Iglesia

Vaya por delante que soy padre, lo cual, en los momentos en que vivimos, comienza a ser un privilegio. Por mor de la fortuna, no he sido víctima de la orden del Ministerio de Justicia por la que se reforma el Libro de Familia, la inscripción de matrimonio y la inscripción principal de nacimiento. La broma, que no lo es, pasa por ser un acto de absolutismo semejante, aunque más torpe, al que Napoleón aplicó para modificar el Código Civil que dio origen al naciente Código napoleónico. También aquí la orden ministerial se ve precedida de una aberrante modificación del Código Civil, que quizá supere en lo espurio a los intereses napoleónicos y en lo autoritario a aquel talante del que hizo gala, hasta su vergonzante derrota, el exiliado emperador.

Se estrena Volver, la última película de Pedro Almodóvar, un director que intenta hacer con su cine un camino personal, camino que está lastrado por las limitaciones que el propio cineasta se impone a sí mismo. Las limitaciones de un mundo personal interesante pero que no evoluciona demasiado, quizá por ser algo endogámico y autocomplaciente. A pesar de esta premisa, con su nueva obra Pedro Almodóvar regresa a su mejor cine, a las fuentes que le inspiraron sus películas más brillantes.

Es la tercera vez, y no puede ser casualidad. El Papa se ha sentado frente a un nutrido grupo de sacerdotes, en este caso de la diócesis de Roma, ha escuchado pacientemente sus preguntas (¡hasta quince!) y después ha respondido sin papeles. Nótese que en estos encuentros nada está preparado, y el Papa puede encontrarse con preguntas que oscilan desde la petición de un consejo espiritual hasta los asuntos que ventilan los telediarios.

Algunos amigos me recomiendan con amabilidad que deje de referirme a la masacre del 11-M. Unos me dicen que olvidar y perdonar es lo que más hondamente nos hace cristianos; otros, que no sirve de nada volver sobre el pasado, que lo más importante es mirar al futuro con propuestas y acciones que generen esperanza para las víctimas y para el resto de los ciudadanos; finalmente, otros me invitan a desistir de esperar la verdad sobre lo que pasó, porque jamás se sabrá nada.

Lo único que nos faltaba para enterrar definitivamente la conmemoración –no nacida aún, por cierto– del ciento cincuenta aniversario del nacimiento de don Marcelino Menéndez y Pelayo (1856-1912) es que la directora de la Biblioteca Nacional, la señora Rosa Regás, condene a la estatua del polígrafo montañés de la Biblioteca Nacional, sita en el vestíbulo de los jardines, símbolo y pórtico de lo que esconde el edificio, al destierro de un almacén de deshechos.

El crítico literario norteamericano, Harold Bloom, el otro día, en una videoconferencia de contenido muy interesante, pero de la cual no podemos examinar todo el contenido, dijo que "el culto occidental a Dios es un culto a un personaje literario", sin dejar fuera de esta afirmación ni a judíos ni a musulmanes ni a cristianos.

Comunicado de la Conferencia Episcopal: "La LOE no cumple los Acuerdos con la Santa Sede" El Papa reza el Rosario con universitarios de todo el mundo vía satélite Monseñor Rouco Varela recibe la Medalla de Oro de la Universidad Pontificia de Salamanca Sólida formación y un anuncio fuerte: dos prioridades para los nuevos movimientos eclesiales El 23 de abril dará comienzo el Año Santo Lebaniego 2006-2007 El Museo Diocesano de Arte Antiguo de Sigüenza vuelve a abrir sus puertas "Jesús, el peregrino de la luz", primera película sobre Cristo rodada en España