Hay que seguir quitándose el sombrero ante el Atlético de Madrid. Los rojiblancos siguen rindiendo y compitiendo al nivel que vienen mostrando desde el inicio de temporada. En la Copa se quedaron a las puertas de la final; en la Champions ya están en semifinales, con grandes posibilidades de jugarse el título en Lisboa ante el Real Madrid o el Bayern; y en la Liga, a cinco jornadas para el final, no sólo están compitiendo cara a cara con Madrid y Barcelona, lo que ya tiene su mérito, sino que son los máximos favoritos para ganar el título. Hace unas semanas todo el mundo daba por muerto a este Atlético, pensaba que no llegaría con esta fortaleza o que se le acabaría la gasolina, pero ahora mismo es el equipo más fuerte de los tres en el aspecto mental. Y en el competitivo también. Dependen los del Cholo Simeone de sí mismos, y, pase lo que pase al final, será todo un exitazo para ellos. Pero estoy convencido de que algún título lograrán esta temporada. Desde luego que lo merecen.
Mantiene este Atlético el espíritu de su entrenador, que ha creado un grupo unido, solidario y sólido; muy competitivo, muy bien armado y muy organizado, que sabe a lo que juega y cada semana cumple con el guión a la perfección. En Getafe volvió a mostrar esa solidez. ¿Que no fue tan brillante? Puede ser, aunque eso sería otro debate. Porque este Atlético es un equipo que juega muy bien con las armas que tiene.
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Pero la noticia de la jornada fue la derrota del Barcelona en Granada. Hasta hace una semana todos -entre los que me incluyo- pensábamos que el equipo del Tata Martino era el gran favorito para ganar la Liga, porque prácticamente dependía de sí mismo, teniendo en cuenta que en la última jornada recibirá en casa al actual líder. Tras el varapalo en la Champions, los objetivos de los culés son la Copa y la Liga, y en el campeonato de la regularidad ya no dependen de sí mismos. Ahora bien, en contra de todo lo que se está diciendo, el Barça no está viviendo un fin de ciclo: simplemente, en este tramo de la competición no llega en su mejor estado de ánimo. Sobre todo los pesos pesados del vestuario. Pero no es momento de buscar culpables ni de pedir cabezas: ahora se pone el foco sobre el entrenador, cuando hace unas semanas se hablaba de otra cosa. Hay mucho oportunismo ante ciertas decisiones que ha tomado Martino: hace un mes se pedía la suplencia de Xavi con el argumento de que no estaba bien; y ahora que lo sienta, como el pasado sábado en Los Cármenes, parece que el Tata es el culpable por no haberle hecho jugar un solo minuto.
Insisto en que es más una cuestión de ánimo, de cómo llega el Barça a esta recta final de temporada. Es verdad que nadie contaba con que los azulgranas perdieran en Los Cármenes, aunque tampoco creo que hicieran un partido como para perder. Se les vio con urgencias y con ansias, y fallaron muchas ocasiones. Futbolistas determinantes -sobre todo Messi- no estuvieron a la altura, y eso lo acusó todo el equipo.
Aun así, este Barça todavía tiene mucho que decir y todavía tiene opciones de ganar la Liga. Sin embargo, el hecho de no depender ya de ti mismo y tener por delante a otros dos equipos tan fuertes es un hándicap importante.
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Y en el Bernabéu, sin sorpresas. El Madrid pasó por encima de un Almería que acudió a la capital con muy poca convicción, pensando que su final es el próximo domingo en casa contra el Celta. Francisco especuló con la alineación, reservando a hombres que corrían riesgo de ser apercibidos, y eso lo notó todo el equipo. Y si enfrente tienes a un auténtico equipazo como el Madrid, apaga y vámonos. Cierto es que Ancelotti también hizo rotaciones y dio descanso a jugadores importantes pensando en la final de Copa, en la que a buen seguro no van a estar ni Cristiano Ronaldo ni Marcelo. El portugués es determinante y su equipo lo puede acusar, pero no menos cierto es que el Madrid no puede depender de uno o dos jugadores. Pese a que no estuvieron nada bien en Dortmund, los blancos llegan mejor anímicamente que el Barça a la cita de Mestalla. Seguro que vamos a ver un gran partido entre dos excelentes equipos.
En cuanto a la (casi segura) ausencia de Cristiano, ya la valoraremos al final del partido, en función del resultado, pero evidentemente el Madrid tiene potencial y argumentos más que de sobra para ganarle al Barça, pese a la derrota de hace tres semanas en el clásico del Bernabéu.
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Del resto de la jornada, me quedo con lo ocurrido en la lucha por evitar el descenso. El Granada da un paso adelante hacia la permanencia y el Getafe se complica aún más las cosas, mientras que Osasuna y Valladolid, tras el empate que firmaron el viernes en Pamplona, tendrán que pelear mucho hasta el final.
Y, cómo no, hay que hacer hincapié en la derrota del Betis en el derbi sevillano. Con los números en la mano, aun ganando los cinco partidos que le quedan, los verdiblancos sumarían 37 puntos, y seguramente no les diera para salvarse. Pero, más que de matemáticas, es sobre todo una cuestión de sensaciones: cuando un equipo no ha sido capaz en toda la Liga de vencer dos o tres partidos consecutivos, es una utopía pensar que lo va a ganar todo de aquí al final.
Más allá del juego, lo del Betis es un cúmulo de circunstancias: errores arbitrales, lesiones de jugadores importantes... Será una pena ver en Segunda a un histórico del fútbol español que viene de jugar en Europa, firmando un gran papel. El derbi del Benito Villamarín se lo llevó otra vez el Sevilla, que sigue en racha y en pugna por esa cuarta plaza con el Athletic de Bilbao.
Todo lo demás forma parte de los equipos que ya están en tierra de nadie, en zona cómoda, y que compiten más por el orgullo que por la clasificación: por arriba, no van a llegar; por abajo, no van a tener problemas. Es el caso de equipos como Levante, Espanyol o Rayo Vallecano, que, salvo hecatombe, tienen los deberes hechos y ya pueden respirar tranquilos.