Al que fuera primer secretario del PSC allá en los felices ochenta, Raimon Obiols, se olvidaron de invitarlo las actuales autoridades independentistas al acto institucional que se celebró en el Parlament a fin de conmemorar el ya cincuenta aniversario de la Asamblea de Cataluña. Un olvido, el de los separatistas con mando en plaza, que no deja de tener mérito si se repara en que Obiols acabó con sus huesos en la cárcel precisamente por pertenecer a aquel órgano unitario de la oposición catalana al franquismo. Está muy visto que en España todos tenemos un problema con la memoria histórica. Pero quienes más lo tienen, y con diferencia, resultan ser los separatistas catalanes.
De ahí que se sientan tan incómodos en aniversarios como el reciente de la Asamblea de Cataluña. Y es que en aquella demasiado mitificada Asamblea hubo comunistas, muchos comunistas, hubo socialistas, hubo un surtido ramillete de siglas ubicadas en lo que en la época se llamaba extrema izquierda –maoístas y trotskistas, sobre todo–, hubo unos poquitos democristianos, hubo personalidades no adscritas a ninguna obediencia partidaria, hubo catalanistas proclives a la autonomía, hubo entidades de la sociedad civil… Allí había de todo, de todo menos separatistas. En los años que duró la dictadura, que fueron muchos como es fama, los separatistas ni estuvieron ni se les esperaba. Simplemente, no pintaron nada, absolutamente nada en la oposición cívica al franquismo.
Razón de que ahora anden tan obsesionados con reescribir la historia de modo preventivo. Un empeño para el que esta vez han contado con el auxilio del siempre servicial Rafael Ribó, el defensor del pueblo vitalicio de Cataluña (nadie recuerda los lustros que lleva aferrado al cargo). Así, para complacer a sus benefactores de la Generalitat, Ribó tuvo la audacia histórica de no mencionar para nada en ese acto al PSUC, el partido que promovió la creación de la Asamblea de Cataluña y del que él mismo fue secretario general. Porque resulta que el PSUC, ¡ay!, no era nacionalista, ni mucho menos separatista. Por cierto, ya puestos a recuperar la memoria, se echa de menos que tampoco nadie recordase que el ministro de la Gobernación de Franco que metió en la cárcel a Obiols por aquello de la Asamblea era un general de Infantería llamado Tomás Garicano Goñi, por más señas cuñado, amén de amigo personal, del heroico camarada Rafael Ribó.