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PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS EN LA INDIA

Una voz para rescatarnos del odio y del olvido

La comunidad cristiana de la India se desangra en medio del silencio plomizo de la prensa y de la comunidad internacional. La violencia se ha extendido desde Orissa a los estados de Karnataka, Madya Pradesh y Kerala. En éste último la presencia cristiana data de la época apostólica, y la tradición señala que fue el propio Santo Tomás quien evangelizó aquellas tierras.

La comunidad cristiana de la India se desangra en medio del silencio plomizo de la prensa y de la comunidad internacional. La violencia se ha extendido desde Orissa a los estados de Karnataka, Madya Pradesh y Kerala. En éste último la presencia cristiana data de la época apostólica, y la tradición señala que fue el propio Santo Tomás quien evangelizó aquellas tierras.
Iglesia ardiendo en Orissa

Continúan los asesinatos (se habla ya de un centenar), la rapiña, el incendio de casas y el consiguiente éxodo de miles de cristianos a la selva. Por último, los fanáticos hinduistas han pegado fuego a la catedral de Jabalpur. Todo esto no merece ni siquiera un minuto de nuestros telediarios o una columna en nuestros periódicos, ni tampoco una escueta declaración de algún ministro de Exteriores, muy aplicado a conjurar los riesgos de la islamofobia en Europa.

Hay en este silencio espeso y culpable un signo de la enfermedad moral que afecta a Occidente. Una mezcla de frivolidad y prejuicios, de sectarismo y estulticia, que producen vergüenza. La libertad religiosa está algo más que amenazada, mientras los gestores de la aldea global sestean amablemente, como si éste no fuese su problema. Tanto hablar de los riesgos del radicalismo religioso, y cuando éste despliega toda su malicia precisamente contra los cristianos, el silencio es total. Incluso desde un punto de vista geoestratégico, lo que está en juego es muy importante, porque uno de los colosos emergentes, la India de los microchips y otras industrias supertecnológicas, puede caer en manos del fanatismo étnico-religioso, frustrando el sueño de Mahatma Gandhi de un país laico abierto a todas las religiones, en el que desaparecieran las castas y se reconociera la dignidad de todos sus habitantes. El escenario que se delinea en Oriente sería de pesadilla, pero mientras los cristianos pongan los muertos, políticos y periodistas prefieren silbar y mirar para otro lado.

Cristianos en la IndiaLos mismos que asesinaron a Gandhi son los que ahora abrasan iglesias y matan cristianos, como ha denunciado el cardenal Telesphore Toppo, arzobispo de Ranchi. El purpurado, que procede de una etnia tribal, ha afirmado en declaraciones a la agencia AsiaNews que la obra de liberación iniciada por Gandhi está incompleta. Más aún, el cardenal se atreve a decir que "en cierto sentido la India está en peor situación que bajo la dominación británica", porque se está sembrando la semilla de la violencia y de la división. Retomando unas palabras del padre de la India moderna, el cardenal Toppo ha resumido la actitud de sus hermanos cristianos ante esta marea de destrucción: "Ellos pueden torturar mi cuerpo, romperme los huesos e incluso asesinarme; entonces tendrán mi cuerpo muerto, pero no conseguirán mi obediencia". Esto es lo que sucede hoy en la India, y de esta forma tantos cristianos están dando testimonio de la Luz de Cristo.

La valentía del cardenal Toppo y de sus hermanos no tiene explicación humana, porque todo parece ir contra ellos: el silencio del gran mundo, la rabia sanguinaria de sus perseguidores, la pasividad del Gobierno y lo más doloroso, el olvido de tantos a los que la Iglesia ha servido durante años precisamente porque eran los más abandonados. Y sin embargo Toppo afirma que "sólo somos instrumentos de Cristo resucitado, debemos mirar a Jesús en la Cruz, porque la Cruz es nuestra fuerza y nuestra libertad, y entonces veremos cómo nuestros enemigos serán derrotados".

El purpurado tribal reitera que "hace falta completar la obra de Gandhi, su lucha por la libertad de la India, perseguida a través de su propio sacrificio personal y del perdón", y ha recordado que en el emblema nacional de la India está escrito Satya Meva Jayate, que significa "Sólo la verdad triunfará". Los cristianos están en las mejores condiciones para comprender el fondo último de esa convicción que animó a los héroes de la independencia, porque saben que la Verdad no es una idea sino una persona, que tiene un rostro sufriente pero victorioso, el de Cristo que ha vencido a la muerte, al que invocan con fe en estos días de tribulación los cristianos de la India. Por eso el cardenal Toppo puede afirmar razonablemente que "ahora es posible el comienzo de algo nuevo para la India, para la Iglesia y para el mundo, el terrorismo y el odio no prevalecerán, la Verdad vencerá". En medio del silencio culpable de la gran prensa, rescatemos la voz límpida de un testigo de esa Verdad, que se levanta frente al odio y la destrucción de estos días oscuros.

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