
Los occidentales de esta hora no conocemos a nuestro enemigo. Y no sólo porque el terrorismo islamista sea un enemigo no convencional: acostumbrados a contar tanques, aviones y buques de guerra, no sabemos cómo valorarlo; sino y sobre todo porque, como apunta Weigel, la sociedad moderna (y posmoderna) se niega a conceder a la religión un lugar destacado en las relaciones internacionales y en la política: puede que no sea suficiente echar mano de la razón para combatir el fanatismo islámico, advierte aquél.
En Terminator 3, cuando al protagonista y futuro líder de la resistencia humana contra las máquinas sufre un ataque de desesperación, el terminator bueno lo zarandea y sacude a modo. Una vez ha conseguido ponerle furioso, le suelta y le dice: "Eso está mejor. La ira es un sentimiento menos negativo que la desesperación". No sé si George Weigel estaría de acuerdo con los autores del guión de esa película de Schwarzenegger, pero hay una idea fuerza a lo largo de esta nueva obra suya: la desesperación conduce a la impotencia y a la autodestrucción, sobre todo cuando lo que tenemos enfrente es un enemigo cuyo culto es la muerte y sus herramientas los coches, mochilas y cinturones bomba. Ahora bien, Weigel no aboga por que nos echemos en brazos de una ira que nos saque de nuestra complacencia destructiva, sino por la claridad moral, para que comprendamos por qué no nos merecemos el destino que nos tienen preparado nuestros enemigos islamistas.
Faith, Reason, and the War against Jihadism (La fe, la razón y la guerra contra el yihadismo) es, como otros anteriores de Weigel, una gozada de libro. Breve y contundente, está trufado de consideraciones filosóficas, religiosas; de ideas e iniciativas políticas; de consideraciones abstractas y numerosos ejemplos tomados de la vida real y cotidiana. Weigel describe el relativismo y la desidia característicos del mundo occidental contemporáneo, pero aporta ideas para superar tal estado de cosas y trata de infundir esperanza en el lector; de ahí el subtítulo: "A Call for Action" (Un llamamiento a la acción).
Formalmente, consta de quince lecciones agrupadas en tres grandes apartados: el primero está dedicado al estudio de nuestro enemigo; el segundo contiene una crítica tanto al realismo de una derecha recalcitrante y obsoleta como al relativismo y cinismo de la izquierda, y el tercero es un potente alegato a plantar cara y vencer al radicalismo islamista, esa amenaza existencial para Occidente.

Mientras que la Biblia ha servido para ensalzar el libre albedrío, la libertad y la dignidad humanas, anota Wiegel, el Corán ha venido a representar todo lo contrario, al presentarse como un manual técnico de una máquina: se toma o se deja, pero no se interpreta.
La tesis de Weigel es clara: el yihadismo es la ideología de inspiración religiosa que enseña que es obligación moral de todos los musulmanes emplear todos los medios necesarios para forzar la sumisión del mundo entero al islam. En consecuencia, el yihadismo es nuestro enemigo. Es el enemigo de Occidente en una guerra multifrente que ha comenzado muy a nuestro pesar y que de la que sólo podemos salir derrotados o victoriosos. En este punto Faith, Reason... nos recuerda al libro de Podhoretz World War IV, ya comentado en estas páginas. Pero, a diferencia de Podhoretz, Weigel no nos ofrece un recorrido histórico por los comienzos y la evolución de esta nueva guerra global, sino que se cierne exclusivamente a sus imágenes, tal y como nos las presentan los medios y la Academia.

La segunda parte de Faith, Reason... es un chute de adrenalina contra el pesimismo imperante entre quienes han defendido la agenda de la libertad en los últimos años; un chute de adrenalina que toma la forma de una crítica razonable al realismo como escuela de pensamiento, forma de ver el mundo y curso de acción política.
Weigel no esconde que la reacción contra el idealismo democratizador obedece en gran medida a la situación en Irak, donde una guerra relámpago ejecutada ejemplarmente dio paso a una situación de violencia y caos que sólo en fechas muy recientes parece remitir. Analiza con sumo cuidado tanto las buenas razones que había para derrocar a Sadam (algo que aquí, en España, habría que hacer también) como los errores cometidos. Pero de la desastrosa experiencia no concluye, como hacen muchos en la derecha y no menos en la izquierda, que la agenda democratizadora haya muerto. Al contrario, Weigel argumenta con brío que el Oriente Medio necesita una gobernabilidad responsable. Recuerda que la democracia no nace cual ave fénix. Que no lo ha hecho así jamás, en sitio alguno. Ni siquiera ha sido posible sin avances y retrocesos.
Nuestro autor no es ningún ingenuo, de ahí que abogue, como primer paso para el establecimiento de la democracia en el mundo árabe, por algo más laxo: la tolerancia religiosa y la responsabilidad política. En cualquier caso, como él mismo señala, "la guerra contra el terror y la promoción de la democracia están inextricablemente unidas, y ninguna puede tener éxito sin la otra". Eso se llama, para nosotros, Doctrina Bush.

En suma, esta segunda parte es una réplica prodigiosa a los múltiples argumentos que inspiran a gran parte de las elites dirigentes occidentales hoy en día, que prefieren negar la realidad olvidándose de los nombres que la pueblan. ¿Recuerdan cuando José Bono, a la sazón ministro de Defensa, quiso suprimir la palabra "guerra" de la Constitución española?
La última parte del libro es, sin duda, la más combativa. Comienza con un feroz ataque, bien fundamentado, contra los peligros del relativismo y el multiculturalismo de una sola dirección (esto es, nuestro respeto hacia los demás sin que los demás tengan la más mínima disposición a respetarnos). Las implicaciones del olvido de las raíces histórico-culturales de la religión cristiana están, igualmente, bien tratadas aquí. Como dice Weigel, "si la fe irracional [en referencia al islamismo] supone una grave amenaza contra el futuro de la Humanidad, lo mismo ocurre con la pérdida de la fe y la razón". Es más, sin fe en la posibilidad de conocer la verdad de las cosas, de discernir el bien del el mal, los occidentales nos estamos desarmando intelectual, cultural y moralmente. Y todo en medio de una guerra impuesta por unos fanáticos del islam.
Weigel aborda aquí aspectos muy dispares, desde la dependencia del petróleo y sus implicaciones en la financiación del radicalismo islámico hasta la diplomacia pública que se necesita desarrollar para combatir en la guerra de las ideas, pasando por el papel socavador que desempeña el antiamericanismo rampante. Y para todo ello encuentra un antídoto que promete una cierta esperanza.
Este libro, que tanto me hubiera gustado escribir, debe convertirse en un must para todos aquellos comprometidos con el triunfo del individuo, de su libertad y de su dignidad en todo el mundo, España incluida.