Si no es usted oyente del programa, déjeme que le diga, en primer lugar, que no sabe usted lo que se pierde. Hay muchos programas de debate político en la radio, pero le aseguro que Sin Complejos, para bien o para mal, es un programa un tanto particular. Por una sencilla razón: porque desde que comencé con él, decidí hacerlo pensando en qué es lo que a mí me gustaría oír, si estuviera al otro lado de las ondas.
Creo que a veces los periodistas padecemos una cierta deformación profesional, que hace que prestemos atención a las cosas, no porque sean verdaderamente interesantes, sino porque todo el mundo da por supuesto que tienen que serlo. Les pongo un ejemplo: cuando tal o cual político de renombre hace una declaración más o menos solemne, los periodistas nos creemos obligados a hacernos eco de ella y a comentarla. Si no lo hacemos, parece que estuviéramos dejando de lado la "actualidad informativa".
¿Pero acaso no es cierto que muchas de esas declaraciones no pasan de ser mera palabrería? ¿Qué sentido tiene entonces comentar lo que no es sino puro humo? ¿No resulta más lógico dedicar el escaso tiempo de un programa de radio a cosas que verdaderamente tengan significado, que importen de verdad, que ejerzan una influencia real sobre la sociedad? En ocasiones, los periodistas tendemos a asumir un papel de mero altavoz de lo que desde el campo de la política se dice, pero yo creo que el papel del periodista es otro: el de ser molesto, el de actuar de contrapeso del poder, el de proporcionar voz no a los políticos, sino a los ciudadanos de la calle.
Con ese espíritu nació el programa Sin Complejos. He intentado desde el principio hacer el programa que a mí, si fuera oyente, me gustaría escuchar. Y que odiaría si tuviera algún cargo público de algún tipo.
El programa arranca cada sábado y cada domingo con un editorial en el que trato de comentar algún aspecto de la actualidad: normalmente se trata de un tema que me ha llamado la atención en el panorama político o económico, aunque a veces puedo comentar otro tipo de noticias.
Pero, en lugar de comentar simplemente la noticia en cuestión, intento siempre encontrar algún paralelismo: intento encontrar una historia interesante, un enganche, sobre la que luego compongo la noticia de actualidad que quiera resaltar. Ese enganche es a veces de carácter histórico, o técnico, o biológico. Otras veces, busco el enganche en la Música, en el Cine o en la Literatura. El caso es contar una historia que capture la atención del oyente desde el principio y que le permita contemplar una noticia de actualidad desde otra perspectiva, distinta de la habitual.
El editorial es, con diferencia, lo que más trabajo me cuesta a la hora de preparar el programa. Pero también es la tarea más divertida, por cuanto me fuerza a buscar de modo continuo nuevas historias curiosas que poder enlazar con la actualidad.
Este libro que tiene entre sus manos es el resultado de ese trabajo. Incluye los editoriales de los 234 programas emitidos en los veintiocho meses de andadura de Sin Complejos, hasta el 31 de diciembre de 2011.
Espero que le gusten los editoriales. O al menos algunos de ellos. Incluso si no está de acuerdo con las opiniones que en ellos se vierten, podrá disfrutar de muchos de los relatos que utilizo como enganches: descubrirá personajes de la Historia poco conocidos, anécdotas curiosas sobre artistas célebres, palabras con orígenes sorprendentes... Y, sobre todo, muchos ejemplos de seres humanos que supieron luchar y sufrir por alguna causa justa. Y que a veces triunfaron y a veces no.
Con que una sola de esas historias le haga reflexionar o le conmueva, me daré por satisfecho.
Que disfrute.
NOTA: Este texto es el prólogo al nuevo libro de LUIS DEL PINO, de venta exclusiva en Amazon, donde ya encabeza la lista de libros políticos más vendidos.