Llevamos unas horas desde la supuesta entrada en vigor de Madrid Central, pero, hasta el momento, esa medida es sólo un eslogan, una campaña publicitaria que nos está costando muchos millones de euros a los madrileños.
En la mañana de este viernes los vehículos circulaban, entraban y salían de MC igual que hasta el día de ayer. Podríamos decir que esta medida se ha puesto en marcha de derecho, pero no de hecho, porque nada ni nadie impedía hasta el momento acceder a esa área supuestamente restringida.
Aún no tenemos datos sobre cómo funcionará cuando de verdad se ponga en marcha, cuando se empiece a multar a los que accedan y no estén en el listado de privilegiados a los que Carmena permitirá entrar al centro.
El Ayuntamiento ha pretendido vender, en un ejercicio de trilerismo político, que esto se ha puesto en marcha y no ha pasado nada, que todo es normalidad, faltando gravemente a la verdad una vez más.
Hoy mismo, la alcaldesa nos dice que Madrid Central se ha consultado a la "ciudadanía", pero que ésta es "olvidadiza". Lo cierto es que ni se ha consultado, ni lo llevaban en su programa ni han escuchado a los miles de afectados que denuncian cada día la cerrazón de Sabanés para atender sus demandas.
La tozuda realidad es bien distinta, y respecto a las cifras de contaminación es especialmente sangrante. Los datos de la red de estaciones que miden la calidad del aire en Madrid (la misma que había con Gobiernos anteriores) nos indican que el nivel de óxidos de nitrógeno ha subido un 20% entre 2014 y 2017.
Escuchando a la alcaldesa podría parecer que han mejorado las cifras, pero la realidad es la contraria. Y es que cuando la alcaldesa habla de lograr un "aire limpio" ocurre lo mismo que cuando Zapatero nos prometió aquello del "pleno empleo" y nos dejó 5 millones de parados.
Los populistas de Podemos, con Carmena a la cabeza, creen tener el monopolio de los buenos sentimientos, pero sus resultados acaban siendo siempre nefastos. Y la contaminación es otro buen ejemplo.
Madrid Central es un proyecto autoritario, que cierra una superficie de 472 hectáreas y que viene a culminar tres años de políticas de movilidad que han logrado estrangular la circulación en puntos clave y volver a la situación de atascos de los años 80. Eliminación de carriles en vías principales, túneles cerrados a diario, semáforos en la A5, carriles bici peligrosos y sin usuarios… Actuaciones que han empeorado el tráfico, a pesar de que Carmena, desde su atalaya de supuesta superioridad moral, nos diga que hay pocos atascos, para indignación de todos los que se ven atrapados en ellos.
La EMT no para de perder viajeros (mientras el Metro transporta cada día 400.000 usuarios más que al inicio de la legislatura). Algo lógico, ya que los autobuses han empeorado tanto su velocidad comercial como su regularidad.
Y ahora, cuando supuestamente ha entrado en vigor Madrid Central, ni siquiera han resuelto las demandas más básicas que plantean los afectados.
La web para dar permisos no funciona, el teléfono de información no informa, los policías y agentes de movilidad no saben qué tienen que hacer, no hay paneles informativos de las plazas libres en aparcamientos, se restringe el horario de carga y descarga… Y todo esto, sin un solo estudio mínimamente riguroso sobre su afectación al transporte público, al tráfico, al comercio, a la economía y el empleo.
Madrid tiene que mejorar su calidad del aire y no podemos seguir perdiendo el tiempo con experimentos sociológicos, que pretenden tomar a los madrileños como cobayas del sectarismo ideológico de algunos y que sólo van a provocar más atascos y más contaminación.
Hay que tomar ya medidas eficaces, dar soluciones y alternativas realistas a los ciudadanos y no prohibiciones continuas. Medidas para mejorar la regularidad de la EMT, construcción urgente de parkings disuasorios, puntos de recarga eléctrica rápida, ayudas para la renovación de flotas y taxis, incentivos en impuestos y tasas para el cambio de vehículos a otros más limpios, ayudas para renovación de las calderas de carbón y gasoil…
Medidas, en definitiva, que incentiven y den opciones a los ciudadanos, que es exactamente lo que no se ha hecho en estos tres años de Gobierno de Carmena en Madrid. Y no prohibiciones autoritarias que sólo contribuyen a empeorar la calidad de vida de los madrileños. Y también la contaminación.
Inmaculada Sanz, concejala en el Ayuntamiento de Madrid por el Partido Popular.