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Jorge Soley

Once claves de las elecciones de Virginia

Las 'midterm' pueden ser una magnífica ocasión para el asalto republicano al Congreso y al Senado.

Las 'midterm' pueden ser una magnífica ocasión para el asalto republicano al Congreso y al Senado.
Glenn Youngkin. | EFE

La victoria del republicano Glenn Youngkin en las elecciones a gobernador de Virginia ha sacudido la política norteamericana y marca el pistoletazo de salida para las midterm del año que viene. ¿Qué nos indican sobre la situación política en los Estados Unidos a día de hoy?

1. Fuerte desgaste demócrata: las elecciones a gobernador de Virginia tienen lugar un año después de las elecciones presidenciales desde 1851. Suponen un primer test sobre el grado de popularidad de la nueva Administración. Joe Biden ganó cómodamente en Virginia, por 10 puntos de diferencia… que se han evaporado en 2021: Youngkin superó por casi 3 puntos a su rival demócrata, Terry MacAuliffe. Si esa es la tendencia, las elecciones al Congreso y Senado del año que viene no pintan muy bien para Biden y los suyos.

2. Hundimiento de Biden: ningún presidente desde la Segunda Guerra Mundial había tenido una caída en sus ratios de aprobación en su primer año tan acentuada como la de Joe Biden, que cae entre el primer y tercer trimestre de 2021 un 11%. Eso sí, Biden se puede consolar: su vicepresidenta, Kamala Harris, se hunde hasta el 28% de aprobación, superando el récord negativo que hasta ahora mantenía Dick Cheney, con un 30% a finales del segundo mandato de George W. Bush, en 2007.

3. Suspenso general: estos datos no son ninguna sorpresa si atendemos a los problemas que han estallado durante el primer año de la Administración Biden: espantada de Afganistán, inflación creciente, caos en la frontera con México, crisis energética y de suministros. Y por si fuera poco, el apoyo a la Teoría Crítica de la Raza (TCR) en las escuelas.

4. Es la batalla cultural: la insistencia demócrata en imponer la TCR en las escuelas ha provocado la reacción de miles de padres de familia, que no quieren que se enseñe a sus hijos que todos somos culpables de racismo encubierto. MacAuliffe, en el patinazo más sonado de esta campaña, afirmó que los padres no debían decidir lo que se les enseñaba a sus hijos. Youngkin, por el contrario, prometió eliminar este tipo de adoctrinamiento de las escuelas y que los padres tuvieran la última palabra en este tipo de asuntos educativos y consiguió canalizar en su favor la amplia oleada de protesta. La carta enviada por el Consejo Escolar al presidente Biden pidiéndole que tratara las protestas de padres en las escuelas como "terrorismo doméstico" no fue probablemente el mejor medio de calmar los ánimos. Para acabar de redondearlo, el intento por parte del Consejo Escolar de tapar un caso de agresión sexual en un baño escolar sin distinción de sexos acabaron por convencer a muchos padres de que las escuelas, en manos de los demócratas, no eran el mejor lugar para sus hijos.

5. Y es también la economía: si ha quedado claro que muchos electores estadounidenses orientan su voto por cuestiones culturales, como la educación, cuestiones económicas como la inflación y la subida de la gasolina han sido la puntilla para las esperanzas demócratas. Con unos datos económicos que ya se pueden calificar de malos y que no son meras estadísticas sino que impactan en el día a día de los votantes, el apoyo al Gobierno se va desangrando.

6. Los pesos fuertes demócratas no tienen tirón: conscienteS de lo que estaba en juego y de que la ventaja demócrata se estaba esfumando, desembarcaron en Virginia los pesos pesados del Partido Demócrata: Obama, los Clinton, Kamala Harris y el mismísimo Joe Biden. No sirvió de mucho.

