LA CASA DE CRISTAL
Lo que no canta Silvio el cervizial
Confieso que en un primer momento no me fié un pelo de este libro por su portada bella, con esa foto que amenaza hablarnos del noble pueblo cubano que ríe tanto y no lucha en balde contra el Ogro del otro lado del Golfo; pero enseguida reparé en que lo prologaba Jorge Edwards, persona non grata en la Isla de los (muy) Ca, y ya deseché que fuera otra perla purulenta de la literatura progre liberticida, valga la redundancia.