Jorge Ramos es uno de los hispanos más influyentes y admirados dentro de la comunidad hispana de EEUU. Desde 1986 es, además de un conocido articulista de prensa, el presentador televisivo del Noticiero Univisión y uno de los personajes que más tiempo ha estado ininterrumpidamente en las pantallas. La ola latina es la edición ampliada de otra entrega homónima previa –de 2004– y subtitulada ‘Cómo los hispanos elegirán al próximo Presidente de los Estados Unidos’.
Tras el triunfo electoral de George W. Bush, el subtítulo del nuevo libro se limita a un 'Cómo los hispanos están transformando la política en Estados Unidos'. Esta reciente edición corre a cargo de Rayo –una rama editorial hispana de HarperCollins Publishers–: la misma que promociona y publica otros libros del mismo autor (La otra cara de América, Atravesando fronteras o Morir en el intento, entre otros).
En esta aumentada versión de La ola latina Ramos asegura que el crecimiento demográfico de la población hispana en EEUU tendrá un efecto más importante que cualquier otra cuestión internacional, incluida la del terrorismo. La ola de los hispanos avanza imparablemente: cada año hay un millón y medio más; de ahí que Ramos considere que la revolución demográfica será también cultural, que alterará las estructuras de poder y la forma de vida estadounidense. Si los latinos de Florida decidieron la elección presidencial de 2000, los votantes hispanos de Colorado, Nevada y Nuevo México reeligieron al presidente en 2004.
Argumenta Ramos que EEUU está viviendo ahora mismo un proceso de "latinización" que no culminará hasta que se convierta en una nación hispana, durante el primer cuarto del próximo siglo. Dicha hispanización no significará –según el autor– que el país se parezca a Hispanoamérica, sino que las prácticas, costumbres y tradiciones de los hispanos tienen y tendrán una influencia fundamental en el futuro de la nación.
Ramos define a los hispanos como comunidad dentro –y no fuera– de los Estados Unidos, aunque hayan nacido fuera de sus fronteras. Por tanto, no se trata de un grupo homogéneo. Desde esa premisa, su hipótesis plantea tres posibles escenarios para los hispanos: 1) que repetirán la experiencia de los emigrantes europeos y se asimilarán; 2) que, debido a sus diferencias raciales, algunos hispanos se integrarán, en dos o tres generaciones, con los blancos mientras que otros se mantendrán al margen, y 3) que los hispanos, por su gran número, crearán su propio espacio sociocultural y crearán nuevas estrategias de adaptación.
El autor cree que la tercera hipótesis es la más posible. Con todo, afirma que los hispanos son distintos y que, aunque se están integrando rápidamente en la sociedad estadounidense, no terminarán asimilándose por completo en el plano cultural. Ramos cree que esas diferencias culturales acabarán influyendo en el resto de la sociedad norteamericana, dando al traste con la teoría del crisol cultural o "melting pot".
El libro consta de ocho capítulos, que plantean estas ideas desde varios particulares: la importancia del voto hispano en las dos últimas elecciones presidenciales norteamericanas; la clasificación de los grupos hispanos; la diferenciación de los hispanos y el "melting pot", que Ramos califica de "mito"; los intereses de los hispanos, sus gustos y particularidades; la idea de Estados Unidos como "el invasor invadido" que está siendo ya reconquistado, el poder real de los inmigrantes y algunas ideas sobre la agenda más recomendable para los hispanos.
Lo más curioso es que Ramos reconoce que la ola hispana tiene una contracorriente. Porque así como los hispanos están "latinizando" Estados Unidos, los hispanos, a su vez, también se están americanizando, según ya argumentó Harry Pachón, del Tomás Rivera Policy Institute. Sin embargo, Ramos asegura que la americanización de los hispanos es un fenómeno que se da con los individuos que llevan dos generaciones o más en el país. Por eso insiste en que la hispanización es la corriente que domina y prevalece. Es así como puede explicarse que, de las más de trescientas páginas del libro, sólo se dediquen cuatro –contadas– a una realidad visible a todas luces: la americanización de los hispanos.
Por lo mismo, habría que cuestionar esa insistencia del autor en presentar lo hispano casi siempre en el marco de los discursos y narrativas de la victimización; la misma protesta que tan poco resultado le ha dado a la comunidad negra, al calor de las izquierdas en el Partido Demócrata. Así, no extraña que uno de los apartados del cuarto capítulo se titule, precisamente, 'Discriminación y la alianza de afroamericanos e hispanos'. Ese discurso de la victimización es el mismo que late en algunas páginas de otros libros de Ramos, especialmente al tratar el fenómeno de la emigración y la frontera.
En lo que toca a España, aparece mencionada en muy pocas ocasiones, porque acaso Ramos considera que los más de 100.000 españoles que viven en Estados Unidos no resultan demasiado relevantes para la ola latina. Tampoco parece resultarle grata la labor en favor de la cultura y el español como lengua por parte de la Real Academia de la Lengua Española, a tenor de su admiración por Ilán Stavans y su defensa del llamado "spanglish".
Al hilo de esto, Ramos trata de la necesidad de utilizar en los medios de comunicación televisivos un "español neutral" con un "acento neutral", o sea uno "que no sea ofensivo a ninguno de los distintos grupos de latinos que nos ven". A su juicio, "los acentos en español más difíciles de ocultar son los de españoles y argentinos". Nos preguntamos, como hablantes de español, qué hay que ocultar de nuestros acentos, y por qué razón.
La respuesta a este punto, como a casi todo cuanto Ramos plantea en este libro, radica en la voluntad e interés del autor por ubicarse en la ridícula moda de lo políticamente correcto y en la retórica del multiculturalismo y la diversidad. A ello hay que sumar la insistencia en las referencias al prejuicio étnico contra los hispanos y la discriminación. Resulta elogiable, eso sí, que reconozca al menos que tal discriminación también existe entre los mismos hispanos.
En el ámbito político, Ramos señala que los dos grandes partidos norteamericanos están enfrascados en una lucha por el voto de los hispanos, y nos aclara en el prólogo que el libro "no está marcado o influido por ningún favoritismo partidista", sino que es un intento de "tratar a ambos partidos de la misma manera". Ya saben: "Excusatio non petita, accusatio manifesta". Así es, porque La ola latina plantea en el fondo serios problemas de definición y concepción, así como un sesgo ideológico que –aunque respetable– no requeriría ni de disimulos ni de ambages.
Sobre algunas de estas cuestiones será necesario tratar en otra columna, donde mostraremos la parcialidad ideológica de este libro al enfrentarse al problema de los hispanos. Y, acaso más importante todavía, apuntaremos cómo las ideas que sostiene Ramos vienen paradójicamente a darle la razón al insultado Samuel Huntington, autor de ¿Quiénes somos?, una obra y un autor vapuleados desde los sectores más antiamericanos.