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REFORMA DE LA LEY DE LIBERTAD RELIGIOSA

¿Tendrán clase de religión los simios?

Parece ser que el próximo congreso del PSOE girará en torno a tres cuestiones impres­cindibles para el progreso: laicismo, aborto y eutanasia. ¿Pero progreso hacia dónde? Para algunos, progresar es simplemente avanzar, dar pasos hacia delante de donde se está. Para lo cual es suficiente que lo que se haga sea nuevo. Pero si importa hacia dónde se avanza, no es suficiente dar un nuevo paso. El que está al borde de un abismo con nueva zancada avanza, progresa hacia el cementerio.

Parece ser que el próximo congreso del PSOE girará en torno a tres cuestiones impres­cindibles para el progreso: laicismo, aborto y eutanasia. ¿Pero progreso hacia dónde? Para algunos, progresar es simplemente avanzar, dar pasos hacia delante de donde se está. Para lo cual es suficiente que lo que se haga sea nuevo. Pero si importa hacia dónde se avanza, no es suficiente dar un nuevo paso. El que está al borde de un abismo con nueva zancada avanza, progresa hacia el cementerio.

Como marco de ese congreso, antes de decirlo Zapatero en El País, en la Comisión Constitucional del Senado, la vicepresidenta del Gobierno, Fernández de la Vega, anunció que iban a cambiar la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, para lo cual apeló, pese a que la comatosa Constitución no lo establece, al carácter laico del Estado.

¿Pero por qué y para qué cambiar la regulación de la libertad religiosa? Uno de los motivos en los que se apoyó la vicepresidenta fue que la vigente ley "desconoce el derecho a la libertad de conciencia, cuya regulación sencillamente silencia". Lo que no es de extrañar, ya que no es lo mismo la una que la otra. Esto les costaba trabajo diferenciarlo a Voltaire y a Rousseau, quienes, como tantos ilustrados y epígonos, reducían la religión a moral. Los agnósticos y ateos también tienen conciencia moral, como cualquier hombre. Que no le extrañe, por tanto, al Gobierno que haya padres con tales convicciones que, ante la intromisión de la asignatura de EpC en su derecho a la educación moral de sus hijos, quieran ejercer la objeción de conciencia.

Supongo que ni a los escépticos ni a los agnósticos ni a los ateos les gustará, en lo que a la libertad de conciencia respecta, que les metan en el mismo saco que a los creyentes. Pero a las personas religiosas tampoco les parecerá bien que promiscuamente se regule la conciencia moral y la religiosa, por mucho que ésta incluya a aquélla; mas el caso es que no se da la inversa. Así pues, parece que, además de la libertad religiosa, también quiere regular el Gobierno la libertad de conciencia. ¿Por qué será?

María Teresa Fernández de la Vega.Fernández de la Vega dijo también que "el carácter laico del Estado le exige una mayor neutralidad ante el fenómeno religioso", de modo que se impidan "situaciones de discriminación de unas confesiones o creencias respecto de otras". Pero, según la Constitución, el Estado es aconfesional y no ha de ser neutral, sino que ha de favorecer que las personas y los grupos puedan ejercer sus derechos (art. 9.2); lo que no tiene que ser es parcial o discriminador. Y para eso no es preciso cambiar la ley, que trata a todas las confesiones religiosas por igual, lo que es necesario es que las autoridades la apliquen.

También dijo que el cambio venía motivado por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Mas éste nunca ha declarado inconstitucional ningún precepto de esa ley; esto sí haría necesaria una reforma. Lo que hay es solamente jurisprudencia, y en este caso, como en cualquier otra ley, lo que indica es en qué sentido han de interpretarse las normas, nada más.

Ninguno de estos motivos es suficiente por sí mismo para modificar la ley, y unidos tampoco. Tal vez lo sea éste: la reforma de la regulación era necesaria, indicó, para adaptarla a "la realidad de la España de hoy". A lo mejor es para que quienes apostatan del islam lo puedan hacer sin ningún temor. Acaso sea para aumentar el número de plazas escolares concertadas y así los padres que no tienen posibles no se vean discriminados respecto a los pudientes. Tal vez para que los grandes simios, cuando los hombres sean equiparados a ellos, tengan garantizado el derecho a leer gratuitamente Tótem y tabú de Freud antes de ir a EpC.

El panteón romano, en el que estaba divinizado el Emperador, asimilaba en él a todas las religiones. El cristianismo no se dejó. En un proceso de divinización del Estado, éste no tiene inconveniente en hacer parte subordinada de su panteón multicultural a las demás religiones. En la vida de los cristianos y en la pastoral de facto, no digo en los documentos de la jerarquía, hay muchas formas de aceptarlo, eso sí, manteniendo las apariencias. ¿No habrá pasado esto, por ejemplo, en buena medida, con la actitud de muchos ante EpC?

Y, mientras tanto, sobre una parroquia canaria, ondeaba la bandera arco iris.

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