Efectivamente, pocos serían los que situarían tal ceremonia en San Agustín de la Florida y el 10 de julio de 1821. Se arrió la roja y gualda y se izó la de las barras y estrellas; nuestros últimos soldados marcharon rumbo a Cuba, dejando atrás plazas y calles en las que el sonido del español se iría borrando con el tiempo.
Fernando Martínez Laínez vuelve a poner su pluma al servicio de nuestro pasado; esta vez, con Banderas lejanas, que habla de cuando los españoles nos atrevimos a subir desde Méjico hasta Alaska; mantuvimos fortines, misiones y expediciones allí hasta la aún cercana fecha de 1821.
Si alguna vez hubo motivo para realizar películas del Oeste, los hombres blancos no habrían de ser anglosajones, sino españoles atrevidos con la Cruz por delante.
Ponce de León, Cabeza de Vaca, Tristán de Luna, Hernando de Soto, Juan de Oñate, el padre Kino, Blas de Lezo, Bernardo de Gálvez..., Martínez Lainez nos va desplegando una maravillosa historia desconocida en ésta que quizá sea su mejor obra, lo cual no es una afirmación menor, hablando como hablamos del autor de Tercios de Flandes, El camino español o Lobos hambrientos, que han merecido enormes elogios por lo que han tenido de recuperación y pedagogía de España.
Es en lo relacionado con la dialéctica del Poder donde la obra gana en profundidad. Esa lucha por los grandes espacios, geopolítica e histórica, nos muestra cómo España mantuvo un lugar y supo discutirlo con hombres (siempre en minoría) y medios escasos, pero con gran determinación.
Laínez nos deja sus banderas lejanas, y allí quedan las estatuas de Gálvez y la fortaleza de Cartagena de Indias para dar testimonio de las derrotas que Inglaterra jamás querrá recordar.
Quizá la historia se habría escrito de otro modo si no hubiéramos tenido la invasión napoleónica. Quizá España hubiera tenido el músculo suficiente para mantener aquellas posiciones, pero... bien está que recordemos que hubo un tiempo en que el silencio precedía a la tormenta que podía desatar un conjunto de españoles...
© Semanario Atlántico
FERNANDO MARTÍNEZ LAÍNEZ: BANDERAS LEJANAS. Edaf (Madrid), 2009, 544 pagínas.
CARLOS MARTÍNEZ-CAVA (martinezcava@semanarioatlantico.com), abogado y periodista.
Fernando Martínez Laínez vuelve a poner su pluma al servicio de nuestro pasado; esta vez, con Banderas lejanas, que habla de cuando los españoles nos atrevimos a subir desde Méjico hasta Alaska; mantuvimos fortines, misiones y expediciones allí hasta la aún cercana fecha de 1821.
Si alguna vez hubo motivo para realizar películas del Oeste, los hombres blancos no habrían de ser anglosajones, sino españoles atrevidos con la Cruz por delante.
Ponce de León, Cabeza de Vaca, Tristán de Luna, Hernando de Soto, Juan de Oñate, el padre Kino, Blas de Lezo, Bernardo de Gálvez..., Martínez Lainez nos va desplegando una maravillosa historia desconocida en ésta que quizá sea su mejor obra, lo cual no es una afirmación menor, hablando como hablamos del autor de Tercios de Flandes, El camino español o Lobos hambrientos, que han merecido enormes elogios por lo que han tenido de recuperación y pedagogía de España.
Es en lo relacionado con la dialéctica del Poder donde la obra gana en profundidad. Esa lucha por los grandes espacios, geopolítica e histórica, nos muestra cómo España mantuvo un lugar y supo discutirlo con hombres (siempre en minoría) y medios escasos, pero con gran determinación.
Laínez nos deja sus banderas lejanas, y allí quedan las estatuas de Gálvez y la fortaleza de Cartagena de Indias para dar testimonio de las derrotas que Inglaterra jamás querrá recordar.
Quizá la historia se habría escrito de otro modo si no hubiéramos tenido la invasión napoleónica. Quizá España hubiera tenido el músculo suficiente para mantener aquellas posiciones, pero... bien está que recordemos que hubo un tiempo en que el silencio precedía a la tormenta que podía desatar un conjunto de españoles...
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FERNANDO MARTÍNEZ LAÍNEZ: BANDERAS LEJANAS. Edaf (Madrid), 2009, 544 pagínas.
CARLOS MARTÍNEZ-CAVA (martinezcava@semanarioatlantico.com), abogado y periodista.