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Ketty Garat

Que #Seamosleyenda en Europa

Ante todo, quiero darte la enhorabuena. El primer periodista en relatar en España esa primera victoria de Rajoy en un partido europeo. Y no hablo de la Eurocopa... o sí, que diría Mariano. si sigue así dejará de ser tu Mariano, para ser nuestro Mariano.

Querido Pablo:

Ante todo, quiero darte la enhorabuena. El primer periodista en relatar en España esa primera victoria de Rajoy en un partido europeo. Y no hablo de la Eurocopa... o sí, que diría Mariano. Te diré más, hasta tal punto me parece una jugada maestra la suya, que si sigue así dejará de ser tu Mariano, para ser nuestro Mariano. Aunque ya escuché ayer que las exclusivas te las dará a tí (jejeje). En fin, mientras leía tu crónica en nuestro periódico, escuchaba a nuestra excelente -a la par que risueña- corresponsal comunitaria, Macarena Lora, relatando cómo el jueves, en el partido Alemania-Italia de la Eurocopa, todos los periodistas de la sala de prensa de la Comisión Europea estallaron en vítores, aplausos y emociones con la derrota germana. Todos estaban con Italia, incluida la nuestra, por motivos que no vienen al caso. Y de ahí que me llamara la atención el comentario que escuché después en el patio del Congreso entre dos trabajadoras de la Cámara cuando salí a fumar un cigarrillo (ya sé que tengo que dejarlo, pero me queda poco): "¡Qué ganas tenía de que ganaran a Merkel! ¡Cómo disfruté!"

Pero no hablamos de fútbol, dirás tú emulando a aquel entrenador que acuñó el famoso "fútbol es fútbol". Pues no, querido Pablo, no es sólo fútbol, al igual que no es sólo política. La lectura nacional, europea e, incluso, internacional, la hace el corazón, no la cabeza, y últimamente todos los españoles piensan con dos cosas: el bolsillo y el corazón. De ahí que la Merkel se haya convertido en un descarnado monstruo comunitario que se come a los contribuyentes crudos; y de ahí que nuestra Selección española encarne a la perfección ese trending topic mundial de #Seamosleyenda, porque todos necesitamos creer en que España, y por ende los españoles, tenemos futuro. Y, por ello, por fin una buena noticia recorrió todos los recovecos del Congreso este pasado viernes en el que los cronistas parlamentarios nos atrincheramos en el Parlamento a la espera de conocer los nombres del TC, pero con el corazón y el bolsillo puesto en la delegación española en Bruselas y en la selección española en Ucrania.

De eso precisamente pensaba hablarte, pero la verdad es que no me apetece nada. Tengo los colores nacionales a flor de piel –y no hablo de los rojos sino de los rojigualdas–. Sólo alabaré dos cosas: que, por primera vez, no ha habido filtraciones; y que, por primera vez, el perfil de los elegidos magistrados al TC no es político sino "técnico y profesional" como dijo Alonso. Cierto es que el acuerdo llega tarde –tres años–, pero no lo es menos que cuando PP y PSOE hablan, pueden ponerse de acuerdo. Lo vimos esta semana cuando la vice y Valenciano (Elena, para nosotros), llegaron juntas a pie al Congreso (Soraya sin tacones que ya sabes que la pobre tiene un esguince y no para). Hubo muy buen tono en las negociaciones y, finalmente, fumata blanca. Igualmente lo hubo con la recapitalización directa a la banca que llevó a Rubalcaba a esquivar los rejones en la sesión de control y a asegurarle al presidente que iba a Bruselas "con el respaldo del PSOE". Ambos habían hablado al igual que lo hicieron –y llamó Rajoy– el viernes justo antes de la rueda de prensa. Porque es momento de estar unidos, de pasar de los "Tomás Gómez", "el verdadero problema de Rubalcaba", según fuentes autorizadas de la dirección de Ferraz. Y es momento de pensar en España.

Y porque no hablamos sólo de fútbol sino de emociones, Rajoy se irá a Ucrania, a pesar de las críticas, para apoyar a nuestros chicos, esos héroes nacionales que nos dan euforia en tiempos de depresión. Y porque no hablamos sólo de política sino de futuro, los españoles saben que Rajoy ha ganado su primera batalla a la pichichi germana; saben que su jugada fue buena; que ganó; y lo que es mejor, que, por una vez, salió a ganar, pasó a la ofensiva. Pero nuestro presidente ha de ser consciente de que el partido de vuelta se juega en casa, donde tendrá que hacer las reformas que necesita un país insatisfecho con la política y deprimido con la economía. Un país que ha dejado de creer en casi todo, salvo en el fútbol. Una España que le pide a sus ídolos, deportivos, políticos y nacionales que tengan coraje para que, entre todos, #Seamosleyenda, también en Europa, orgullosos de ser españoles.

Un beso

Ketty

PD: Y no te confíes, que la semana que viene volverá la crítica.

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