Una de las técnicas de intoxicación y propaganda más habituales es la denominada técnica del mensaje transparente.
La técnica del mensaje transparente es de una simplicidad asombrosa, a pesar de lo cual funciona a las mil maravillas y se utiliza de manera cotidiana en todos los órdenes de la vida. Esta modalidad de intoxicación consiste en ocultar (en hacer transparente) el mensaje falso que quieres "colar" a tu audiencia, recurriendo a otro mensaje superpuesto, que se utiliza como cebo.
En cierta ocasión, un buen amigo me comentaba un ejemplo paradigmático de este tipo de técnica. Se trata de una leyenda urbana atribuida a Goebbels, el ministro de propaganda del régimen nazi. Goebbels está intentando explicarle a Hitler una campaña que van a poner en marcha por toda Alemania, consistente en empapelar las calles con carteles donde se ve a una persona montando en bicicleta. Debajo de esa persona, el cartel muestra una única frase: "La culpa de los males de Alemania la tienen los judíos y los ciclistas".
- ¿Por qué los ciclistas? - pregunta Hitler extrañado.
- Ésa es, exactamente, la pregunta que quiero que todos se hagan al ver el cartel - responde Goebbels.
En la técnica del mensaje transparente, se utiliza el mensaje cebo ("la culpa es de los ciclistas") para hacer que la capacidad crítica de la audiencia se centre en ese cebo, de modo que acepte sin cuestionarlo el mensaje falso que se pretende transmitir ("la culpa es de los judíos").
El mensaje cebo puede adoptar muchas formas distintas:
Ahora que hemos ido demoliendo la versión oficial del 11-M, y ahora que cada vez está más claro hasta qué punto se trató de una operación de inteligencia, resulta curioso echar la vista atrás y analizar las técnicas de intoxicación utilizadas para asentar en la opinión pública la falsa idea del atentado islamista.
Resulta, por ejemplo, espectacular analizar los distintos aspectos y contradicciones de la versión oficial y constatar la profusión con la que se recurrió a la técnica del mensaje transparente. Hay ejemplos para todos los gustos:
Los ejemplos son infinitos dentro del sumario del 11-M. Seguro que a los lectores del blog se les ocurren muchos otros. Lo importante, más que los ejemplos concretos, es constatar hasta qué punto se ha abusado de la técnica del mensaje transparente, y la candidez con la que todos caímos, desde el principio, en las trampas sucesivas que nos iban tendiendo.
Como también es importante constatar otra cosa: la utilización sistemática de este tipo de técnicas de intoxicación apunta de manera decidida a que todo el sumario del 11-M es una vasta (aunque basta) operación de inteligencia, en la que no se escatimaron recursos para desinformar a los ciudadanos, a los profesionales de los medios de comunicación y a los propios miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Y en la que se fueron disponiendo distintos cortafuegos para el caso de que la versión oficial fuera cuestionada.
Esa operación de inteligencia, esa campaña de desinformación masiva, no pudo llevarla a cabo ETA. Ni tampoco Al Qaeda. Estamos, desgraciadamente, ante el peor de los escenarios posibles.