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LA CABEZA DE LA SERPIENTE

Osama de cerca

Peter Bergen es el principal comentarista de la CNN en asuntos de terrorismo islámico. Su obra Holy War Inc., publicada en 2001, se convirtió rápidamente en un best-seller mundial tras los atentados del 11-S, pues en ella podían encontrarse los análisis más detallados acerca de quién era Osama ben Laden y lo que perseguía Al Qaeda.

Peter Bergen es el principal comentarista de la CNN en asuntos de terrorismo islámico. Su obra Holy War Inc., publicada en 2001, se convirtió rápidamente en un best-seller mundial tras los atentados del 11-S, pues en ella podían encontrarse los análisis más detallados acerca de quién era Osama ben Laden y lo que perseguía Al Qaeda.
Peter L. Bergen.
Con todo, Bergen ya se había hecho famoso antes, desde que, en 1997, obtuviera la primera entrevista para una televisión occidental del propio Ben Laden. Aunque él no lo quiera, desde ese momento, un año después de que el terrorista saudí dictara su primera fetua contra los americanos y justo un año antes de que hiciera pública su declaración de guerra contra América, su figura periodística quedó inexorablemente asociada a la del líder de Al Qaeda.
 
Bergen nos sorprende ahora con otra nueva obra acerca del sujeto principal de su atención. Pero mientras el enfoque de la primera era analítico, Bergen se sirve en esta ocasión de uno mucho más intimista. Recoge, en una secuencia cronológica, diversos comentarios y apuntes acerca de Ben Laden, debidos todos ellos a gente que en mayor o menor grado estuvo en algún momento ligada al jefe de Al Qaeda.
 
En buena medida, podría decirse que la aspiración de Bergen es casi biográfica: intentar explicar al Osama que creemos conocer a través de las imágenes y palabras de quienes le han conocido, bien cuando era un joven que acudía al colegio de corte británico Al Taghr, en Yidda, bien cuando veraneaba con su familia en el norte de Europa, bien cuando se encontraba refugiado en Afganistán, etc.
 
A pesar de su tal vez excesiva extensión, Osama de cerca se lee bien; el tono de entrevista que lo recorre lo hace más digerible que si se tratara de un ensayo puro y duro. Y es una obra más que interesante para intentar de comprender lo que ha sido, es y puede ser su protagonista, un personaje hecho mito desde el ataque que lanzara contra América el 11 de septiembre de 2001.
 
Detalle de la portada de la versión original de OSAMA DE CERCA.Por medio de las entrevistas que realiza a medio centenar de personas, Bergen nos ofrece un retrato cuasi integral de Osama. Para mayor interés, los testimonios no están apilados uno tras otro, sino que se recogen de manera fragmentaria, siguiendo un orden establecido por el autor y que, esencialmente, sigue en paralelo la vida del propio Ben Laden: juventud y radicalización, formación de Al Qaeda, guerra santa, Afganistán, Irak, y lo que puede ser su legado, tanto si finalmente es capturado como si no.
 
Entre las varias cosas que conviene destacar de este libro se cuenta la imagen que se da en él de Ben Laden, que no es un loco ni un aventurero, sino una persona inteligente dedicada en cuerpo y alma a la realización de su visión, una visión fundamentalista y radical de lo que debe ser la vida bajo el Corán. Quien espere encontrar respuesta aquí a por qué Osama es tan distinto de sus hermanos se llevará una decepción. Y es que quizá sea en este asunto donde se encuentre el punto más débil del ensayo biográfico de Bergen.
 
Sea como fuere, su peculiar forma de entender los hechos y acontecimientos que le han tocado vivir es la base de la ideología de Ben Laden, el cual no podría explicarse si no fuera por dos secuencias tremendamente importantes para el mundo árabe. La primera, la derrota de los árabes a manos de Israel en la Guerra de los Seis Días (1967), con el derrotismo y la frustración que produjo en todo el Golfo Pérsico. La segunda, el año 1979 y todo lo que trajo, desde la revolución de Jomeini en Irán a la invasión soviética de Afganistán, pasando por la toma de La Meca por parte de militantes fundamentalistas. Es como si Ben Laden, demasiado pequeño en el 67, se hubiera liberado de ese pesimismo histórico siendo al mismo tiempo testigo de todo ello.
 
