Junto a una breve, aséptica, telegráfica, lacónica nota en la que se me informa de que una profesora decidió pegar en clase a cierta niña de diez años que había cometido una bandera de España en un trabajo escolar, leo en la prensa local de mi provincia, Barcelona por más señas, que el llamado defensor del pueblo catalán, cargo humorístico al que en lengua vernácula se le dice sindic de greuges, ha emprendido un importante viaje de trabajo al extranjero que le mantiene ajeno a esas irrelevantes bagatelas domésticas. Tan perentoria obligación, al parecer, tiene que ver con unas conferencias destinadas a atacar a España por haber impedido la sublevación de la Generalitat contra la legalidad constitucional, charlas que piensa impartir personalmente en esos destinos exteriores. El síndico, Rafael Ribó, un pensionista de 74 años que en su día fuera secretario general del PSUC, el difunto partido de los comunistas catalanes, ha partido a cumplir con esas obligaciones urgentes e inexcusables asociadas a su cargo en las ciudades de Londres y Nueva York, metrópolis en las que tiene previsto permanecer varias semanas, acompañado de su actual pareja sentimental, una joven llamada Judit Macaya.
Aunque el vínculo entre ambos viajeros transatlánticos no sólo resulta ser afectivo, ya que la señorita Macaya ocupa a su vez un puesto de trabajo en la misma institución defensora de los catalanes que preside Ribó. En concreto, la acompañante Macaya desempeña en la actualidad el empleo de jefa de gabinete del acompañado Ribó. Huelga decir que la factura de la gira correrá con cargo a los siete millones de defendidos por la pareja, incluidos los padres de la niña golpeada por su patriótica maestra en el colegio. Con un sueldo base de 124.000 euros, del que lógicamente se excluyen las dietas por desplazamientos, Ribó cuenta con un equipo de 70 colaboradores de su confianza para poder llevar a cabo su labor de defensa de los derechos de la ciudadanía catalana. Aunque no hace mucho tuvo que prescindir de los servicios de uno de ellos, su amigo personal Jordi Sànchez, ya que la Justicia española lo ha metido en la cárcel por haber participado en la organización del golpe de Estado del 1 de Octubre. Gajes del oficio.
Siempre acompañado por la señorita Macaya, el pasado mes de febrero Ribó pasó unos días en Roma, capital muy del gusto de ambos según ha trascendido. Por supuesto, con cargo al erario. Tras la estancia transalpina, la parejita partió hacia Atenas, la capital griega, donde al parecer era muy necesaria la presencia de Ribó. Aunque no tardarían ambos en volver a su amada Italia. Así, en marzo pasado Ribó se desplazó al Valle de Aosta durante una semana, un paraje bucólico en el que también su presencia resultaba en extremo perentoria. Nada extraño, por lo demás, cuando se constata en las memorias oficiales de la propia Sindicatura que, solo o acompañado de la señorita Macaya, el defensor Ribó realiza una media de 50 viajes internacionales al año. Dios quiera que ninguna maestra irritable le pegue en alguno de ellos.