Se me dice que un Neymar cobra quince veces más que Amancio Amaro en su día por jugar al fútbol. Y que no satisfecho aún con ello, amenaza con ir a la huelga, pues al parecer se siente injustamente tratado por el régimen socio-económico aquí vigente. Pero vayamos por partes. Si ese Neymar se lleva a casa quince veces más dinero que el mítico Amancio por hacer lo mismo, la única explicación legítima que admitiría la doctrina ortodoxa a tal extravagancia sería que Neymar jugase quince veces mejor al fútbol que Amancio. Pues es sabido que, a decir de la teoría económica neoclásica, la hoy dominante, todos recibimos unos ingresos que son el equivalente monetario a nuestra productividad marginal. Dicho de otro modo, el mercado es justo y retribuye el trabajo de la gente según su genuino valor real. ¿Mas de verdad juega Neymar quince veces mejor al fútbol que Amancio? No soy perito en la materia, pero lo dudo. Lo dudo mucho.
Igual que dudo mucho que los directivos que llevaron a la quiebra el sistema financiero de Europa y Estados Unidos en 2008 fueran cuarenta veces más competentes que quienes ocuparon sus mismos despachos en los años sesenta, pese a que muchos de ellos lograron incluso superar tales diferencias salariales. Por lo demás, parece que Neymar alega en su descargo que el oficio de futbolista conlleva una fecha de caducidad biológica, circunstancia que, a su juicio, tendría que darle derecho a ciertos privilegios tributarios por encima del común de los mortales. Argumento, por cierto, al que también podrían apelar las estrellas del porno, los presentadores de televisión o los porteros de discoteca, empleos todos ellos en los que difícilmente se sobrevive una vez cumplidos los cincuenta. Así las cosas, a mí no se me ocurre por qué razón Iker Casillas tendría derecho a tributar menos a Hacienda que Nacho Vidal, pongamos por caso.
Pero volvamos a la almendra del asunto. Neymar se lamenta amargamente de que el Estado intervenga para quitarle un dinero que él, sin ayuda de nadie, habría ganado en buena lid. En su ceguera solipsista, no se da cuenta de que si gana muchísimo más que Amancio en su época, eso solo es posible gracias a la intromisión del Estado en defensa de sus intereses particulares. Única y exclusivamente gracias a eso. Porque es el Estado, legislación de derechos imagen mediante, quien hace real semejante despropósito. ¿O acaso Neymar hubiese ingresado lo mismo si ese Estado del que tanto se queja permaneciera ajeno e indiferente a que se estampen camisetas con su nombre o se reproduzca su rostro en cualquier anuncio comercial? Ni en sueños. Pero ni en sueños. A todos esos niños mimados es el Estado, no el mercado, quien los ha hecho mulmillonarios. Por cierto, ¿qué opinarán Pablo Iglesias y el resto de los muditos en celo electoral de la huelga?