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La terrible línea roja de Ciudadanos

El pasado 26 de mayo, a Pedro Sánchez se le amargó la victoria de las generales, al no ser capaz de arrebatar al PP plazas fuertes como la Comunidad de Madrid y al perder, por el contrario, el control de Aragón y de ayuntamientos como el de Madrid, Zaragoza o Córdoba.

Sin embargo, no ha pasado ni una semana desde las elecciones y Ciudadanos ya ha salido al rescate del Partido Socialista, vetando a Vox en las negociaciones para la formación de los nuevos gobiernos. Su secretario general, José Manuel Villegas, ha dejado claro que no está dispuesto ni a sentarse con Vox. Lo cual, teniendo en cuenta que el partido de Santi Abascal es imprescindible para completar la mayoría de PP y Ciudadanos en muchos lugares, abre el camino a que el PSOE pueda recuperar lo que las urnas le negaron.

En la pasada legislatura, Ciudadanos no tuvo reparo en pactar con Podemos la reforma de la ley electoral en Murcia en junio de 2015. Tampoco tuvo reparo en pactar con Podemos, Compromís y el PSOE la composición de la mesa del parlamento valenciano, en ese mismo mes, dejando fuera del acuerdo al PP.

Tampoco le hizo ascos Ciudadanos a volver a negociar con Podemos, en febrero de 2018, una reforma de la ley electoral a nivel nacional.

Como no le hizo ascos, igualmente, a votar junto con Podemos para entregar las alcaldías de Granada, Gandía, Molina de Segura, Torremolinos o Benalmádena al PSOE. Igual que votó con Podemos para darle la Diputación de Toledo al socialista Alvaro Gutiérrez.

En esta legislatura, Ciudadanos acaba de volver a pactar con PSOE y Podemos, esta vez en Puerto del Rosario, para quitar la alcaldía de la capital de Fuerteventura a Coalición Canaria. Es decir, Ciudadanos arrebata una alcaldía a un partido que será lo que sea, pero no es separatista, pactando con un Podemos cuyo líder, Pablo Iglesias, ha dado los mítines en Canarias enarbolando la bandera independentista.

Por resumir:

- Ciudadanos no le hace ascos a pactar con un partido, Podemos, que defiende a un torturador y asesino como Maduro, pero no está dispuesto a sentarse con un partido, Vox, que defiende a los demócratas venezolanos.

- Ciudadanos no le hace ascos a pactar con un partido que promueve movimientos antisemitas como BDS, pero no está dispuesto a sentarse con un partido que defiende a Israel.

- Ciudadanos no le hace ascos a pactar con un partido que defiende el indulto a los golpistas, pero no está dispuesto a sentarse con el partido que los ha sentado en el banquillo.

- Ciudadanos no le hace ascos a pactar con un partido que promueve los escraches contra sus oponentes políticos, incluido el propio Ciudadanos, pero no está dispuesto a sentarse con un partido que sufre esos escraches.

- Ciudadanos no le hace ascos a pactar con un partido que afrenta cada vez que puede a la Monarquía y al Rey, pero no está dispuesto a sentarse con un partido que defiende nuestra Monarquía constitucional.

- Ciudadanos no le hace ascos a pactar con un partido que defiende la realización de referendos de secesión, pero no está dispuesto a sentarse con un partido que se opone a ellos.

- Ciudadanos no le hace ascos a pactar con un partido que no oculta su proximidad con Bildu, pero no está dispuesto a sentarse con un partido que ha sufrido en carne propia, como el propio Ciudadanos, el fascismo de los bildutarras.

Pero lo peor no es que Ciudadanos se sienta más cómodo con Podemos que con Vox. Al fin y al cabo, esto es un país libre y cada cual puede elegir sus amistades.

Lo peor es que Ciudadanos se ha pasado los últimos cuatro meses fingiendo ser el valladar contra los desvaríos del PSOE y Podemos para, una vez celebradas las elecciones y cosechados los votos, trazar una linea roja en el suelo y situarse del mismo lado que Podemos y el PSOE.

Lo cual demuestra que Ciudadanos no es ninguna solución a nada, sino una parte, quizá fundamental, del problema.

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