Quevedo en Zapaterolandia

La poesía satírica, creación española de nuestros siglos áureos, tiene en Fray Josepho a su principal continuador. Nuestro autor suele utilizar, de hecho, la métrica clásica medieval, con la cuaderna vía, el romance y el difícil ovillejo en lugar destacado, como corresponde a un digno heredero del mester de clerecía.

 

Si no fuera porque el inolvidable Jaime Campmany prologó el primer libro de Fray Josepho, en el cual le nombró oficialmente su sucesor, uno podría pensar que en la redacción de Libertad Digital hacen sesiones de espiritismo para invocar al murciano y pedirle una sátira semanal. Porque la lectura de Fray Josepho te trae inmediatamente a la memoria aquellos epigramas coñones de D. Jaime en la extinta Antena 3 Radio, en el programa del nunca suficientemente llorado Antonio Herrero, en compañía de Federico Jiménez Losantos, con quien cada miércoles hacía "El Paseíllo", para deleite de su numerosa audiencia. Recuerdo que Antonio les despedía a veces recomendándoles que tuvieran cuidado con los derrotes del ganado sociata, sobre todo cuando el invierno era lluvioso y los pastos abundantes, pues entonces la cabaña brava progresista se ponía de lo más agresivo. Y eso que no llegó a conocer a Zapatero.

 

El socialismo siempre ha dado abundantes motivos para la crítica ingeniosa, pero lo de Zapatero y sus ministros es ya hasta violento. El pobre Fray Josepho no da abasto para atender a tanta chorrada ministerial, y supongo que su problema no consistirá en buscar cada semana un tema para sus versos, sino en discriminar entre las varias decenas de estrambotes que el Consejo de Ministros produce sin cesar: a muchas de sus declaraciones sólo es necesario ajustarles la métrica y la rima consonante para que obtener resultado antológico.

 

Esta obra recopilatoria es un excelente resumen de lo que las huestes zapateriles han dado de sí en estos últimos cuatro años. Su lectura es un deleite intelectual y una explosión de humor de grandísima altura, con lo que el placer es doble. Hacer humor es una de las cosas más serias de este mundo, y cuando el autor está en estado de gracia, como le ocurre a nuestro fraile, el resultado es una crítica demoledora y muy precisa de todo aquello que otros nos esforzamos en analizar con resultados más mediocres. El soneto titulado "Erre que erre" (pág. 79) resume en catorce versos la idiosincrasia del Gobierno de Zapatero en materia de falsa austeridad, y ningún equipo de analistas necesitaría menos de catorce folios para confeccionar un retrato fidedigno de las ministras de cuota, a las que Fray Josepho despacha con su habitual pericia en el capítulo dedicado a las Chicas Zapatero y sus disparates.

 

Los santones de la retroprogresía tienen también su espacio en estas páginas, por las que desfila lo más granado de nuestro progresismo subvencionado (para que no haya envidias en un sector tan proclive al narcisismo). Incluso hay unos cuantos poemas dedicados a la realeza, la española y del resto Europa; entre ellos destaco unos terribles "ovillescos principescos" a cuenta de las relaciones peligrosas de Felipe y la Leti con el lenguaraz Sabina y el grupo Prisa.

 

En fin, que en este libro todos y cada uno de los personajes del régimen zapateril tienen su retrato más acabado, realizado con el talento de un genio de la sátira culta. Porque sólo a la genialidad cabe atribuir la proeza de hacer un soneto rimando euro y carcaj, hazaña que Amando de Miguel consideró imposible en uno de sus artículos y que Fray Josepho lleva a cabo sin despeinarse.

 

Es un privilegio contar con alguien así semanalmente en el periódico, y un placer embucharse de un tirón este libro recopilatorio. Quien no lo haya leído todavía se está perdiendo una pequeña obra maestra.

 

 

Y te odiará por facha.

 

(Mil perdones, Fray Josepho, por estos ripios horribles, no te lo tomes a mal. Si no lo hago reviento. Pero hay algo indiscutible: tú eres el namber guán).