Colabora


Los enigmas del 11M

Balada triste de corneta

Editorial del programa Sin Complejos del domingo 3/4/2011

"El guateque" es una de las comedias más divertidas de Blake Edwards y de toda la historia del cine. En ella, Peter Sellers interpreta a un aspirante a actor de origen hindú, que trata de abrirse camino en Hollywood, sin ningún éxito.

El actor hindú logra arruinar una filmación en la que le han contratado como extra. Sin embargo, y debido a un error, Peter Sellers es invitado al fastuoso guateque organizado por el multimillonario productor de la película. Y a partir de ese momento se produce una sucesión de escenas hilarantes, a medida que entre Peter Sellers y un camarero borracho consiguen, involuntariamente, convertir en un auténtico desastre aquel guateque monumental.

La escena con la que se inicia el film es auténticamente memorable. Peter Sellers, interpretando a ese actor hindú, está trabajando como extra en una película ambientada en la India colonial. Su papel es muy cortito: simplemente tiene que hacer de corneta de un regimiento inglés y tocar su instrumento para avisar a sus compañeros de que los rebeldes están atacando. Entonces, los rebeldes disparan al corneta y éste tiene que caer muerto al suelo.

Sin embargo, como su papel le parece demasiado corto como para poder lucirse, el corneta decide seguir tocando después de los primeros disparos. Los rebeldes vuelven a dispararle y Peter Sellers cae al suelo, pero sólo para incorporarse de nuevo a los pocos segundos y continuar tocando la corneta. Al final, todo el mundo termina uniéndose para acribillar a balazos a aquel imbécil que no termina de morirse ni de tocar la insufrible corneta, en lo que posiblemente sea la muerte cinematográfica más larga de la Historia.

Ayer, Zapatero anunció que no piensa repetir como candidato en las elecciones de 2012, lo cual constituye, desde luego, una buena noticia. Pero tampoco creo que el anuncio sea como para echar las campanas al vuelo.

En primer lugar, ¿cómo que Zapatero se va sin más? ¿Dice que se larga después de dejar España como un solar, de arruinarnos económicamente y de destrozar la Constitución,? ¿Se marcha del restaurante y nos deja la cuenta para que la paguemos nosotros? ¡No, hombre, no! Alguien tendrá que hacer que este hombre, uno de los más nefastos gobernantes que hemos tenido (¡y mira que hemos tenido malos gobernantes!) pague los platos rotos. Antes de que se marche, alguien tendrá que pedirle responsabilidades - incluso penales, si procede - por tanto desafuero cometido, por tanto atropello a los derechos de todos los españoles y por tanto daño que ha causado.

Pero, en segundo lugar, es que Zapatero no se marcha. Lo que ha anunciado ayer es simplemente que no se presentará como candidato dentro de un año. Pero ni deja su puesto a ningún compañero de partido, ni tampoco convoca elecciones, sino que piensa agotar la legislatura. O sea, que el anuncio de ayer no es otra cosa que marketing en estado puro. Estamos hoy igual que estábamos anteayer, antes del anuncio de Zapatero: con todo un año por delante para seguir profundizando en la ruina moral, institucional y económica. Y Zapatero seguirá teóricamente al mando de la nave, para que la ruina sea lo más absoluta posible.

Como en la película protagonizada por Peter Sellers, Zapatero sigue aferrado a la corneta del Boletín Oficial del Estado y no termina de morirse, a pesar de que ya le disparan fuego graneado hasta los de sus propias filas.

En realidad, estamos todavía peor que anteayer. Porque es la primera vez que tenemos en España lo que en Estados Unidos se denomina un "pato cojo": un presidente saliente, que no tiene más remedio que cumplir con las obligaciones protocolarias del cargo, pero que ya no tiene mando real, porque sólo está esperando a la ceremonia de toma de posesión de su sucesor. Pero con una diferencia a peor: aquí no existe sucesor elegido, con lo que Zapatero ya no manda del todo, pero no existe nadie tampoco que recoja claramente el testigo, con lo que la situación de inestabilidad del país no hará sino acentuarse.

Si quieren que les diga la verdad, la noticia de ayer me parece, analizándola objetivamente, más bien mala. Porque Zapatero ni se queda, ni tampoco termina de irse, lo cual representa la peor de las combinaciones posibles.

Y hay un segundo aspecto negativo: está claro que el anuncio de ayer se hace con el único y exclusivo fin de tratar de dar la vuelta a las encuestas que pronostican un sonoro batacazo del PSOE en las próximas elecciones del 22 de mayo. Básicamente, de lo que se trata es de evitar que los ciudadanos españoles, hartos ya del desastre en el que estamos inmersos, le propinen a Zapatero una sonora patada en las reales posaderas de los alcaldes y presidentes autonómicos socialistas.

Y lo malo es que ese anuncio de Zapatero puede lograr, en efecto, su propósito. Porque la desaparición de Zapatero de la escena política, aunque sólo sea como futurible, va a hacer que los electores socialistas sientan menos tentaciones de propinar un voto de castigo al partido de sus amores. Y, al mismo tiempo, disminuye la motivación de los electores del PP para acercarse a las urnas. Con lo cual, Mariano Rajoy puede encontrarse, una vez más, compuesto y sin la novia del triunfo electoral. Si el PSOE consigue, explotando adecuadamente el anuncio de Zapatero, remontar en las encuestas, quien va a tener problemas para justificar un resultado mediocre el próximo 22 de mayo es el propio Rajoy.

Sólo hay una cosa que me parezca positiva en el anuncio de ayer y es su valor como síntoma. El hecho de que Zapatero se haya visto forzado a realizar ayer su anuncio indica que el PSOE ve las cosas lo suficientemente mal como para sacrificar pieza. Vamos, que los socialistas están blanditos.

Lo cual quiere decir, por supuesto, que habrá que redoblar los esfuerzos y profundizar en la crítica, para aprovechar el momento y forzarles a sacrificar más piezas.

Porque no nos engañemos: el problema no es sólo Zapatero. Si Zapatero se ha paseado por España como elefante por cacharrería es porque su partido se lo ha consentido. De modo que el PSOE como partido, sea quien sea su nuevo candidato, es tan responsable como Zapatero de la ruina en la que nos encontramos.

Y, si quieren ustedes, podríamos ir todavía más allá: el problema no es Zapatero y ni siquiera el Partido Socialista. El verdadero problema radica en que tenemos un sistema que permite que nos gobiernen los golfos. O aprovechamos la crisis para hacer reformas radicales que devuelvan el poder a los ciudadanos, o será sólo cuestión de tiempo que aparezca otro golfo que haga bueno a Zapatero, como éste ha terminado haciendo bueno a Felipe González.

Lo más popular

  1. Los documentos del caso David Sánchez revelan el desastre de la ópera del hermano del presidente: 5.774 euros recaudados
  2. Yolanda Díaz deja perpleja a Pepa Bueno con un argumentario indescifrable sobre Broncano: "Mi equipo de zetas..."
  3. Así están los calabozos de la Guardia Civil bajo mando de Marlaska: JUCIL se cansa y exige una auditoría nacional
  4. Vídeo: 'Mono Malo', la comedia de intriga de Apple TV y Vince Vaughn que merece la pena
  5. Los pacientes oncológicos de Madrid podrán recibir los tratamientos en sus domicilios

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario