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DE PARADO A EMPRESARIO

Los santos emprendedores

Cuando aún no peinaba canas (bueno, en realidad sigo sin hacerlo, pero siempre me ha gustado esta expresión), fundé una empresa. Éramos cuatro socios: dos de Barcelona, uno de Herencia (Ciudad Real) y yo, el madrileño raro que siempre ha sido del Barça. Nos vimos por primera vez las caras el día que firmamos ante notario los papeles, Melchor.


	Cuando aún no peinaba canas (bueno, en realidad sigo sin hacerlo, pero siempre me ha gustado esta expresión), fundé una empresa. Éramos cuatro socios: dos de Barcelona, uno de Herencia (Ciudad Real) y yo, el madrileño raro que siempre ha sido del Barça. Nos vimos por primera vez las caras el día que firmamos ante notario los papeles, Melchor.

Aquello fue un error, o más bien una suma de ellos. Nadie se dedicó a la empresa a tiempo completo; fui yo el que más dedicación le puso, y pese a ello nunca fue el único foco de mi actividad. Teníamos una idea de negocio, pero no un verdadero plan, ni siquiera uno de esos de una o dos páginas, que son los realmente útiles. Y, sobre todo, nadie se dedicó a vender. Así no había forma de tirar hacia delante, así que finalmente uno de nosotros dio un puñetazo encima de la mesa y compró a los demás sus respectivas partes (a un precio al que, verdaderamente, no puedo poner pegas). Seguro que ahora le irá mejor.

Posiblemente, de haber tenido a alguien soplándome los consejos que Borja Prieto ofrece tanto en su De parado a empresario como en su blog Desencadenado –del que extrae la mayor parte del contenido de estas páginas–, no habría cometido aquellos fallos, o al menos me hubiera dado cuenta antes de que estaba cometiendo un error y más me valía dedicar el tiempo a cosas más productivas.

Vaya por delante que conozco a Borja, aunque en realidad nos hayamos visto dos o tres veces a lo largo de varios años, y que me cae muy bien, así que no sé si podré ser muy objetivo. Es más, me cita en la página de agradecimientos, lo que me dificulta aún más la labor. ¡Hasta me ha enviado un ejemplar firmado, el muy sinvergüenza! Sin embargo, aun antes de que me hiciera la pelota de una forma tan descarada ya me gustaba cómo escribe y de qué escribe, así que quizá puedan fiarse de mí. Y si no quieren, siempre pueden leer sus artículos en esta santa casa.     

De parado a empresario es algo así como un libro de autoayuda para emprendedores. Ofrece numerosos consejos útiles para recorrer buena parte del camino, pero sin ocultar las dificultades que le esperan al que se lance. De hecho, en más de un punto Borja nos aconseja no tirar hacia delante si no cumplimos o no nos vemos capaces de cumplir tal o cual requisito. O si, simplemente, nos creemos que queremos fundar una empresa y en realidad lo que deseamos es ser un freelance.

Los consejos borjianos van desde cómo pagar a Hacienda y a la Seguridad Social lo menos posible sin salirse de la ley hasta... hasta..., vamos, que hasta te cuenta lo conveniente que puede resultarte poner a tu empresa un nombre que empiece por la letra a. Y para hacerlo más ameno incluye casos relacionados con empresas reales y muy conocidas, y hasta algunas respuestas de sentido común a preguntas tipo freakonomics como: ¿por qué no solemos ver las mismas caras entre los camareros del VIPS a poco que tardemos en visitarlo de nuevo?

El principal problema es que, pese a estar evidentemente basado en la experiencia del autor, Borja Prieto nunca nos cuenta la suya, salvo dos o tres detallitos. De ahí que el lector no avisado pueda quedarse un poco desconcertado cuando empiece a leer referencias a un misterioso ente llamado Alanta y que resulta ser la empresa especializada en software libre que fundó el autor, algo que averiguaremos, de forma indirecta, ya bien entrado el libro. Quizá hubiera faltado que, en la introducción, se contara algo sobre ella.

Al margen de esa nimiedad, la verdad es que no se nota que el origen del libro es un conjunto de anotaciones de blog, lo cual tiene su mérito. Pero paradójica y precisamente gracias a su origen se deja leer sin esfuerzo, ya que en internet no te puedes permitir ser un plasta y aburrir a la audiencia. Además, incluso si no entra en nuestros planes montar ninguna empresa, como es mi caso, estas páginas nos serán de provecho, porque algunos capítulos, como el de la organización del tiempo de trabajo, no son aplicables sólo a los emprendedores, ni mucho menos.

Eso sí, después de leerlo se queda uno aterrado de lo difícil que puede llegar a ser crear una empresa, por pequeña que sea, y tener éxito. Y que luego venga la tropa liberada, que jamás ha hecho nada en su vida, a demonizar a los empresarios... País.

 

BORJA PRIETO URSÚA: DE PARADO A EMPRESARIO. GUÍA PARA SALIR DEL PARO CREANDO TU PROPIA EMPRESA. GAAP (2010), Madrid.

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