Muy desesperado tiene que estar el ministro de Hacienda para presentar su avalancha de ceses y dimisiones como una caza al socialista. Y muy desorientados los medios y la oposición para entrar a ese trapo facilón. Mientras cruzan acusaciones de limpieza ideológica que invitan al bostezo, se olvida lo esencial, la reducción de una multita a la empresa Cemex: de cuatrocientos cincuenta millones de euros a quince. Felicidades a Cementos Mexicanos por sus eficaces asesores.
¿Hacienda un nido de socialistas? A otro perro con ese hueso. La cuestión no es si este técnico es más socialdemócrata y aquel más conservador (doy por hecho que un liberal no se dedica a ciertas cosas). La cuestión, cándidos, es si la salida de una inspectora de la oficina de grandes contribuyentes, y luego la de su jefe inmediato, y luego la del director de Inspección, tienen o no su origen en el trato de favor a una concreta empresa por orden política.
Si lo desean, sigan simulando que el problema es que los partidos nombren cuando gobiernan a cargos de su cuerda. Así perderán de vista al elefante de la salita de estar, la existencia de un despacho conseguidor que llevaba el apellido del ministro y cuyos talentos saltan de lo público a lo privado y de lo privado a lo público. Reconozcámosles un mérito proteico; con el salto se invierten las filosofías: de la voracidad confiscatoria a la pericia en elusión fiscal, y viceversa. Pero la versatilidad extrema hay que darla por hecha; al fin y al cabo, el de las felices reducciones de impuestos con Aznar y el del desgraciado estrangulamiento de la clase media con Rajoy son el mismo hombre.
"Los asesores de Cemex podrían haber trabajado en el equipo económico de Montoro", afirma el secretario general de Gestha. El Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda ya ha pedido que se identifique a los consultores. El Equipo Económico propiamente dicho –que así se llama ahora Montoro y Asociados– niega cualquier relación. Pero Hacienda no responde a Gestha. Si un asunto merece comisión de investigación parlamentaria es este. Hay que demostrar cuanto antes la limpieza de Montoro, de la que estoy absolutamente convencido. La duda resulta insoportable al recaer sobre el ejecutor de la política fiscal más nefasta que se recuerda, la que se está llevando por delante sectores enteros de actividad, la que está triturando a la clase media. Hay que circunscribir a error político, sin sombra de venalidad, las amenazas del jefe de los publicanos a políticos y periodistas. Hay que dejar claro que cuando Montoro bromea con una décima del PIB solo incurre en frivolidad, no en guiño a mazarrones.