![Aquilino Duque - Memorias y epistolarios Mi viejo y fraternal amigo Bernardo V. Carande publica unas Memorias que cuanto menos cabe calificar de anárquicas e ingenuas. Hace muchos años, cuando yo vivía en Roma y colaboraba en Destino y me carteaba con Umbral, me permití indicarle a éste, no recuerdo si directa o indirectamente, que el conformismo estaba cambiando de signo. ](https://s.libertaddigital.com/images/trans.png)
No lo decía yo por clarividencia, sino porque vivía en Italia, que en punto a neoconformismo nos llevaba unos años, no tantos, de delantera. Han transcurrido tres decenios largos desde entonces y ese neoconformismo de antaño es hogaño conformismo a secas, y se le ha bautizado con el nombre de "corrección política".
En nombre de esa "corrección política" no hay plumífero que se respete que deje de asestar al moro muerto la lanzada, o el alfilerazo, ritual. En esos alfilerazos, que no llegan a lanzadas, abundan estas desiguales Memorias, vivamente recomendables por ello a los lectores que luchan heroicamente contra el fantasma del moro muerto, que son legión.
![Ramón Carande.](http://www.libertaddigital.com/fotos/noticias/suramoncarande.jpg)
Hoy, que tanto se habla de "memoria histórica", no les vendría nada mal echar un vistazo a esa carta a sus actuales manipuladores, sicofantes, que no discípulos, muchos de ellos de don Ramón Carande en su acogedora senectud. Cuando un hombre se sale de lo común, los franceses dicen o decían: "Cherchez la femme" (Buscad a la mujer). La calidad de Carande queda refrendada por la mujer que escogió para compartir su vida y ser la madre de sus hijos. Hermana de Claudio y Josefina de la Torre, prima de Néstor y de los hermanos Millares, podía haber figurado con luz propia en aquella constelación de canarios ilustrados que fue su familia.
No puedo olvidar la impresión que me causó –vivía yo entonces en Alemania– la lectura en Capela, el simpático boletín rural de su hijo Bernardo, de un texto suyo en que hablaba de Schubert y El rey de los alisos. Como tampoco puedo olvidar el que años antes apareciera en un lectura mía de versos en el Ateneo de Sevilla y me dijera esas pocas palabras que a un joven de veintipocos años lo afianzan en su vocación.
He aquí por qué no puedo leer sin emoción esa carta que echa por tierra todas esas películas, novelas, memorias y reportajes con que se envilece a los españoles de hoy falseándoles su historia.
![José Antonio Muñoz Rojas.](http://www.libertaddigital.com/fotos/noticias/sumunozrojas.jpg)
Su lectura es tan grata como aquellas visitas que los jóvenes poetas hacíamos al poeta yacente en su hotelito de Velintonia.
Decía Hegel que un hombre libre es un hombre que no tiene necesidad de salir de su casa. Si hubo un hombre libre en aquellos años en España, ése fue Vicente Aleixandre, y a esa libertad se le pondría la etiqueta póstuma de "exilio interior", patente contradicción en los términos.
El epistolario está ordenado y cuidado por Irma Emiliozzi, que en la introducción nos da la asombrosa noticia de que, en los primeros días de nuestra guerra, Vicente Aleixandre, víctima de una vil denuncia, pasó veinticuatro horas en una cheka, de la que vino a sacarlo su amigo Pablo Neruda, cónsul aún de Chile. A Carande, en cambio, quien lo sacó fue Juan Lladó, el mismo que acabada la guerra metió en el Banco Urquijo a Muñoz Rojas.
La suerte de Carande fue, sobre todo, que, cuando lo detuvieron, el celoso Carrillo había sido ya sustituido por aquel anarquista con nombre de rey mago que mereció el sobrenombre de "el ángel de las prisiones".
Bernardo Víctor Carande, Memorias, 1932-2002, Badajoz, Del Oeste Ediciones, 2005.
Cartas de Vicente Aleixandre a José Antonio Muñoz Rojas (1937-1984), Valencia, Pre-textos, 2005.