En la calle, en los bares, en las tertulias. Desde hace meses no había otro tema de conversación. Por fin el Gobierno, tan sensible, tan cercano, ha respondido a algo que los españoles demandábamos ya a gritos, antes de que el asunto derivara en disturbios callejeros y, tal vez, en otra cruenta guerra civil. Me refiero, lo habrán adivinado, al empoderamiento femenino para la resiliencia socioecológica de la cadena de valor del café frente al cambio climático en Etiopía. Se trata de una problemática que algunos, como el profesor gallego Antón Reixa, vienen denunciando sin éxito desde 1986:
Etiopía ten fame.
Un parado occidental
sostén un filete.
Un negro deitado.
O negro non lle chega,
arrastra o bandullo
Fai un sol de carallo.
Tiene esta nueva acción de cooperación internacional todas las palabras clave del Manual del Progresista Contemporáneo. Valoradas cada una de ellas en unos 143.000 euros, explican por sí solas el millón invertido en esta urgentísima acción recogida en el BOE para solaz y disfrute de todos los felices contribuyentes.
Empoderamiento, que significa acción o efecto de subir los impuestos a las clases medias para dárselo a ricos con problemas de autoestima.
Femenino, alude a todo lo que no es machista. Se trata de una palabra que, adherida a cualquier propósito disparatado, tiene la virtud de hacerlo bueno. Si pretende impartir un taller de técnicas de cocción de gatos vivos, es usted un loco. Pero si lo que planea es un taller de técnicas femeninas de cocción de gatos vivos, es usted un héroe nacional.
Resiliencia es palabra comodín que se puede utilizar en cualquier contexto, haciendo que todo suene mejor. Para comprobarlo, pruebe a introducirla en una receta al azar ("Pescadilla en salmuera con resiliencia, judías e infusión de tomate asado"), en cualquier comentario deportivo ("Berto está definiendo con mucha resiliencia las acciones de pizarra") o en un poema de amor ("Gustavo, te quiero/ con tanta resiliencia/ como paciencia /porque mira que eres feo").
Socioecológico remite a aquello que no es lo bastante ecológico como para ser del todo ecológico ni lo bastante social como para ser del todo social. Algo así como cualquier viaje en Falcon a una cumbre climática en cualquier país africano.
Cadena de valor hace referencia a la importancia de conservar siempre a la misma temperatura el cocido, desde que está listo hasta el momento de ser servido en el plato. Creo.
Cambio climático es concepto que evoca a una antigua deidad de la mitología normanda, que ya recibía culto de los primeros moradores del norte de Europa, antes incluso de que los tatarabuelos de Greta Thunberg sabotearan su primera central nuclear juntos.
Y, por último, Etiopía es un país que se utiliza para licuar sensibilidades progresistas solidificadas. Solo tienes que citarlo, y las puertas se abren. Tengo varios amigos que empataron con activistas muy rubias gracias a saber introducir correctamente en la conversación una cierta inquietud por lo que sea que ocurra en Etiopía.
De todos modos, siendo importante esta iniciativa, me permito recordar otros asuntos apremiantes que el Gobierno debería incluir ya mismo en su agenda, en sustitución de tonterías que no despiertan el menor interés en los españoles, como la situación sanitaria, los planes de emergencia para nevadas en carreteras o la subida del precio de la luz.
Así, urge implementar ayudas para la creación de nuevas empresas dedicadas al conteo, con perspectiva de género, de granos de arena en el desierto del Kalahari; el programa de transición a una economía circular, feminista y ecologista de todos los trabajadores de identidad queer del sector agropecuario en riesgo de máxima pobreza en el Zoco de Oro de Dubai; el proyecto para la erradicación de las actitudes sexistas, fascistas, taxistas y agrofóbicas en la distribución de las tareas del hogar de los pangolines coliblancos del Kinabalu; y, sobre todo, el esperadísimo programa global sociocomunista para la sostenibilidad mágica de todo lo que es insostenible (Proyecto Unicornio 2030), para el que sugiero al Gobierno contar con Pelé como gran embajador.