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GRANDEZA

Debemos tanto a Reagan y a Churchill...

La editorial Gota a Gota continúa con su cometido de hacer llegar al lector en español obras de referencia del ámbito liberal-conservador con la reciente publicación de Grandeza, del norteamericano Steven F. Hayward.

La editorial Gota a Gota continúa con su cometido de hacer llegar al lector en español obras de referencia del ámbito liberal-conservador con la reciente publicación de Grandeza, del norteamericano Steven F. Hayward.
Como el autor reconoce, este libro fue el resultado de sus previos estudios sobre Churchill y Reagan, dos figuras políticas de enorme calado que vivieron tiempos distintos y tuvieron personalidades muy diferentes. Sin embargo, a pesar de lo mucho que les separaba, Hayward fue reconociendo coincidencias en aspectos poco comunes en un ciudadano normal. Sobre esas significativas similitudes escribió una obra muy amena, en algunos momentos hilarante –como ocurre siempre que nos acercamos a Winston Churchill–, breve pero estimulante.
 
En un tiempo de auge del relativismo, donde los valores parecen un estorbo heredado del pasado que nos gustaría arrumbar en el desván –si no fuera porque el precio del metro cuadrado nos impide tener desván–, hablar de grandeza, de la condición de estadista, parece un anacronismo. Pues bien, se trata exactamente de eso, de poner sobre la mesa la importancia de la grandeza a lo largo de la historia, del papel del individuo en la resolución de grandes retos o amenazas en momentos distintos.
 
El relativismo no es algo nuevo, como tampoco lo es el pensamiento políticamente correcto. Ese tipo de comportamientos estuvo detrás de las políticas de apaciguamiento que llevaron a la II Guerra Mundial, la más brutal de las vividas, que, según Churchill, pudo haberse evitado si en vez de ceder para dar satisfacción al enemigo se hubiera mantenido una política de firmeza. Nunca sabremos si hubiera sido posible; de lo que no tenemos duda es de lo que finalmente ocurrió.
 
Winston Churchill.Este libro nos permite conocer mejor a Churchill y a Reagan, entender algo más las circunstancias que les tocaron vivir, sus aciertos y sus errores. Pero, sobre todo, nos invita a cuestionarnos quiénes somos y dónde estamos. ¿Puede una sociedad post-moderna afrontar retos que generaciones anteriores tuvieron que asumir a costa de grandes sacrificios? ¿Se puede movilizar a una sociedad desde la ausencia de valores? ¿Se puede afrontar la globalización con liderazgos débiles y Estados en proceso de disolución?
 
La historia nunca se repite, pero nos enseña mucho. La experiencia es una extraordinaria fuente de conocimiento que está siempre a nuestra disposición. En este sentido, Hayward ha realizado un precioso trabajo de comparación entre los comportamientos de Churchill y Reagan que nos ayuda a entender cómo Occidente resolvió algunos de sus grandes retos, qué papel desempeñaron entonces los valores y las convicciones y en qué medida los comportamientos convencionales son una garantía para el desastre.
 
Gobernar no es administrar, sobre todo en momentos de crisis. Del gobernante esperamos que sepa fijar tanto los objetivos como las políticas. Las situaciones excepcionales requieren de liderazgos extraordinarios, y éstos sólo son posibles desde la convicción, el afianzamiento en determinados principios y valores. Tanto Churchill como Reagan se equivocaron en muchas ocasiones, pero siempre supieron adónde querían llegar y no tuvieron reparos en enfrentarse a planteamientos convencionales o sensatos para dar prioridad a lo que era realmente importante.
 
Les debemos mucho, a Churchill y a Reagan, y podemos aprender de ellos aún más, lo cual nos vendría muy bien a la hora de manejarnos en una nueva sociedad internacional que apenas vislumbramos.
 
 
STEVEN F. HAYWARD: GRANDEZA. REAGAN Y CHURCHILL, DOS LÍDERES EXTRAORDINARIOS. Gota a Gota (Madrid), 2008, 206 páginas.
 
Pinche aquí para ver el CONTEMPORÁNEOS dedicado a FLORENTINO PORTERO.
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