El procesamiento de Moutaz Almallah se ha convertido en una auténtica caja de sorpresas. Como ya informamos en su día, quien solicitó el procesamiento fue la asociación de Pilar Manjón, mientras que la Fiscalía se pronunció en contra y pidió al juez la libertad de Moutaz (¿cómo argumentar el procesamiento, si a su hermano Mouhannad le acababa de absolver el Tribunal Supremo por los mismos hechos?).
Como existían indicios de delito, el juez Velasco (que ha sustituido a Del Olmo al frente del Juzgado Central de Instrucción nº 6) accedió, con buen criterio jurídico, a la petición de la acusación particular. Y acordó procesar a Moutaz Almallah por colaboración con banda terrorista, aunque sin relación con el 11-M. Y decretó su libertad bajo fianza de 10.000 euros.
Pero la Fiscalía no se dio por vencida y recurrió a la Sala de lo Penal la personación de una de las acusaciones particulares, haciendo uso de un argumento incontestable: si Moutaz Almallah ha sido procesado por delitos que no guardan relación directa con el 11-M, las víctimas del 11-M no pueden personarse como acusación particular, porque no son perjudicadas por los delitos de los que se acusa a Moutaz. Y la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional se pronunció el 3 de octubre pasado en favor de la Fiscalía, desestimando la personación de una de las acusaciones particulares.
A continuación, la Fiscalía solicitó el 7 de octubre al juez Velasco que, aplicando el criterio de la Sección Cuarta, dejara sin efecto las personaciones de todas las acusaciones particulares que ya estuvieran presentes en la causa. Y el juez Velasco, lógicamente, ha accedido a la petición de la Fiscalía: el pasado día 17 de octubre dictó un auto en el que expulsa del procedimiento tanto a las acusaciones particulares vinculadas a la asociación de Pilar Manjón como a las vinculadas a la AVT.
Con eso, la única acusación que queda presente en la causa es la acusación popular, que corresponde a la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, de Ángeles Domínguez. Esa asociación ostenta la acusación popular en esta causa porque fue la primera en solicitar tal condición.
Como esa asociación se adhirió en su día a la solicitud de procesamiento contra Moutaz Almallah solicitada por Pilar Manjón, la causa contra Moutaz sigue adelante. Pero ahora sólo podrá participar en ella la acusación popular que ya está personada.
Quien tiene la culpa de esa intoxicación perpetua a la que se somete a la opinión pública española acerca del 11-M y del terrorismo islámico no es quien genera esas intoxicaciones, sino los medios de comunicación. Unos medios de comunicación que recogen de manera acrítica, cuando no directamente cómplice, toda la bazofia que se les suministra desde el Ministerio de Interior, sin corregir ni desmentir nunca nada. Y, para colmo, arremetiendo contra los únicos que nos atrevemos a denunciar el engaño.
Como pone de manifiesto Noam Chomsky en su libro "Manufacturing consent", no hay peor censura que la autocensura que los propios medios de comunicación se imponen cuando compiten entre sí para ver quién es más sumiso al poder.