Como deben de haber leído, ayer, en el Parlamento de Cataluña, un grupo de invitados del Partido Popular pertenecientes al Movimiento 12 de Octubre fueron desalojados del gallinero en el que, siquiera moralmente, se hallaban instalados. Mientras desfilaban, uno de ellos, el más bravucón, se volvió hacia el hemiciclo y alzó el brazo hasta disponerlo en un ángulo de 45 grados, pero sin afectar la convicción que cabría esperar de un verdadero fascista: no en vano, al punto se retractó y lo que, en efecto, parecía una efusión joseantoniana devino en un índice absurdamente enhiesto tan susceptible de aderezar el "Se va, se va" de la cabaña tunera como el "Adiós amigos, good bye my friend" de la Carrà. Decididamente, el facherío español ya no brinda ejemplares como los de antaño.
El catalán, en cambio, goza de una salud espléndida. En la misma sesión en la que el fascista retráctil dejó su muesca, el diputado cupaire David Fernández hizo una pausa en su discurso para encararse con Albert Rivera y exclamar: "¡Libertad Arnaldo Otegi, secuestrado por el Estado!". Con el neovocablo secuestro (perteneciente al mismo glosario que Ministerio del Amor o Policía del Pensamiento), Fernández aludía a la condena del dirigente nacionalista por pertenencia a ETA.
Los grupos ERC, PSC e ICV-EUiA no tardaron un segundo en condenar la marcialidad (contrita) del invitado del PP. Así, la portavoz de ICV-EUiA, Dolors Camats, denunció en la Mesa del Parlament "el hecho gravísimo que ha tenido lugar este miércoles cuando un invitado ha hecho el saludo fascista durante la sesión plenaria". Y Junqueras, que por algo es historiador, recordó que el saludo fascista "fue introducido en España por los falangistas", sin caer en la cuenta de que en la Península hubo siete siglos de dominación romana y que, muy probablemente, así, a la romana, saludaban las legiones desde Emporión a Gades. Aunque, como hizo notar la diputada Carina Mejías no hace mucho, para el soberanismo catalán (y es probable que para dos generaciones de escolares catalanes) la Historia Universal de la Humanidad no brindó ningún suceso reseñable hasta 1714.
En cuanto a Fernández, y como ya es norma de conducta en la comunidad del "Ustedes que pueden dialoguen", ninguno de los representantes que se habían roto la camisa ante el brazo incorrupto del hooligan se abrió las carnes por que los caracteres de su tuit fueran, en realidad, caracteres de plomo.