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Marcar la agenda

Si hay algo que no me gusta es que me marquen la agenda. Ya soy mayorcito como para saber qué cosas me interesan y cuáles no, y simplemente no dejo que venga nadie a decirme qué cosas me "deberían" interesar.

Pongamos que hablo de Franco. Para ser sinceros, no me importa ni poco ni mucho si lo exhuman o dónde lo entierren. Mientras el gobierno no retuerza las leyes para exhumarlo o inhumarlo, puede intentar hacer lo que crea conveniente. Y que se las entienda, por las buenas o en los tribunales, con el resto de partes implicadas: la Iglesia, la familia, las asociaciones concernidas…que también tienen sus derechos y los ejercen como creen oportuno. Y cuando hayan llegado a una solución pactada, o cuando los tribunales hayan encontrado una solución, que me lo cuenten.

Alguna vez, hablando de estas cuestiones, y tras exponer yo mi punto de vista, alguien me ha contestado: "¡Pero es que es intolerable, porque el gobierno no pretende otra cosa con esto que agitar el guerracivilismo!". Pero eso, para mi, es una razón adicional para no entrar en el tema. Si el gobierno del señor Sánchez quiere agitar guerracivilismos para arañar algunos votos, no voy a ser yo quien le facilite la tarea. Por mi, como si Sánchez y su señora bailan un zapateado en la explanada del Valle de los Caídos. Yo criticaré a Sánchez que se dedique a crear problemas donde no los hay y que monte follones inútiles para, al final, obtener tres votos y medio. Pero no le voy a ayudar a agitar capotes ni a colocar cortinas de humo. Seguiré hablando de temas que verdaderamente me interesen, no de los que Sánchez quiera colocar en la agenda.

De aquí al 28 de abril, vamos a vivir muchos intentos de marcar la agenda informativa: un poco de Franco por aquí, mucho de supuesto feminismo por allá, derechas malévolas y trifálicas por todas partes… En parte, la razón de todo ese ruido es intentar recuperar para el PSOE algo del voto perdido por Podemos…y por el propio PSOE. Pero hay otras dos razones que animan también a Sánchez: desviar la atención de aquellos aspectos de la actualidad que más pueden dañar al PSOE, como el juicio por el golpe de estado del 1-O, y evitar que sean otros (por ejemplo, Vox) los que marquen la agenda informativa. Si eliges tú el campo de batalla, es decir, si ocupas a los medios de comunicación en debatir lo que tú quieres que se debata, evitas que se entre en temas que te sean menos favorables. Y por eso mismo, de aquí al 28 de abril, extremaré todavía más mi rechazo a tratar los temas que Sánchez quiere que trate. Mis temas los elegiré yo.

No obstante, y aunque no le vaya a dar a Sánchez el gusto de hablar de lo que él quiere que hablemos, del análisis de la agenda informativa que Sánchez intenta imponer sí que se pueden extraer de vez en cuando conclusiones útiles. Y en ese sentido, hay una ausencia que resulta llamativa: el tema migratorio.

Sánchez empezó su legislatura con la famosa foto del Acuarius. Pero a las pocas semanas, aquel entusiasmo solidario se había disipado y el gobierno fue discretamente arrumbando el asunto migratorio en un cajón. Y ese tema está ausente, por supuesto, de la agenda informativa que el gobierno quiere imponer de cara al 28 de abril: dentro de los alardes de supuesto progresismo de Sánchez, la política de fronteras abiertas ni está, ni se la espera.

Y de ahí podemos deducir una cosa: con el espantajo de Franco y con la demagogia feminista, quizá Sánchez confíe en movilizar algún voto de la abstención o en recuperar algún elector de los que pierde Podemos. Sin embargo, el PSOE sabe que el tema migratorio no le da, sino que le quita votos.

Les invito a hacer un ejercicio: si Vds. fueran Sánchez, ¿qué otros temas intentarían introducir en la agenda informativa y cuáles, por el contrario, querrían evitar a toda costa?

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