El pasado 30 de octubre se estrenaba en Francia el documental "¿Un nuevo Dreyfuss?" del cineasta galo Cyrille Martin. El documental sostiene la tesis de que Jamal Zougham, el único condenado en España como colocador de las bombas del 11-M, es un chivo expiatorio a quien se condenó con pruebas falsas y a quien se llevó a la cárcel por el único motivo de ser musulmán.
A principios de esta semana, los periódicos de izquierda El Diario y Público se hacían eco de una entrevista con Cyrille Martin realizada por el periodista Gonzalo Gómez Montoro, colaborador de El Diario. El titular de la entrevista era "Jamal Zougham es el chivo expiatorio del 11-M", y a lo largo de la misma el cineasta francés elogiaba mis investigaciones sobre el 11-M, de las que llegaba a decir que eran irreprochables.
Pero mientras que Público difundió por Twitter la entrevista y la mantuvo, el periódico dirigido por Ignacio Escolar borró la entrevista a las pocas horas de publicada. Y ayer, El Diario hacía pública una nota con el título "Una entrevista que no debió publicarse", de la que no me resisto a leerles algunos párrafos:
Esta semana la edición de eldiario.es en Castilla La Mancha publicó una entrevista con Cyrille Martin, autor del documental Un nouveau Dreyfus? sobre los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. La entrevista nunca debió publicarse, por lo que tenemos que pedir disculpas por el error.
Martin sostiene una teoría de la conspiración en su trabajo bajo el disfraz de resaltar los errores que se cometieron en la investigación policial y judicial. Al hacerlo, suscribe las teorías que han difundido durante varios años periodistas como Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos y algunos dirigentes del Partido Popular. Al igual que hizo en innumerables ocasiones Ramírez y su sucesor en El Mundo, Casimiro García Abadillo, Martin afirma que uno de los condenados, Jamal Zougam, fue condenado sin pruebas. El titular de la entrevista era: " Jamal Zougam es el chivo expiatorio de los atentados de Madrid"...
Martin no aporta nada en la conversación que respalde con hechos sus teorías. Elogia investigaciones que no merecen ese nombre de personas que sostuvieron no ya errores concretos en la instrucción, sino que toda la investigación policial fue un fraude...
La comparación de Zougam con el caso Dreyfus... es una estupidez...
Criticar una decisión judicial es algo perfectamente legítimo, pero para hacerlo hay que contar con pruebas o indicios sólidos. No valen insinuaciones teñidas de prejuicios ideológicos, basados en la intención de defender lo que hizo el Gobierno de Aznar ...
Es decir, El Diario dirigido por Ignacio Escolar publica una entrevista, y al darse cuenta unas horas después de que no encaja con la línea que han venido manteniendo respecto al 11-M, la elimina y la sustituye por una descalificación del entrevistado.
Todo medio tiene derecho (¡faltaría más!) a fijar su línea editorial. En consecuencia, El Diario podía haber optado por no publicar esa entrevista. Pero si esa entrevista termina apareciendo, aunque sea por error y aunque sea en una edición regional, lo que no puedes es borrarla.
Si consideras que el entrevistado dice cosas incorrectas o inconvenientes, puedes contestarle con un editorial o un artículo de opinión, o incluso añadir al pie de la entrevista las puntualizaciones que consideres. De ese modo, los lectores pueden comparar la entrevista y la contestación. Y juzgar por sí mismos. ¿No sostiene El Diario que todas las dudas sobre el 11-M son chorradas? Pues entonces, no debería resultarle difícil a don Ignacio Escolar, de tan brillante pluma, demostrar en unas pocas líneas que lo que dice el entrevistado son chorradas.
Puestos a hacer las cosas mal, podían haberse limitado a borrar la entrevista y callarse. Eso hubiera constituido un acto de censura, pero que podría ser medianamente defendible con el argumento de que "la entrevista se publicó por error".
Pero borrar la entrevista y sustituirla por una descalificación del entrevistado, indica no solo un afán censor, sino muy poco estilo. Decir del entrevistado que "sostiene una teoría de la conspiración" o que su documental "es una estupidez" y "no aporta nada", mientras se hurta al lector la posibilidad de leer la entrevista para comprobarlo por sí mismo, dice muy poco de quienes dirigen El Diario.
Y lo que ya resulta delirante es que en esa descalificación del cineasta francés se manipule la realidad de forma descarada. En su explicación de por qué ha borrado la entrevista, el periódico de Ignacio Escolar afirma, textualmente: "No valen insinuaciones teñidas de prejuicios ideológicos, basados en la intención de defender lo que hizo el Gobierno de Aznar".
Cyrille Martin es una cineasta francés anti-OTAN. El periodista Gonzalo Gómez Montoro, que firmaba la entrevista, es colaborador de El Diario, miembro de Izquierda Unida-Francia y activista de la Marea Granate. Atribuir a Martin y a Gómez Montoro la intención de defender a Aznar es para partirse de la risa. E indica el escaso respeto que El Diario tiene hacia sus lectores, de quienes debe de pensar que tragan con cualquier rueda de molino que don Ignacio Escolar quiera presentarles.
A lo largo de 11 años, don Ignacio Escolar y otros como él se han dedicado a descalificar de forma burda a quienes señalaban las evidentes falsedades, contradicciones u omisiones de la versión oficial del 11-M. En vez de contestar a los argumentos con argumentos, han respondido sistemáticamente con eslóganes, como los que ahora le dedican al cineasta francés.
Fíjense ustedes lo sólida que debe de ser la versión oficial del 11-M, que don Ignacio Escolar necesita censurar entrevistas y descalificar con manipulaciones a los entrevistados para poder defenderla.
Mientras que en Libertad Digital no hemos tenido ningún problema en publicar las actas completas del juicio del 11-M, para que los lectores juzguen por si mismos (de hecho, hemos sido el único medio de comunicación en hacerlo), don Ignacio Escolar necesita ocultar a sus lectores información, para que no vean que también hay mucha gente de izquierda que cuestiona la versión oficial del 11-M.
A esos lectores de El Diario, yo les invitaría a hacerse una pregunta: igual que me han censurado esta entrevista, ¿qué otras informaciones sobre el 11-M ha considerado don Ignacio Escolar que yo no DEBÍA conocer? Y yo les respondo: muchísimas. Como por ejemplo, los intentos de numerosas víctimas del 11-M por reabrir la causa judicial y las denuncias que esas víctimas han realizado contra mandos policiales, por falsificación de pruebas. Para esas víctimas, don Ignacio Escolar no ha podido dedicar un minuto de su valiosísimo tiempo.
Mal asunto, don Ignacio, cuando tiene que recurrir usted a la censura y a la manipulación para mantener a sus lectores en la inopia. La versión oficial del 11-M se le cae a usted a pedazos.