Recuerdo aquella famosa foto de José Luis Rodríguez Zapatero fingiendo que corría por la playa con esa planta hercúlea que Marx le ha dado. Rajoy, sin embargo, no corre: anda deprisa con los puños cerrados, levantando mucho los codos y pegando el mentón a la nariz, como los dibujos animados, como si estuviera aplicando el ciento cincuenta y cinquillo antes de desayunar.
El caso es que las zapatillas del ex presidente de la foto no dejaban huella en la húmeda arena de la orilla, tan dispuesta siempre a ser garabateada. Sólo habiendo descendido desde un helicóptero para ser captado en el instante mismo de llegar a tierra podría explicarse aquel fenómeno sublime. Otra posibilidad es que no hubiera huellas porque, en realidad, no venía de ninguna parte, cosa nada difícil de asimilar en su caso. Pero creo que el misterio tiene una solución más sencilla: no pisaba el suelo. Es un político.
Y así seguimos. Con políticos incorpóreos que viven sin tocar el suelo que pisamos los demás. Donde nosotros tropezamos, ellos flotan. Donde nosotros resbalamos, levitan. Donde caemos, bailan ingrávidos. Nada les erosiona, nada les hiere o les golpea. Fantasmales, si pretendemos tocarlos se evaporan al instante. Y se burlan de aquellos a quienes representan en el Olimpo de los Jerónimos. Discuten entre ellos si la broma final se desvela antes de tiempo por descuido de una señora que confundió a unos ratones de dibujos animados –como el walking-running-de Rajoy– con un verbo del latín, Carmen Calvo dixit… Hacía tiempo que la ex ingrávida no tenía cámaras delante… y soltó el secreto mejor guardado de Rajoy que todo el mundo conocía: que perdonarán al Tejero de la Generalidad si se aviene a convocar elecciones y a eternizar la fractura nacional, eso sí, con un 155 para echarse a temblar, pero no de miedo.
El Gobierno, Ciudadanos y Carmen Calvo no se ponen de acuerdo sobre lo que han acordado. No cabía una pedorreta más sonora a la preocupación de los españoles ante un golpe de Estado. A Albert Rivera le ha molestado que la señora que dijo que "el dinero público no es de nadie" –Calvo pixie– haya hecho spoiler de la peli rodada en coproducción con La Moncloa. Al presidente lo que le molesta es que alguien que no sea Él haga anuncios… Si le molestó hasta el discurso del Rey, el del millón de Barcelona. Además, tiene la agenda muy apretada con los líderes internacionales que se rinden a su dureza porque is very difficult todo esto, en fin. Y a la señora que fue ministra con el presidente que levitaba en la orilla no le ha molestado nada porque no sabe muy bien de dónde viene tanto lío.
Entretanto, el ministro de Economía flota también diciendo que lo del éxodo empresarial no es nada con la que se avecina. Y se va a jugar al pádel o algo hasta que le llamen a alguna reunión. Ya son unos cuantos en esto del 154+1, así que habrán hecho un grupo de whatsapp con Pedro Arriola y José Enrique Serrano, históricos fontaneros que han compartido cloaca, mesa y mantel con ETA, y que han sido reclutados para el gabinete de crisis, supongo que por su experiencia en rendiciones y en borrar huellas en la arena, las de sus presidentes.
Y así podemos estar viendo revolotear a nuestros cargos públicos –cargas públicas, por ser igualitario y sincero– jugando al Poder y apostando fuerte por si el CIS o cualquier otra encuesta les sube todavía un poquito más, les despega otro trecho del suelo que pisan los ciudadanos que han puesto una bandera, que pinchan a Manolo Escobar en el balcón, que salen a la calle prohibida y que gritan de indignación ante la ausencia de un político al que le importe más el interés general que el variable.
P.S. Viendo y oyendo al Rey Felipe VI, horas después de lamentar el estado gaseoso de nuestros políticos, albergo la esperanza de que, al menos, tengan de quien tomar ejemplo.