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NARRATIVA

Cita en Samarra

Aunque sobreestimada por sus coetáneos, e incluso por grandes críticos literarios como Lionel Trilling, esta primera novela de O'Hara saca a relucir uno de los primeros ingredientes de la narrativa del siglo veinte: las vidas desesperadas hasta la autodestrucción.

Aunque sobreestimada por sus coetáneos, e incluso por grandes críticos literarios como Lionel Trilling, esta primera novela de O'Hara saca a relucir uno de los primeros ingredientes de la narrativa del siglo veinte: las vidas desesperadas hasta la autodestrucción.
John O'Hara.
Es su primera novela y la mejor. El lenguaje es diestro sin caer en refinamientos lingüísticos efectistas. Fue un modelo para Hemingway: "Si quieres leer un libro de un hombre que sabe exactamente lo que está escribiendo y lo hace maravillosamente bien, lee Cita en Samarra".
 
Mientras se escriban novelas como Cita en Samarra, el género seguirá vivo. Nadie planteará por enésima vez la muerte de la novela. Este libro marca una de las cimas más altas de la narrativa norteamericana de los años 20 y 30. Trata un tema menos universal de lo que algunos creen sobre un nuevo escenario social. La cuestión de fondo es la autodestrucción del ser humano en la sociedad norteamericana de los años 30. Porque una cosa es el suicidio de un individuo, por un lado, y otra la autodestrucción personal en un determinado marco social, por otro, creo que esta novela trae una novedad para su tiempo: muestra a EEUU como un escenario social decisivo para comprender la autodestrucción del hombre y la sociedad.
 
Publicada en 1934, Cita en Samarra inicia uno de los caminos más fructíferos de la narrativa norteamericana actual: la autocrítica de una sociedad. Resulta difícil hallar una literatura más crítica con su propia sociedad que la norteamericana. Esta novela muestra una sociedad satisfecha sostenida en pies de barro. No entra en el análisis de esas carencias morales, pero las deja apuntadas de modo genial. O'Hara es tan objetivo en su novela como en sus crónicas periodísticas.
 
En verdad, escribió para vengarse de una sociedad que le asfixiaba. Escribió para liberarse, o mejor, romper las cadenas que lo apresaban en una sociedad tan acomodada como cínica. Escribió este texto siguiendo el consejo que él mismo dio a su colega Walter Farquhar:
Si estás pensando en irte de esa horrible ciudad, por el amor de Dios, escribe algo que te obligue a salir de ella. Escribe algo que corte para siempre tu vínculo con la ciudad, eso te ayudará a librarte de la amargura que debes de haber acumulado contra todos esos cabrones condescendientes.
O'Hara pertenece a la generación de Dos Passos, Faulkner, Scott Fitzgerald y Hemingway, Wright Morris, John Steinbeck y Katherine Anne Porter. Esta obra es unidad de medida de la narrativa contemporánea, entre otras razones, porque la imaginación literaria cede ante la poética y cruel realidad. La narrativa realista es, seguramente, más literaria que la ficción. O'Hara hace una crítica tan realista como destructiva de la sociedad provinciana norteamericana poco antes de la Gran Depresión. Y sin embargo Cita en Samarra –la cita con la muerte de la tradición literaria islámica– no es una novela regional, como se empeñan algunos críticos en decir, sino una obra cosmopolita. Los sucesos de una ciudad provinciana de EEUU se repiten en el resto del mundo.
 
A pesar de ese fondo autodestructivo de las sociedades contemporáneas que O'Hara descubre para la gran literatura de nuestra época, creo que no es el concepto, la elaboración intelectual, su lado más destacable, sino su enérgica y brillante manera de escribir. La acumulación de detalles externos es tan elaborada y rica para la descripción que termina olvidándose de lo decisivo: el hombre caído sin posibilidad de redención. Los estereotipos de los personajes terminan con las personas. Sin embargo, hay algo grandioso en los personajes femeninos de O'Hara, a saber, sus reacciones afirmativas frente a todo tipo de agresiones masculinas. Las mujeres de O'Hara consiguen que los hombres, de verdad, paguen. Por aquí, pocos como este autor han reflejado tan bien el carácter salvaje y violento que se esconde bajo el exterior de una sociedad sosegada.
 
La elección de una ciudad provinciana permite a O'Hara fotografiar y ver con delectación a todos los personajes, pero, por otro lado, le hace caer en la estrechez de miras de quien observa siempre lo mismo sin comparar a los personajes vistos en un posible espacio más ancho, e incluso desprecia los motivos y las razones, en fin, la dignidad de los retratados.
 
A pesar de todo, esta novela sigue viva, porque O'Hara es un escritor muy inteligente. Sabe lo que escribe y a quién se dirige; pero, sobre todo, es un novelista brillante, porque captó perfectamente el estilo de una sociedad que aún nos condiciona.
 
 
JOHN O'HARA: CITA EN SAMARRA. Lumen (Madrid), 2009, 308 páginas.
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