera bastado para conseguir los efectos deseados?

El 11-M no fue un episodio de mezcla de agua y de aceite. Para algunos, quizá fue simplemente "ajo y agua".

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