Algunos de los lectores han llamado la atención sobre el hecho de que, en las tablas proporcionadas por la Policía e incluidas en el último Enigma, las llamadas parecen solaparse, teniendo en cuenta su hora de inicio y su duración. En realidad, lo que sucede es que existen errores en cuanto a las duraciones en los informes policiales, porque da la sensación de que se asignaran 63 segundos por el artículo treinta y tres a todas las llamadas que no llegaron a completarse (duración 0). Como el explicar todo eso hacía perder un poco el hilo del Enigma, preferí soslayar la cuestión, que en realidad tampoco parece muy importante.
Lo verdaderamente crucial del Enigma es el hecho de que el propio sumario oficial demuestra que al menos una parte de las llamadas no se hizo desde Leganés. Si a esto le sumamos que los faxes tampoco se enviaron desde Leganés, tenemos que aquella tarde alguien estuvo, desde fuera del piso, comunicándose con el mundo en nombre de los supuestos suicidas, con el fin de redondear el teatro de la inmolación.
Ya lo he dicho muchas veces en diversas intervenciones radiofónicas: hasta tal punto hemos llegado, que en estos momentos resulta prácticamente imposible señalar un solo hecho incontrovertible en lo que a la versión oficial se refiere. Toda la versión está bajo sospecha, de principio a fin. El 11-M es una inmensa mentira con la que se pretende ocultar otra cosa.
Mientras tanto, a Llamazares le traiciona el subconsciente en el ¿Debate sobre el Estado de la Nación? y afirma que "el proyecto de cambio de Zapatero viene ya desde el 11 de marzo". Por una vez, Llamazares ha estado acertado, aunque no pretendiera estarlo.