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El hundimiento del bipartidismo

El resultado de las elecciones europeas no podía haber sido mejor para quienes deseamos que España pueda salir adelante.

En primer lugar, el bipartidismo ha quebrado, al hundirse tanto el PP como el PSOE, que no logran sumar, entre los dos, el 50% de votos. Tanto el PP como el PSOE han perdido 4 de cada 10 electores, a pesar de que la participación ha sido similar a la de las anteriores elecciones europeas. Es, por tanto, una catástrofe sin paliativos, y la primera consecuencia de esa debacle electoral es que el PSOE ha estallado en pedazos. De momento, han anunciado su marcha Rubalcaba y Pachi López, y ayer conocíamos también la dimisión del número 3 del partido, Oscar López, junto con media ejecutiva del PSOE de Castilla-León.

De momento, las tensiones en el PP no han aflorado con tanta virulencia, por dos razones: porque tener el poder siempre permite mantener mejor la disciplina y porque el estallido del PSOE está eclipsando informativamente lo que pasa dentro del PP. Pero el Partido Popular es consciente de que, con los resultados de las europeas, perdería todas las comunidades autónomas que gobierna, y los responsables regionales admiten en privado que los nervios están empezando a cundir.

En segundo lugar, en Cataluña se ha producido el sorpasso de ERC a CIU, lo que contribuye a reducir el margen de maniobra de un Artur Mas que ve cómo se le aprieta cada día otro poquito la soga que él mismo se ha puesto al cuello.

En tercer lugar, los partidos regeneracionistas (UPyD, Ciudadanos, Vox) triplican su número de votos y multiplican por seis sus escaños. Ciudadanos irrumpe en el europarlamento con dos diputados, consolidando sus opciones a nivel nacional, mientras que UPyD se coloca en posición de actuar como bisagra en casi todas partes de España en las próximas elecciones municipales y autonómicas. Tan solo ha faltado, para redondear la jugada, que Vox obtuviera un escaño, pero se ha quedado a menos de tres mil votos de conseguirlo.

Y en último lugar, también resulta enormemente positivo el excelente resultado que ha conseguido Podemos, el partido de Pablo Iglesias, que ha obtenido nada menos que 1.200.000 votos y 5 escaños.

Quizá a algún oyente le extrañe que califique de buena noticia el resultado obtenido por un partido de extrema izquierda como Podemos, pero si se olvidan Vds. de sus preferencias ideológicas y analizan fríamente las consecuencias de la irrupción de ese partido, verán que más positivas no pueden ser, por una razón muy sencilla: porque a lo que más pánico le tiene la casta política que nos gobierna es, precisamente, a que en España pueda consolidarse un partido de extrema izquierda fuerte, como ha sucedido en Grecia con Syriza.

Para empezar, fíjense ustedes en lo que ha sucedido en estas elecciones con Izquierda Unida: a pesar de haber más que duplicado sus votos y haber triplicado sus escaños, Izquierda Unida es la otra gran perdedora de estas elecciones, junto con PP y PSOE. Y lo es porque la irrupción de Podemos significa, y Cayo Lara lo sabe, que el partido de Pablo Iglesias va a fagocitar a Izquierda Unida en las próximas elecciones municipales y autonómicas. De hecho, Podemos ha quedado ya por delante de Izquierda Unida en Aragón, en Baleares, en Canarias, en Cantabria, en Madrid y en el País Vasco. Al haberse demostrado que existe vida inteligente en la izquierda fuera de la Casta, es solo cuestión de tiempo que Podemos absorba el voto que ahora se reparten Izquierda Unida, el PSOE y diversas opciones nacionalistas. El estallido del Partido Socialista contribuye, además, a aumentar las posibilidades de que Podemos se convierta en el partido hegemónico de la izquierda en las próximas elecciones generales.

No es extraño, por tanto, el nerviosismo que ha provocado en la actual casta política la irrupción de Podemos, un nerviosismo que se ve perfectamente reflejado en los ataques furibundos que está recibiendo. ¡Hasta Felipe González ha salido a la palestra para advertir contra el peligro bolivariano!

Y si la aparición de Podemos es, como les decía, buena noticia para todos, es precisamente por ese pánico que la casta política demuestra.

Si contáramos con gobernantes honestos y con sentido del estado, lo que habría que haber hecho para afrontar la crisis es reducir drásticamente la corrupción y el despilfarro, y empezar a desmontar ese costosísimo e inútil estado de las autonomías, que nos ha llevado a la ruina. Pero, en lugar de cumplir con su deber, PP y PSOE han preferido mantener todos los privilegios de la casta política y exprimir a los ciudadanos a base de impuestos, como si fuéramos limones.

Pues bien, todo lo que PP y PSOE no han hecho por deber, por sentido del estado, por respeto a sus electores o por amor a España, lo van a tener que hacer ahora movidos por el miedo. Por el miedo a que el partido de Pablo Iglesias pueda seguir creciendo, se convierta en la fuerza hegemónica de la izquierda y pueda ganar unas elecciones. Es decir, por el miedo a que en España se repita lo que ya ha pasado en Grecia.

Les pongo un ejemplo: hace unos días, el Fondo Monetario Internacional recomendaba a España que volviera a subir el IVA y otros impuestos. Porque la triste realidad es que la situación económica de nuestro país sigue siendo catastrófica, y si la destrucción de empleo se ha detenido es solamente porque el entorno internacional es favorable y porque tenemos un déficit público y una deuda desbocados, con los que se alimenta un tímido crecimiento artificial. Pero ese déficit es insostenible, así que al gobierno no le queda otro remedio que reducirlo, para evitar que la deuda siga creciendo. Y solo hay dos maneras de reducir el déficit: o incrementas los impuestos (como recomienda el FMI) o reduces el gasto.

Si el resultado de estas elecciones europeas hubiera sido otro, tengan Vds por seguro que Rajoy no habría tenido el más mínimo empacho en ordenar a Montoro que volviera a apretarnos el cinturón. Pero ahora, con la irrupción de Podemos, ¿se atreverá Rajoy a volver a subirnos el IVA? Lo dudo muchísimo, porque con eso solo lograría que Pablo Iglesias arrasara en las próximas elecciones locales y autonómicas.

Por tanto, a Rajoy no le queda otra opción, si quiere reducir el déficit, que empezar a apretar el cinturón a la propia casta política. Y ya iba siendo hora de que dejara de apretárnoslo a nosotros, ¿no les parece?

Si la casta política quiere frenar el previsible ascenso de Podemos, sólo tiene una opción: acabar con la corrupción, con el despilfarro y con las injusticias. Porque solo de esa manera podrán los partidos mayoritarios recuperar la confianza de los electores.

Así pues, felicidades a todos, porque en estas elecciones el pueblo español ha dicho, con toda claridad, que hasta aquí hemos llegado. Y ha demostrado, con su voto, que es mucho más inteligente y sensato que los políticos que nos gobiernan.

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