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Javier Ancín

ValenciaNO: la campaña

A un mes de las elecciones europeas, Elena Valenciano sigue con sus ensayos de campaña dos punto cero zapatero.

A un mes de las elecciones europeas, Elena Valenciano sigue con sus ensayos de campaña dos punto cero zapatero.

A un mes de las elecciones europeas, Elena Valenciano sigue con sus ensayos de campaña dos punto cero zapatero. Los mensajes que les llegan a sus votantes son auténticos sinsentidos. Ayer, por ejemplo, el PSOE lanzó un tuit tan mal escrito que se podía entender lo contrario de lo que se supone quería defender: "Acabar con la fuga de dinero de paraísos fiscales".

Allá donde pones la atención sólo ves una precampaña desastrosa. Valenciano sólo transmite improvisación y una impericia digna de un chapucero. Otro de sus últimos hitos ha sido sacarse una autofoto con los asistentes a uno de sus mítines que terminó no sé cómo subida a Twitter. La foto en cuestión pretendía sumarse a la moda de asustarnos con primerísimos planos de caras grotescas, pero se quedó en una caricatura de la caricatura. Sólo aparece una franja de frente de candidata socialista y, como modelo principal, una señora en posición de siesta: ojos cerrados y manos cruzadas sobre el abdomen, para que no coja frío el estómago. Vamos, la motivación que todo indeciso necesitaba para acudir a votar socialista.

Salvo que la genialidad táctica perseguida sea hacerlo tan mal que la gente te vote por guasa, como a Chikilicuatre en Eurovisión. O como en la última final de Copa, donde los usuarios de la web de RTVE eligieron al portero del Barcelona Pinto, que no se lo toman en serio ni en su club, como el mejor jugador del partido. Coronar al pelanas del pueblo como chanza siempre ha sido de lo más español. Es a lo único que me puedo agarrar para defender esta teoría.

Intentando buscar una idea en la web del PSOE, doy con otra piedra angular de la campaña socialista: el Instagram de la candidata. Lo abro con la prudencia del que gira el pomo de una puerta en una película de terror: a ver qué sorpresas me llevo. Y no tardo en encontrarlas. Genialidad tras genialidad. Y la cosa promete porque el perfil de Valenciano en esta red social de fotografías sólo lleva abierto un mes. No es que sean malas las capturas, ni mucho menos buenas, sino que es otro concepto. Parece como si se le hubiera desbloqueado la cámara y hubiera sacado fotos sin querer.

Mirando el programa visual descubro que Elena Valenciano se fue a París a una reunión de socialistas franceses. Lo mejor de la reunión fue el lugar elegido: Cirque d'Hiver, que debe de ser como en Madrid el Circo Price, un lugar permanente en el que honrar la memoria de Ángel Cristo con varias pistas y bajo techo de hormigón.

Con la de lugares impresionantes que hay París donde hacer un sarao y terminan en un circo. Bien pensado, no se me ocurre mejor sitio donde hacer una reunión de socialistas que entre trapecios, cuerdas flojas, tragasables y payasos con la rosa en el ojal: huela, huela... y chorrazo que te pone la cara empapada de progresía, por incauto. Ahora vaya y vote, señor ciudadano, goteando socialismo por la barbilla. Una ruina. Y mientras tanto, ajena a la realidad, Elena Valenciano, feliz con el viaje, sacando fotos a la acreditación del acto para enseñárnosla y que nos demos cuenta del chiste: mitin en el circo de invierno. Un más difícil todavía persiguiendo el reto de que su campaña sea declarada la peor de la historia.

Con la racha que llevan de eslóganes ruinosos, al PSOE sólo le falta rematar el intento con una traca final para lograr la perfección: Elena ValenciaNO. Oiga, ni Arriola.

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