De Vistalegre a Leganés
Parece mentira, pero sólo han pasado seis meses desde Vistalegre. Y en esos seis meses, el cambio en Vox no puede ser más perceptible. Si Vistalegre fue la sorpresa ilusionada de quienes de repente se descubren capaces de poner en marcha una revolución, en Leganés el ambiente era hoy completamente distinto: más sereno, más tranquilo, con la solemnidad de una arenga a unas huestes que se saben con fuerzas para una batalla ya concertada.
Andalucía le ha dado a Vox madurez. Ya no es esa incógnita que a todo aspira, pero que nada ha conseguido aun, sino que se trata de una fuerza electoral que no está todavía en el Congreso, pero que nadie duda de que va a irrumpir con fuerza, tras hacerlo en el parlamento andaluz. Y ese ambiente se respiraba en La Cubierta de Leganés: el aroma a maquinaria electoral bien engrasada y segura de sí misma.
Resulta llamativo el modo en que Santi Abascal ha ido puliendo el contenido y las formas de sus discursos. He intentado tomar distancia mientras le oía hablar, para intentar ver si algo me chirriaba. Y he de decir que no he escuchado nada que no pueda suscribirse desde el más elemental amor a España y el simple sentido común. Ni siquiera en un asunto tan espinoso como el de la inmigración he podido encontrar ninguna arista. Y a pesar de mis intentos de poner distancia, confieso que me ha emocionado el discurso en más de una ocasión.
Una novedad importante en los contenidos: ha apelado Abascal varias veces al votante socialista desencantado. Y ha hecho hincapié en que Vox se centrará en la defensa de los más desfavorecidos. Me parece un acierto. Muchos de los mensajes de Vox son perfectamente asumibles por un electorado de izquierda que se siente español y al que la izquierda oficial ha dejado huérfano. Y en ese sentido, Abascal ha puesto en valor lo que quizá sea el mayor activo de Vox: "Nosotros siempre decimos lo mismo, en Madrid como en Gerona. Puede que algunos no estén de acuerdo con lo que decimos. Puede que los que estáis aquí en Leganés no estéis al 100% de acuerdo con todas nuestras propuestas. Pero todos tenéis clara una cosa: que lo que jamás vamos a hacer es engañaros". Así es: si algo diferencia a Vox de otros partidos es que habla claro y va de frente. Toda una novedad en el panorama político.
Además de Abascal, han tomado la palabra José Antonio Ortega Lara, Iván Espinosa, Rocío Monasterio (con su tono siempre tan reposado y, sin embargo, tan eficaz), Francisco José Alcaraz... Pero también han hablado algunos de los cabeza de lista al Congreso. Muy buenos los discursos de Ignacio Garriga, número uno por Barcelona; de Macarena Olona, número uno por Granada; de Malena Contestí, número uno por Baleares... De repente, en Leganés hemos descubierto que Vox es más, mucho más, que las cuatro o cinco grandes figuras que todos conocemos: hay un plantel de grandes candidatos que van a dar mucho que hablar en los próximos años. Y que darán mucho juego en el Congreso.
He hablado también, antes y después de los discursos, con algunos otros cabezas de lista. Y en todos los casos me he encontrado con la misma sensación de confianza en que los resultados del 28-A serán buenos. La fuerza de Vox no reside en sus 40.000 militantes, sino en el hecho de que esos militantes están extraordinariamente movilizados. Y los llenos en cada acto que se celebra lo demuestran.
Veremos qué nos deparan las urnas a los españoles. Vox lo tiene fácil para conseguir un buen resultado, puesto que parte de cero, pero el espíritu que se percibía hoy en Leganés era el de quienes saben que no debes conformarte con un buen resultado, cuando tienes a tu alcance conseguir uno extraordinario.