Los datos de hemeroteca que me ha enviado Peonbur terminan de confirmar que esa foto del sumario es un montaje. Olvidándose de las sombras y olvidándose de si esa imagen del coche puede estar compuesta o no contra un fondo, es lisa y llanamente imposible que en esa carretera no se vea un solo centímetro de nieve.
Un recopilatorio de lo que se puede leer en las ediciones del Diario de Burgos del 29/2/2004 y del 1/3/2004:
Pero lo que no tiene desperdicio es la lectura del artículo incluido en la página 8 de la edición del día 1/3/04. El artículo se titula: Una nevada que aisla pero no aburre.
En el segundo párrafo leemos: "Durante la mañana de ayer (esto es, el 29 de febrero, fecha de la foto del Toyota) hasta seis camiones (quitanieves, mencionados anteriormente) rastrillaban la calzada de las carreteras 617 y 623 (en la que le pusieron la multa al Chino veloz), que unen la capital con Palencia y Santander...".
Unos párrafos más adelante leemos: "Por la tarde (se refiere a la del día 29), las condiciones climáticas permitieron que se levantara la prohibición de circular a los camiones en sentido sur, tanto en la AP-1 como en la N-1. Por estas vías, la situación era de total normalidad: los camiones iban saliendo de las áreas de servicio y estacionamientos...".
Evidentemente, es imposible que no se vea en la foto del radar ni un copo de nieve en ninguna parte. Si por la mañana había seis quitanieves rastrillando esa carretera para que los coches pudieran transitar, ¿cómo no va a haber ni un copo de nieve en el arcen unas horas después? Igual que es imposible que ese coche aparezca inmaculado después de subir a la bocamina de Mina Conchita, recorrer centenares de kilómetros en medio de un temporal y atravesar el puerto del Escudo. El parabrisas del coche está tan limpio que se refleja perfectamente la farola de la calle. Tan pulcro era este Chino, que ni siquiera le manchan ni la lluvia, ni la nieve, ni el barrillo que sueltan los coches que van delante.
Resulta curioso cómo los sucesos más inesperados pueden dar al traste con cualquier operación de intoxicación. ¡Quién demonios se va a acordar, al hacer la foto del Toyota unos días después del 11-M, que aquel 29 de febrero Burgos estaba todavía saliendo de la mayor nevada de los ultimos cincuenta años!
Cuando uno construye una gran mentira, es imposible que cuadren todos los detalles. Donde menos se espera, salta una liebre. Una liebre ártica, en este caso.