7. Trump sí, pero mejor en la distancia: Youngkin ha manejado el asunto Trump con maestría. Ha asumido muchos de sus temas, ha recibido encantado el apoyo explícto del antiguo presidente y no lo ha criticado, pero ha preferido que Trump no hiciera campaña sobre el terreno. Un mensaje trumpista en boca de un político que habla claro pero con mejores formas y que no produce rechazo se ha revelado como una fórmula ganadora (falta por ver si el mismo Trump lo habrá entendido). Los demócratas no han cesado de agitar la amenaza del regreso de Trump, pero agitar el espantajo no les ha dado resultado.

8. Se erosiona el voto cautivo demócrata: negros e hispanos son vistos por muchos demócratas como votos cautivos (el mismo Biden dijo que los afroamericanos que apoyan a Trump "no son negros"), pero ya Trump demostró que se pueden rascar muchos votos en estos colectivos a favor del candidato republicano. En concreto, aunque los demócratas mantienen un elevadísimo apoyo entre los negros, Youngkin consiguió el 54% del voto hispano. Y aunque no aparezca en las portadas de los diarios, la elección de la republicana y negra Winsome Sears como vicegobernadora de Virginia supone un hito histórico, pues es la primera vez que una persona de raza negra accede a ese puesto. Y, por si fuera poco, el hispano Jason Miyares será el primer fiscal general del estado perteneciente a esta cada vez más importante minoría.

9. Voto rural, pero también urbano: la victoria de Youngkin ha sido clara en las zonas rurales de Virginia, pero también ha obtenido resultados bastante aceptables en los feudos demócratas del norte del estado. El mérito es grande, pues desde hace años son muchos quienes se han mudado de Washington DC (donde el voto demócrata es abrumador) a la más barata Virginia, especialmente a los condados de Arlington y Fairfax y a la ciudad de Alexandria, decantando el estado hacia la izquierda. La historia de una de las líderes de las protestas de padres contra la TCR, Asra Q. Nomani, es muy significativa: inmigrante musulmana y madre soltera que llegó desde la India cuando tenía cuatro años y no sabía ni una palabra de inglés, se declara demócrata y liberal, se mudó a Virginia en 2008 porque allí había ganado Barack Obama, pero se opone a que su hijo sea adoctrinado en una ideología que "impugna el carácter y la moralidad de la gente en base a su raza o el color de su piel".

10. Voto masivo: la participación en las elecciones ha sido masiva, por lo que es especialmente representativa: más de 3,3 millones de votos en lo que significa un récord de participación histórico en Virginia.

11. Let’s go Brandon: puede parecer una anécdota, pero la aparición del lema Let’s go Brandon! entre las filas conservadoras demuestra que con imaginación y sentido de las cosas se puede conectar con mucha gente. Sucedió tras una carrera del campeonato Nascar, mientras el piloto Brandon Brown era entrevistado se escuchaba de fondo a la multitud gritando "Fuck Joe Biden!". La periodista d ela NBC, Kelly Stavast, para disimular, comentó que los gritos eran de apoyo al piloto: "Let’s go Brandon!". Inmediatamente aparecieron críticas hacia un intento de manipulación y de silenciamiento de las opiniones del americano medio. Pero en vez de quedarse en las quejas, a alguien se le ocurrió convertir el "Let’s go Brandon!" en grito de guerra republicano. Exitazo: entre risas cómplices, el nuevo lema se ha hecho popularísimo y ocupa desde camisetas hasta innumerables carteles en los jardines de las residencias estadounidenses. Contrasta este modo de decir mucho sin aparentemente decir nada con el juego sucio de la izquierda: varios activistas, vestidos al estilo de los supremacistas blancos implicados en los disturbios de Charlottesville, se hicieron fotos en un mitin de Youngkin. Poco después se supo que eran activistas del Lincoln Project que buscaban dañar la reputación del candidato republicano.

Un año es mucho tiempo en política, pero parece claro que, de seguir las cosas así, las midterm pueden ser una magnífica ocasión para el asalto republicano al Congreso y al Senado.

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