La presente obra está dividida en varios capítulos; pero los esenciales son 'Antepasados y años de formación', 'El gran narrador' y 'Consagración y reconocimientos'. En ellos, Vaccaro sigue la andadura de Borges en la espuma de los días, así como sus escritos poéticos y narrativos. Ahora bien, la diferencia importante que ofrece este libro (incluso comparándolo con la excelente biografía ilustrada de Alicia Jurado) es que esta edición se edifica totalmente sobre fotografías de Borges, tomadas a lo largo de su dilatada y rica vida.
En consecuencia, le vemos fotografiado en la infancia, en la adolescencia, en la juventud; luego, con los más diversos escritores, junto a las numerosas mujeres que influyeron en su vida. Y, en fin, hay incontables fotografías con su amigo Adolfo Bioy Casares y la esposa de éste, Silvina Ocampo (cuya boda apadrinó), así como con el singular Macedonio Fernández. El volumen de Vaccaro contiene también fotografías de manuscritos de Borges, de cartas y de postales, y muestra las carátulas de las primeras ediciones de sus numerosos libros.
Borges escribió desde niño; más tarde, en Mallorca, incursionó en el ultraísmo, y allí dio a conocer artículos periodísticos y poemas, en diarios y revistas. Por aquellos tiempos tradujo a algunos poetas alemanes. Cuando regresó a Buenos Aires, en 1921, su actividad fue realmente intensa: escribió comentarios de libros, ensayos y, naturalmente, poesía. Lo hizo en la revista de Victoria Ocampo, Sur, así como en otras de venta masiva, muy populares, como El Hogar.
En 1933 Natalio Botana, director del diario Crítica de Buenos Aires, propuso al periodista, poeta y guionista de cine Ulyses Petit de Murat la dirección de una revista literaria. Botana procuraba competir con los suplementos culturales de La Nación y La Prensa. Petit de Murat invitó a Borges (su pariente y amigo) para llevar adelante aquel suplemento literario, y fue así que nació la Revista Multicolor de los Sábados de Crítica. El eclecticismo de los directores permitió que la misma se abriera en abanico a los más variados aspectos de la realidad y acercara a los lectores textos de los grandes escritores de la época.
El libro de imágenes que nos ocupa muestra fotos de los diversos trabajos de Borges en este sentido: sus notas sobre Joyce, sobre Kipling, sobre H.G. Wells, entre tantos más. No faltan algunas curiosidades; por ejemplo, la necrológica de Borges publicada por Le Figaro, donde se traza una semblanza y se analizan brevemente aspectos de su obra.
A lo largo de su quehacer como comentarista de libros, Borges no sólo firmó con su nombre, sino que dejó incontables páginas escritas con pseudónimos, tales como Alex Ander, Benjamín Beltrán, André Corthis, Pascual Güida y José Tuntar. En sus reseñas era, a veces, demasiado generoso, y en otras, excesivamente cáustico. El otro, el mismo, a lo largo de su numerosa existencia.
El escritor, en su madurez, recibió incontables distinciones en las más importantes universidades del mundo, numerosos premios (incluido el Cervantes), y de todo ello hay fotografías. Y así, paso a paso, esta biografía ilustrada recupera a Borges, ahora que ya no está entre nosotros. En cuanto a su voz, nos sigue hablando: su obra es universal.