Hablábamos ayer de las discrepancias que hay en el sumario en relación con los datos telefónicos del famoso viaje Asturias-Madrid en el que, supuestamente, se transportó un cargamento de Goma2-ECO. Decíamos, al comentar esas discrepancias, que existen indicios que apuntan a que esa trama telefónica con la que quisieron construir la urdimbre de la versión oficial podría estar también, al igual que las pruebas fundamentales del caso, manipulada.
Hoy presentamos un nuevo enigma donde se narra uno de los episodios menos comentados del 11-M: el del asalto al piso de Albolote (Granada) que supuestamente habían alquilado los suicidas de Leganés a principios de marzo. Y en ese relato vuelven a aparecer evidencias de cómo los datos telefónicos se han ido ajustando para poder cuadrar la versión oficial. Y de nuevo las protagonistas de esos malabarismos telefónicos son una serie de tarjetas de Amena. ¿Por qué tenían los supuestos terroristas del 11-M esa preferencia por dicha compañía? O, mejor dicho, ¿por qué quienes construyeron la versión oficial tenían esa preferencia por las tarjetas de dicha compañía? Al lector avispado no le costará mucho imaginar la respuesta.
Igual que tampoco le costará mucho al lector avispado intuir que éste de Albolote no es el último caso de manipulaciones telefónicas que vamos a desvelar. Ni el más llamativo. Ni el más escandaloso.