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José García Domínguez

Segregar por sexo en el cole

El siglo XXI está lleno a rebosar de fachas. Pero a rebosar.

En Gente de orden (Gent d’ordre, Galaxia Gutenberg), libro notable sobre la definitiva decadencia crepuscular de su propia clase social, aquella alta burguesía catalana histórica que no fue capaz de sobrevivir al final del proteccionismo tras la muerte de Franco y la incorporación a Europa, especula el periodista Cristian Segura con la hipótesis de que Gerard Piqué es el único jugador del Barça que no luce el cuerpo todo repleto de tatuajes, al modo típico de los delincuentes de las maras centroamericanas, porque de pequeño estudió en el colegio La Salle Bonanova, en la zona alta de Barcelona. Conjetura tanto más verosímil cuanto que el propio Segura recibió instrucción en el mismo centro docente. Por más señas, un colegio de curas de los de antes, huelga decir que exclusivamente masculino.

Muy sabia práctica pedagógica basada en la experiencia, la de segregar por sexos a los niños en las aulas, que ahora ya ni los curas practican, salvo acaso los del Opus. Así las cosas, un José González, consejero de Educación de la Generalitat, acaba de anunciar que "en el siglo XXI no puede haber ninguna financiación pública para las escuelas que continúan separando niños y niñas en las escuelas". Ocurre, sin embargo, y pese a que casi con total seguridad lo ignore el independentista González, que gran parte de la izquierda europea del siglo XXI apadrina la idea de las escuelas diferenciadas allí donde gobierna. El consejero catalán cree que lo de separar a niños y niñas en el cole es una cosa de fachas del siglo XIX, esto es, de fachas avant la lettre.

Desconoce que los socialdemócratas alemanes del siglo XXI y los verdes alemanes de la misma centuria, ambos socios de gobierno en el territorio más alternativo e izquierdista de Alemania, la ciudad-estado de Berlín, implantaron, y ya hace años, la educación segregada en las escuelas públicas sometidas a su administración. Lo mismo que los laboristas británicos del siglo XXI igualmente pusieron en práctica en su día. Por no hablar de aquel demócrata negro del siglo XXI apellidado Obama, que obró de similar modo. Visto desde la Plaza de San Jaime de Barcelona, el siglo XXI está lleno a rebosar de fachas. Pero a rebosar.

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