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Los enigmas del 11M

Análisis de la sentencia (IX): Arrastrando los errores

El tribunal del 11-M ha hecho público el segundo auto de aclaración de la sentencia, donde se da respuesta a diversas cuestiones relacionadas con las indemnizaciones a las víctimas, se contesta a algunas alegaciones de las defensas y... se corrigen determinados aspectos que los medios independientes habíamos denunciado.

Por ejemplo, el tribunal no ha tenido otro remedio que rectificar la parte de la sentencia en la que se afirmaba, como LD había denunciado, que los suicidas de Leganés se habían despedido de sus familias usando una tarjeta telefónica que seguía activa meses después de la explosión de la C/ Carmen Martín Gaite. Según el tribunal, se trata de un error "arrastrado".

Al final, hasta los medios oficialistas tendrán que concedernos que, aunque sólo sea por la corrección de errores y el control de calidad, a los "conspiranoicos" deberían declararnos de utilidad pública.

Es una pena que el tribunal no haya aprovechado el auto para corregir otros "errores" que, más que arrastrarse, reptan por la sentencia de forma harto llamativa: por ejemplo, la errónea afirmación de que las bolsas de basura de la mochila de Vallecas, de la furgoneta Kangoo y del piso de Leganés eran todas iguales. ¿Cómo nos comemos esa afirmación cuando disponemos del informe pericial que dice justo lo contrario, señores magistrados? Y no se trata de un error sin importancia, porque esa inexistente "igualdad" entre las bolsas de basura se utiliza como argumento indiciario en la sentencia para tratar de "demostrar" la veracidad de las pruebas. Por eso es más complicado efectuar la corrección, ¿verdad, señor juez?

Quizá lo más sorprendente de la sentencia sea, precisamente, la escasa atención al detalle y la pobre calidad de los argumentos. Si se quería hacer un pastel de sentencia, se podía por lo menos haber hecho un mayor esfuerzo. Algunos de los errores de la sentencia son sencillamente inexplicables. A no ser que es que alguien se esperara que todo atisbo de discrepancia fuera a quedar triturado, el día de la lectura de la sentencia, por una escenificación cuidadosamente preparada. Si eso es así, es decir, si alguien pensó que una simple escenificación bastaría para imponer "el cierre oficial" del 11-M, entonces es que la capacidad de ese alguien para calibrar las situaciones deja mucho que desear.

Para ser precisos, no es el tema de las bolsas de basura el único que ha quedado en el aire después del segundo auto de aclaración del tribunal. Mucho me temo que esa nueva aclaración no aclara nada, como tendremos oportunidad de comentar próximamente.

Si quieren saber mi opinión, la sentencia toda del 11-M no es más que una inmensa equivocación. Una equivocación que, al igual que sucede con ese teléfono de los de Leganés, también se viene "arrastrando" desde hace mucho tiempo. Concretamente, desde que en la propia mañana del 11-M alguien decidiera iniciar una investigación de guardarropía para poder ocultar la verdadera autoría de los atentados.

De aquellos polvos vienen estos lodos. Y a ver cómo nos quitamos ahora todos ese polvo del camino, que tanto le gusta, o le gustaba, a Cándido Conde Pumpido. Porque estamos de fango hasta las orejas.

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