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'PZ. PROYECTO ZAPATERO'

Los "mitos ideológicos" y un totalitario llamado ZP

Los dos mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero han sido objeto de varios ensayos centrados en desentrañar las claves del proyecto revolucionario del presidente del gobierno. De entre ellos destaca PZ. Proyecto Zapatero, con el subtítulo de "Crónica de un asalto a la sociedad", firmado por Ignacio Arsuaga y M. Vidal Santos.


	Los dos mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero han sido objeto de varios ensayos centrados en desentrañar las claves del proyecto revolucionario del presidente del gobierno. De entre ellos destaca PZ. Proyecto Zapatero, con el subtítulo de "Crónica de un asalto a la sociedad", firmado por Ignacio Arsuaga y M. Vidal Santos.

Arsuaga y Vidal son miembros de la asociación Hazte Oír, que ha puesto en marcha numerosas iniciativas destinadas a neutralizar los embates del socialismo español que patronea José Luis Rodríguez Zapatero.

Tal vez la mayor virtud de este libro sea que muestra con abundantes ejemplos cuál es la arquitectura moral del personaje, y qué es lo que piensa de las grandes cuestiones que ha de afrontar una sociedad moderna en el siglo XXI. Arsuaga y Vidal dan aquí las claves que explican el odio proteico de Zapatero a los principios, mecanismos y órganos que hacen a las sociedades libres, y su afán constante por eliminar cualquier institución –la familia por encima de todo– que dispute al estado socialdemócrata, es decir socialista, la facultad de determinar cuál es la moral pública a que todo ciudadano debe someterse. José Antonio Alonso, portavoz del PSOE en el congreso de los diputados, se encargó de poner voz a los deseos de su jefe cuando afirmó, en sede parlamentaria:

En el ámbito de lo público, la única moral posible es la de la Constitución.

Semejante afirmación fue realizada en el contexto del debate sobre la ampliación de la ley del aborto, sin que el vocero socialista se percatara de que, si todos debemos someternos a la ética constitucional, el gobierno y su partido estaban vulnerando tan absurdo principio, dado que lo que exige nuestra Carta Magna es la preservación del derecho a la vida, y no su destrucción, que fue lo finalmente quedó consagrado en dicha norma, que permite el asesinato de los nonatos. Se ha llegado al siniestro estrambote de considerar un crimen así un derecho de la mujer, cuyo ejercicio debe garantizar el estado.

Y como, según los socialistas, el gobierno es quien dicta la moral pública, su presidente no tiene empacho alguno en hacer afirmaciones públicas del siguiente tenor:

El derecho a la vida es el derecho supremo, como lo ha calificado el Comité de Derechos Humanos, porque sin su garantía efectiva todos los demás derechos carecen de significado y de razón de ser. Algo que parece obvio a los ojos de todos pero que, si lo fuera de verdad, no nos empujaría hoy y mañana a reclamar de los poderes públicos de todo el mundo que sean plenamente consecuentes con el carácter inviolable, incondicionado de la vida humana, y con el derecho a no ser sometido a penas crueles, inhumanas y degradantes.

Esto, que podría muy ser un alegato antiabortista impecable, es en realidad un fragmento de la intervención de Zapatero en el Coloquio Internacional sobre la Abolición Universal de la Pena de Muerte celebrado en Madrid el 9 de diciembre de 2009. La moral, según Zapatero, es esto: que el estado preserve la vida de asesinos y terroristas convictos pero, en cambio, permita que las mujeres se la arrebaten a los hijos que llevan en su seno, por supuesto con financiación pública y toda la protección administrativa y legal que necesiten.

Unos meses más tarde, en el Congreso Mundial contra la Pena de Muerte celebrado en Ginebra, nuestro defensor asimétrico de la vida insistía:

Nadie tiene derecho a arrebatar la vida a otro ser humano, absolutamente nadie. Trabajemos por esa causa. Me tienen a su disposición.

Se trata del mismo personaje que ha promocionado el asesinato de seres humanos prácticamente como un método anticonceptivo más entre las jóvenes, menores de edad incluidas, a cuyos padres se arrebata la patria potestad para que el aborto sea un asunto que quede estrictamente entre el estado y la chica en cuestión.

El libro estudia también las otras grandes cuestiones que Zapatero ha utilizado para poner en marcha su proyecto político, como el totalitarismo educativo –con la eufemísticamente denominada "Educación para la Ciudadanía"–, la ideología de género o la reforma territorial de la nación, a despecho de las garantías constitucionales. En todos estos campos, que deberían ordenarse de acuerdo con los principios mayoritariamente compartidos por la sociedad, Zapatero ha introducido su escalpelo revolucionario sin los escrúpulos que atenazarían la voluntad de cualquier otro gobernante. Y es que para ZP la única política digna de tal nombre es la que persigue erradicar los comportamientos individuales, para sustituirlos por otros diseñados desde el poder. La gestión eficaz de los recursos públicos en busca de la prosperidad general y el bien común, en cambio, le parecen antiguallas, y sólo empezaron a captar su atención cuando los efectos de la crisis económica eran ya devastadores, especialmente entre las capas más desfavorecidas de la sociedad.

Zapatero comenzó su proyecto revolucionario en 2004. En 2008 se hizo con el voto de extrema izquierda y de una parte del nacionalismo porque hizo propios los objetivos de la agenda de la izquierda más radical y gracias a su relativismo en lo relacionado con la cuestión nacional. A partir ese último año el proceso se acelera, en buena medida debido a los efectos devastadores de la brutal crisis económica, que hasta la fecha el ejecutivo se ha visto incapaz de manejar. Todo ello da como consecuencia una legislatura en que los sobresaltos han sido continuos, con un personaje al que la falta de escrúpulos le convierte en el principal enemigo de los soportes de las sociedades civilizadas: la propiedad privada, el libre intercambio de bienes y servicios, la familia, la unidad nacional, que para ZP –como él mismo se encargó de asegurar a su biógrafo de cámara– no son más que "mitos ideológicos" que conviene erradicar cuanto antes.

Este libro, editado por la propia asociación Hazte Oír, es el recuento definitivo de la política antisocial de Zapatero, y un análisis muy certero y comprometido de la postura  que la sociedad civil debería adoptar frente a un gobernante para el que la democracia sólo es un obstáculo que ha de superar su proyecto totalitario.

 

IGNACIO ARSUAGA y M. VIDAL SANTOS: PZ. PROYECTO ZAPATERO. Hazte Oír (Madrid), 2010. 140 páginas.

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