Ben Laden parte de una idea simple: el mundo del islam está siendo atacado. La fuente del ataque es el mundo occidental, corrupto y corruptor, y el principal medio de penetración, los diversos dictadores al uso, aliados de Washington. Es más, para él el islam ha estado en retirada desde hace siglos (desde la pérdida de Al Ándalus, para ser más exactos), pero ha llegado la hora de revertir esa tendencia. Por varias razones: porque ya habría una fuerte corriente revisionista de los postulados más corruptos del islamismo, corriente que nutrirían desde los Hermanos Musulmanes en Egipto hasta el jomeinismo, pasando por las enseñanzas wahabbitas puras de los clérigos de Arabia Saudí; y porque la debilidad y desunión del mundo occidental hacen de éste un blanco fácil.
 
Aunque se le atribuye más importancia de la que realmente tuvo en el Afganistán antisoviético, la derrota de la URSS en dicho país y la posterior implosión del imperio comunista fueron interpretados por Ben Laden como obras realizadas por Alá a través de los esfuerzos de gentes como él mismo y sus hermanos muhaidines. La negativa de la casa Saúd a que los guerrilleros de Ben Laden la defendieran de Sadam Husein tras la invasión iraquí de Kuwait (1991) y la petición de ayuda de Riad a Estados Unidos fueron interpretadas como una señal más de la profunda corrupción de los regímenes árabes.
 
Con todo, el salto esencial que dará Ben Laden a partir de 1991 será dejar de concentrarse en sus enemigos inmediatos para fijarse estratégicamente en lo que él mismo llama "la cabeza de la serpiente": Norteamérica. Sin vencer antes a los americanos, cualquier cambio revolucionario en la zona sería imposible. De ahí que pusiera todo su esfuerzo y dedicación en Al Qaeda. De ahí su ambición de acabar con Washington.
 
Osama de cerca está bien, aunque tiene sus altibajos (todo lo relacionado con Irak) y algunas pequeñas sorpresas (el odio a lo que Occidente es y no a la política exterior de nuestros países, o el interés por las armas de destrucción masiva). Bergen es prisionero de sus propias concepciones, y siempre ha defendido que atacar Irak espolearía más al enemigo islamista. Sería raro encontrar muchos testimonios en el libro que negaran sus posiciones. Igualmente, ha defendido durante varios años que Al Qaeda había desaparecido, y que lo que ahora hay es una especie de franquicia ideológica; que Ben Laden no era un mando operativo, sino una suerte de gurú espiritual. Y eso también se deja notar, hacia el final del libro, a pesar de cuanto sabemos hoy. Al Qaeda tiene mandos operativos y centralizados y está en fase de centralización, no de dispersión o fragmentación.
 
Pero tal vez la crítica más sensata que se pueda hacer al esfuerzo –inmenso, por otra parte– de Bergen tenga que ver con el método mismo de la obra, la erección como eje del testimonio de terceros. Uno nunca sabe cuánto de verdad, imaginación o ficción se esconde en sus palabras. Acercarse de esta forma a la figura de Osama tendría su sentido si éste fuera un señor opaco, imposible de encontrar por otros caminos. Pero el caso es que nunca ha escondido su pensamiento, ni sus planes globales. De hecho, ahí están la multitud de declaraciones, cintas y vídeos que hizo antes del 11-S y, más que sorprendentemente, después.
 
En este sentido, quien no aspire a una aproximación humana a Ben Laden podría prescindir de esta obra y dedicarse a cualquiera de las recopilaciones de sus escritos y mensajes, que las hay, y buenas. Por el contrario, quien prefiera una lectura más ágil y menos densa o trabajosa encontrará aquí un retrato amplio y extenso de quién es Ben Laden.
 
Pero si hay algo que entresacar de Osama de cerca, y del cierto reconocimiento o grado implícito de admiración que destila por Ben Laden, es que resulta imperativo capturar a éste. Cuanto antes. Cuenta con una mente privilegiada y una gran energía para hacernos daño, con una organización que le es fiel y con miles de jóvenes deseando ayudarle en su causa. No es casualidad que en Oriente Medio no se vean camisetas del Che, como por aquí, sino de Ben Laden.
 
Osama es la cabeza de la serpiente, no Washington. Y cuanto antes se acabe con la bicha, mejor para todos. Eso sí queda claro tras leer esta obra de Peter Bergen.
 
 
PETER L. BERGEN: OSAMA DE CERCA. Debate (Barcelona), 2007, 560 páginas.
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