ADIÓS AL CONCEPTO DE PERSONA
En una sociedad simiesca
A lo largo del Quijote, la Biblia de España, una de las preocupaciones más hondas que atraviesan sus páginas es la búsqueda de la propia identidad. Esto se acentúa en la segunda parte, en la que a base de un juego de falsos y verdaderos espejos, don Quijote se va a ir engañando o descubriendo su rostro. A este respecto, es significativo que el bachiller Sansón Carrasco, jugando Cervantes también con el problema de la fragmentación y la unidad, aparezca como el Caballero de los Espejos y el de la Blanca Luna.