Lo confieso. Yo fui uno de los ingenuos que pensó desde un principio que Del Olmo era un juez bientintencionado, que podía estar sobrepasado por las circunstancias o simplemente abrumado por la enormidad de lo que tenía delante.
Sin embargo, el transcurrir de los meses finales de la instrucción sumarial del 11-M fue revelando una actitud en Del Olmo que no puede ser fruto de la mera incompetencia o de la escasez de fuerzas.
Las recientes decisiones de la sala que ha de juzgar los atentados del 11-M, referidas a la realización de pruebas antes del inicio de la vista oral, han dejado a Del Olmo a los pies de los caballos: la sala ha admitido ahora numerosas pruebas que el juez había denegado reiteradamente a las acusaciones.
Entre esas pruebas, las más importantes son dos: las referidas al análisis de los explosivos y las relativas a los datos de tráfico que se han solicitado a las compañías de telefonía móvil. El simple hecho de que se autoricen esas pruebas y solicitudes de documentación pone de manifiesto que Del Olmo actuó incorrectamente al no atender los argumentos de las acusaciones que le solicitaron las pruebas en su día. La sala también ha desautorizado a Del Olmo en lo que respecta a la incorporación de las declaraciones de Sánchez-Manzano al sumario principal del 11-M.
En conjunto, la instrucción del 11-M queda como una instrucción coja, donde no se ha respondido a ninguno de los interrogantes básicos del atentado, ni siquiera desde el punto de vista de la versión oficial.
Ayer, el periódico El Mundo revelaba otro episodio en el que la actitud de Del Olmo resulta cuestionable: la inadmisión de una querella de Rafa Zouhier contra el coronel Hernando, a pesar de que se tenía constancia de las mentiras declaradas por éste.
Hoy, otra noticia vuelve a poner de relieve el peculiar carácter de este juez. Recordemos que, en el caso de la mafia policial de tráfico de Goma2-ECO, Del Olmo actuó de una manera inexplicable, tratando de empapelar por "revelación de secretos" a los dos policías que denunciaron precisamente esa trama. Del Olmo les encarceló por hablar con El Mundo y les impuso una fianza que nadie en su sano juicio entiende. Después, pasó el caso a un juzgado de Leganés, por no considerarse competente para instruirlo. Si no era competente, ¿por qué adoptó esas medidas contra los dos policías que denunciaron la trama?
Ahora, como relata El Mundo, el juzgado de Leganés se ha quedado con el asunto de la mafia policial, pero las acusaciones contra los dos policías que la denunciaron se las ha devuelto a Del Olmo, porque la presunta revelación de secretos cometida por esos policías sería un delito que no tiene nada que ver con el delito de tráfico de Goma2-ECO de la mafia policial.
Del Olmo (que ya había reconocido que no es competente) debería haber enviado inmediatamente el caso de revelación de secretos a los juzgados de Plaza de Castilla; sin embargo, ha vuelto a asumir el caso, decretando secreto del sumario hasta el próximo 18 de febrero. Creo que sobran los comentarios.
Ayer, tras la conferencia de Vigo, me fui a cenar con los amigos de Vigueses por la Libertad. En la cena, hablamos de todo un poco y lo pasamos estupendamente. Rafael, uno de los comensales, nos recitó una letrilla que leyó hace mucho tiempo en Don José (una revista de humor que competía con La Codorniz en época de Franco) y que describe a la perfección lo que pasa con este presunto juez Del Olmo. La letrilla dice así:
Le estás pidiendo peras a ese olmo.
¡Mira qué gracia!
¿Pero cómo va a darte ese olmo peras,
si es una acacia?