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Los enigmas del 11M

Operación carne picada

Me recuerda una lectora del blog, Silvia, un episodio histórico que merece la pena comentar.

En 1943, en plena guerra mundial, los ejércitos aliados habían expulsado a los alemanes del norte de África y estaban pensando en acometer la invasión de la Europa continental por el sur. Esa invasión quería llevarse a cabo desembarcando en Sicilia, lo que permitiría dominar el Mediterráneo definitivamente y servir de punto de entrada en Italia. Sin embargo, el objetivo resultaba tan obvio que los alemanes tenían muy bien defendida la isla.

Así que el MI5 (servicio secreto británico) decidió poner en marcha una operación de inteligencia, dirigida por el oficial Ewen Montagu, para engañar a los alemanes y convencerles de que la invasión no iba a realizarse en Sicilia, sino según otros dos ejes: un desembarco en Cerdeña, para luego atacar Francia por el sur, y otro desembarco en los Balcanes, para poder luego expulsar a los alemanes de Grecia. La intención era que los nazis protegieran los dos falsos puntos de ataque, alejando así sus tropas de Sicilia.

La operación de inteligencia recibió el nombre en clave de Operación Mincemeat (carne picada) y consistiría en lo siguiente: fabricar un personaje ficticio, el comandante William Martin, de la Marina británica, y hacer aparecer "su cadáver" en las costas españolas, con documentación secreta (falsa, por supuesto) que "demostrara" que los aliados iban a desembarcar en Cerdeña y los Balcanes. Se confiaba en que los españoles pasarían esa documentación a los servicios secretos alemanes, con los que mantenían estrechos contactos.

El primer paso consistió en seleccionar un cadáver adecuado. Se eligió el de un hombre en la treintena que había muerto de neumonía, porque de ese modo los síntomas detectables en una autopsia serían casi indistinguibles de los de una muerte por ahogamiento. La familia del muerto dio su consentimiento para que usaran el cadáver para una operación de seguridad nacional y juró mantener el secreto sobre el tema. El cadáver fue conservado en hielo seco para que en el momento de ser encontrado pareciera que había muerto ahogado en el mar unos días atrás.

El segundo paso fue preparar toda la documentación secreta falsa que debía llevar encima ese hombre, consistente, básicamente, en cartas del Alto Mando británico en las que se hacía referencia a que se planeaba invadir Cerdeña y los Balcanes y a que había que engañar a los alemanes para que pensaran que se iba a atacar Sicilia (es decir, justo lo contrario de la realidad).

El tercer paso era preparar la cobertura para que la identidad de ese hombre pareciera real. Se eligió el nombre de William Martin porque era muy común entre los miembros de la Marina, lo que evitaría que algún otro miembro de la fuerza naval británica se diera cuenta de que alguien había inventado un falso oficial. La noticia de la muerte de William Martin fue publicada en los periódicos, en los que se dijo que había fallecido al estrellarse en el mar el avión en el que viajaba.

También se prepararon, para que fueran encontradas en la cartera del muerto, cartas de amor de una supuesta novia, junto con una foto de la misma (en realidad, era una foto de una miembro del servicio secreto británico). Se incluyeron, asimismo, falsas cartas del padre del muerto, del club al que supuestamente pertenecía William Martin, otra carta reclamándole el pago de una factura, un par de entradas para una obra de teatro que, efectivamente, se había representado hacía poco en Londres y las típicas cosas que uno lleva en los bolsillos: cerillas, monedas, etc. Todas las fechas de esas cartas y documentos falsos estaban perfectamente estudiadas para que cualquiera pudiera reconstruir con ellas los últimos días de William Martin en Londres, antes de que partiera para su última misión.

El último toque fue encontrar a un miembro del servicio secreto con un parecido razonable con el muerto, para poder hacer la foto que se incluiría en el carnet de identidad del ficticio William Martin.

Dos de los detalles de la documentación falsa que se preparó estaban destinados a inducir en los alemanes la sensación de que el muerto era bastante descuidado (lo cual ayudaba a explicar psicológicamente que llevara consigo documentos tan importantes). Por un lado, la carta ya mencionada en la que se reclamaba el pago de una factura vencida; por otro lado, el falso carnet de identidad, que se realizó como si fuera un duplicado "emitido por extravío del original".

El cuerpo, todavía conservado en hielo seco, fue llevado en el submarino Seraph hasta las costas de Huelva. Allí, toda la operación estuvo a punto de irse al garete cuando un avión británico atacó al submarino por error. Pero finalmente el cuerpo fue lanzado al mar el 30 de abril de 1943, con un chaleco salvavidas y una cartera portadocumentos atada a su muñeca con una cadena.

Un pescador de Huelva, José Antonio Rey María, fue quien encontró el cadáver. La autopsia fue realizada por el forense Eduardo del Torno, quien dictaminó que el fallecido había muerto por ahogamiento entre tres y cinco días atrás. El forense renunció a hacer una autopsia más en profundidad al ver que el muerto era católico (por la cruz que llevaba al cuello); prefirió no estropear demasiado el cadáver antes de darle cristiana sepultura.

Mientras tanto, los británicos se dedicaron a exigir con bastante insistencia a las autoridades españolas que les entregaran la cartera que el muerto llevaba, pero dejando claro que los documentos no tenían la menor importancia. Los españoles devolvieron la cartera el día 13 de mayo, asegurando que nadie la había abierto, pero un examen microscópico reveló que las cartas habían sido abiertas y probablemente fotografiadas.

Los alemanes mordieron el anzuelo. En mayo de 1943, Hitler dio orden de reforzar las defensas de Córcega y de Cerdeña, y desvió seis divisiones acorazadas para proteger Cerdeña y los Balcanes.

La invasión aliada de Sicilia, que tuvo lugar en julio de 1943, fue un completo éxito gracias a un hombre, William Martin, que en realidad nunca existió. Ése es, precisamente, el título de la película que se realizó más adelante sobre este episodio real de desinformación: "El hombre que nunca existió", The man who never was, basada en el libro escrito por el oficial de inteligencia que planificó el gran engaño, Ewen Montagu.

P.D.: A cada uno lo suyo. Veo, después de publicar el hilo, que nuestro contertulio peonxrey ya había traído a colación la Operación Mincemeat en agosto del año pasado, señalando las similitudes con la operación de desinformación del 11-M. Así pues, que quede constancia.

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