Porque sólo los libres están presos en Cuba, periodistas, poetas, vuestra existencia incomoda no sólo al carcelero sino a sus muchos amigos españoles, que querrían al menos olvidaros. Pero aquí grabaremos vuestros nombres incluso donde no hay más que vacío: en la conciencia de los “comprometidos”. Desde la libertad digital os escribo:
En el hollín. / En el hollín un manjuarí. / Regresáis al archivo de las mazmorras / para ser abrasados por el soplo / de un fuelle vicario. / Dejad vuestras sandalias al pie de la yacija / en nombre de los años que no debéis pagar. / Otros se defenestraron / al no encontrar a tiempo la soga o la polea. / Locuaz en el balcón la tiranía / sigue dictando lecciones magistrales.
Os habrán traicionado y os traicionan rebeldes de cartón y de pancarta que sustituyen la vida y el coraje por ciertos nombres en los que se escudan, con los que se escuchan, por los que se exculpan. Falaces: ¿qué solidaridad? Pero vosotros:
Lanzáis globos que serán esféricas vidrieras / al correr del destino y los pestillos. / El mapamundi rastrea las linternas. / Depósito de días estas celdas / que a través de la lupa del castrado / bien pudieran ser naves espaciales. / Bostezo inacabado, barullo de bobinas, / alfombrará galerías la distancia. / Botellas rotas, pernios demenciales, / timbres que espantan a las hicoteas. / Debían aguardaros las tribunas, / pero no hay un jardín sin equipaje / y os han dejado las bisagras roncas. / Componed la memoria de los pinos / o cultivad un sueño de ganzúas, / pues no conoceréis las columnatas. / Os vaticinan broncos recitales / y galas en el centro de la isla. / Ya han tendido raíles oxidados / sobre el mar para este viaje inmóvil.