Menú
Jesús Laínz

La idolatría del voto

Lo que no lograron moros y franceses, lo lograremos hoy los españoles a golpe de votos. ¡Cuánto progreso!

Lo que no lograron moros y franceses, lo lograremos hoy los españoles a golpe de votos. ¡Cuánto progreso!

En noviembre de 1918, recién concluida la Gran Guerra, escribió Pío Baroja sobre la eterna disputa francoalemana:

Se ve en esto cómo esas soluciones de la democracia –el sufragio, el referéndum–, que parecen tan evidentes, no son en la práctica nada. Si se hiciera la consulta al pueblo en Alsacia y Lorena, y si resultase, como resultaría, que parte de la población estaba por Francia y parte por Alemania, ¿quién de estas naciones tendría el mejor derecho? ¿La que tuviese la mitad de los votos más uno? La cosa sería tan absurda y necia que produciría risa.

Hoy al impío don Pío lo encerrarían, pues el nuevo credo declara que la mitad de los votos más uno es el modo más sabio de tomar decisiones. Pero ¿todo ha de votarse? ¿También la legalización de la lapidación de las adúlteras, de la pederastia o de la violación? ¿De dónde se deduce que todo se resuelve votando y que, además, siempre se resuelve bien? ¿Acaso no hay mil ejemplos históricos de decisiones equivocadas, incluso desastrosas, tomadas por la mayoría? Para evitar fulminaciones jupiterinas, que cada uno ponga el ejemplo que prefiera.

Gracias a la frivolidad de Cameron, los escoceses están a punto de tirarse por la ventana de la independencia. Y, según explican las encuestas, por motivos tan evanescentes como el rechazo al partido gobernante en Londres, el enfado por la crisis económica, la mayor locuacidad de tal político en tal debate, la curiosidad por la novedad y otras puerilidades pasajeras que pueden acabar rompiendo, en el irresponsable sufragio de un día, el asentado sufragio de los siglos.

Como a los escoceses se les ocurra restaurar el Muro de Adriano, España no tardará en disolverse. Pues sobrará todo argumento histórico, jurídico o lógico para explicar la diferencia esencial entre los casos escocés y catalán. Lo único que valdrá, tanto dentro como sobre todo fuera de España, será:

Queremos votar. ¿Qué hay de malo en votar? ¿No es éste un régimen democrático? ¿Por qué no nos dejan votar? ¿Por qué los escoceses pueden votar y los catalanes no?

Y un mes más tarde, el País Vasco. Y después…

Hace trece siglos España estuvo a punto de desaparecer bajo las cimitarras. Y hace dos, a bayonetazos. Lo que no lograron moros y franceses, lo lograremos hoy los españoles a golpe de votos. ¡Cuánto progreso!

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura