Permítanme que les llame la atención sobre un fenómeno que me parece preocupante y sobre el que, sin embargo, se habla poco en los medios de comunicación. Supongo que por la errónea creencia de que los problemas dejan de existir cuando uno no habla de ellos.
Me refiero a la espectacular irrupción de la ultraderecha en las elecciones municipales celebradas en Cataluña.
Para poner los resultados en su contexto, hagamos primero un poco de historia.
Plataforma per Catalunya es un partido liderado por Josep Anglada, ex-dirigente de Fuerza Nueva que en un momento determinado montó un partido de corte identitario catalanista, básicamente centrado en el clásico mensaje anti-islamista (¡No a la construcción de mezquitas!) y anti-inmigración (¡Los catalanes primero!).
En las elecciones municipales de 2007 cosecharon unos resultados bastante modestos: presentaron candidatura en 40 municipios, casi todos ellos de pequeño tamaño, y consiguieron apenas 12.000 votos en toda Cataluña y 17 concejales, repartidos entre 10 pueblos distintos. Los mejores resultados fueron los de Vic (Barcelona) y El Vendrell (Tarragona), localidades de tamaño medio en las que obtuvieron 4 concejales en cada una. El ayuntamiento de mayor tamaño en el consiguieron representación fue el de Manresa, con 1 concejal.
Su presencia en el panorama municipal catalán era, por tanto, testimonial. Pero , aún así, fue suficiente para poner en aprietos a los partidos tradicionales. Recuérdese, por ejemplo, el caso de Vic, donde el alcalde de CIU, ante la presión vecinal alentada por PxC, aprobó aquella polémica medida en la que se exigía a los inmigrantes estar legalizados para poder empadronarse, provocando un considerable revuelo en la política catalana y nacional.
El primer aviso de que PxC era una fuerza en ascenso se vivió en las pasadas elecciones autonómicas catalanas, ya que la formación de Anglada estuvo a punto de superar el listón del 3% en la provincia de Barcelona y hacerse con un mínimo de 2 diputados en la cámara autonómica. Al final, le faltaron 15.000 votos para conseguir lo que hubiera constituido un auténtico, y sorprendente, triunfo. Pero lo que no sucedió hace unos meses, acaba de suceder ahora: en las últimas elecciones municipales, PxC ha irrumpido con fuerza en el panorama político catalán.
Los datos no pueden ser más inquietantes:
- PxC ha presentado candidatura en un total de 105 municipios de toda Cataluña (frente a las 40 candidaturas de 2007). A diferencia de lo que ocurrió en 2007, la mayoría de las candidaturas se presentaban en ayuntamientos de tamaño medio y grande.
- De esos 105 municipios, el partido de Anglada ha superado el 5% de los votos en 54 de ellos y consigue entrar en 41 ayuntamientos, con un total de 67 concejales.
- PxC se convierte en la sexta fuerza política en Cataluña, en número de votos, por delante de Solidaritat, de Ciudadanos e incluso de las CUP. Obtiene un total de 66.000 votos en toda la comunidad autónoma, más que lo obtenido por partidos como la Chunta Aragonesista, Nueva Canarias, NaBai o Aralar, y muy cerca del número de votos cosechado por formaciones como el Partido Regionalista de Cantabria, el Partido Aragonés Regionalista o Unión del Pueblo Navarro. El ascenso es especialmente perceptible en Barcelona, donde multiplica por 7 su número de votantes (de 7500 a 52800) y por 6 su número de concejales (de 8 a 47).
- En casi todos los sitios donde ya tenía representación, PxC no sólo revalida sus resultados, sino que los mejora. Es el caso de Vic, de Manresa, de Manlleu, de Olot o de El Vendrell, en cada uno de los cuales aumenta en un concejal.
- Consigue situarse en el entorno del 20% de voto en lugares como Vic (5 concejales) o Calaf (3 concejales), habiendo quedado en ambos como segunda fuerza política, detrás de CIU. En El Vendrell (Tarragona) queda como tercera fuerza, con un 18% y 5 concejales, mientras que en otros lugares como Manlleu, Torelló, Salt o Roquetes, supera el 15%.
- Con todo, el dato más preocupante es el desembarco en toda regla efectuado en el cinturón industrial de Barcelona, por lo que implica de cara al futuro. Plataforma per Catalunya se sitúa en el nivel del 10% de los votos en lugares como Mataró (3 concejales), Santa Coloma de Gramenet (3), Sant Boi de Llobregat (3) o Manresa (2). Entra, incluso, en el ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad más grande de Barcelona, con un 7,6% de los votos y 2 concejales.
Los resultados de estas elecciones constituyen, como se ve, un verdadero triunfo para el partido de Josep Anglada. Un triunfo, además, conseguido fundamentalmente a costa del PSC. Porque no estamos hablando de la típica ultraderecha de salón, ésa que se nutre de votantes conservadores más o menos radicales, sino de una ultraderecha al estilo lepenista, con un mensaje apenas cargado de ideología y sí mucho de apelaciones sentimentales, y cuya clientela principal es el votante nacionalista o de izquierdas que vive en zonas especialmente castigadas por la crisis. Que son, precisamente, los lugares donde mejor puede calar ese mensaje anti-inmigración. De la misma manera que el Frente Nacional de Le Pen absorbió en Francia una parte nada desdeñable del voto comunista, una parte del electorado catalán de izquierda ha optado en esta ocasión por votar PxC.
Los resultados de la Plataforma per Catalunya le van a permitir ampliar su estructura territorial y preparar el próximo desembarco en el parlamento autonómico. Con el nivel de voto conseguido, estarían, incluso, en condiciones de intentar entrar en el Congreso de los Diputados, tal como se indicaba en la extrapolación de voto realizada por el periódico El País el pasado lunes.
Así que, a menos que nuestros gobernantes presten una especial atención a los efectos que la crisis está teniendo en las zonas con más altos índices de inmigración, al final vamos a terminar teniendo en España lo que en otros países europeos ya existe y de lo que nosotros, afortunadamente, nos habíamos librado hasta la fecha: un partido de ultraderecha real, de tipo identitario, con verdaderas posibilidades de consolidarse.