El chivo expiatorio, el culpable último de todo, era ese presidente encarado, antipático y autoritario, José María Aznar, amigo del enemigo yanqui, un tal George W. Bush. La mera mención a Aznar llevaba aparejados el error, la maldad, la fealdad, el facherío cutre y, por supuesto, el ridículo. En este punto, el zapaterismo no sería sino la sublimación progre de la aznarofobia.
Así pues, cuando se estudie el auge y caída del imperio zapateresco será ineludible hablar de la aznarofobia. El libro de Graciano Palomo De Aznar a Rajoy: La maldición de Casandra se convertirá en un prueba más de ese estado mental que se ha enseñoreado de parte de la sociedad española desde que la derecha tiene un partido que gana elecciones.
Y es que la izquierda no digiere que la derecha haya gobernado ocho años (la gran anomalía de nuestra democracia), y que, para colmo, esos ocho años hayan conformado el periodo de nuestra mayor prosperidad. Se trata de una contrariedad que les lleva a cierta esquizofrenia intelectual. Sólo así se puede afirmar, como Palomo, que Aznar fue "en muchos aspectos un gran presidente" (pág. 10) y, a la vez, "uno de los peores presidentes que ha tenido jamás el mundo libre" (pág. 11).
Partiendo de la aznarofobia, la obra de Palomo gira alrededor de dos tesis. La primera aboga por culpar a Aznar de los problemas políticos que padece el país. La crispación nacionalista que generó su "idea joseantoniana" de España, dice el autor, ha llevado a la caótica reordenación territorial de hoy; la falta de democracia interna a la hora de elegir a su sucesor, Mariano Rajoy, ha metido al PP "en la fosa"; el apoyo a la intervención en Irak provocó el 11-M; y sus errores obligaron a los españoles a votar a un hombre inexperto y radical, Zapatero.
Por si fuera poco, Aznar, con su "autoritarismo", echó por tierra la Transición. Y tras su falso adiós a la política se ha convertido en "un demagogo irresponsable en busca de restañar su resentimiento a costa del PP, aun de España, arruinando toda posibilidad de voluntad centrista", lo que impide a los populares acercarse al poder (pág. 28).
La segunda tesis sostiene que Mariano Rajoy no puede llevar el PP al poder porque, dice Palomo, le falta personalidad ganadora y carece de un equipo de confianza con peso en el partido. Zapatero, además, le ha tomado la medida parlamentaria, con lo que ha inutilizado la gran baza del gallego, su habilidad oratoria. La impotencia del dirigente del PP también se nota en el seno del partido, en manos de los aznaristas y los barones regionales. Bajo el "imperio moral" de Aznar, Rajoy "no transmite sensación de controlar nada, y mucho menos al PP" (pág. 446).
El libro de Graciano Palomo, en fin, tiene tres componentes: el rencor, la interpretación socialista al uso y cierto aroma a historia ya contada. De hecho, Palomo ya se ocupó de Aznar y del PP en dos obras anteriores: El vuelo del halcón: José María Aznar y la aventura de la derecha española (1990) y El túnel: la larga marcha de José María Aznar y la derecha española hacia el poder (1993).
El rencor personal y un evidente deseo de saldar cuentas recorren todo el libro, de ahí los insultos que se vierten sobre numerosos políticos y periodistas. A esta práctica, que suele descalificar por sí sola cualquier trabajo, se le añade una ausencia total de método analítico. No hay un análisis sobre el pensamiento, la estrategia y el contexto histórico y político del PP. Ni un estudio serio de la élite del partido, salvo alguna nota biográfica sin relación contextual ni consecuencia. Asimismo, no se hace un uso correcto de los conceptos politológicos, que se manejan con total despreocupación: por ejemplo, ningún politólogo se atrevería, por dignidad personal, a calificar al PP de "populista" (págs. 418 y 456).
Por lo que hace al subtítulo: "Los secretos de la derecha española", Palomo no hace sino presentar un conjunto de anécdotas sin apenas relevancia histórica. Junto a las comidillas y sucesos personales, Palomo da cancha a los conocidos argumentos de la interpretación socialista de la derecha española, dentro del molde de la aznarofobia.
En conclusión: De Aznar a Rajoy no sirve para hacer la historia del PP, pero sí resulta útil para saber de las fobias de la izquierda tras treinta años de democracia.